«Voy tarde... voy tarde... voy muy tarde... vamos piernitas, no me fallen ahora, por favor resistan un poco más, ya estamos cerca»
Suplicaba mientras pedaleaba lo más rápido que podía, había salido tarde de su otro trabajo porque su compañera se retrasó y no pudo salir hasta que ella llegara, su jefe no la dejaba irse por más que le suplicaba, pero el hombre estaba molesto porque había renunciado ¿Y cómo no hacerlo? Había conseguido un puesto fijo como sirvienta en un hotel de lujo en donde la paga y los beneficios eran mucho mejores que en esa tienda y aunque era más trabajo, seguía siendo mejor.
Iba por una calle poco concurrida y pasaba a toda la velocidad que sus piernas le permitían por una intersección cuando tuvo que desviar de golpe su bicicleta para evitar que un auto la atropellara, la acción fue tan repentina que perdió el control, la rueda delantera se incrustó contra el borde de una acera y debido a la velocidad que aún conservaba salió despedida por el aire cayendo casi a un metro de distancia de esta con un doloroso golpe sordo.
— ¿Estás bien? —escuchó que alguien preguntaba tras detenerse un auto y escuchar unos pasos que corrían hacia ella, ayudándola a levantarse, ese golpe le dejaría un buen moretón.
— Oh si de maravilla —respondió sarcástica empujando al hombre que la sostenía y sacudiéndose la ropa mientras analizaba los daños en su cuerpo —el casi fracturarme algo era lo que necesitaba para tener un día feliz.
— Pregunta estúpida, ya lo entendí —sonrió el tipo de lado —sube, te llevo al hospital.
— No necesito tu lastima, gracias, basta con que casi me mataras.
— Fue un accidente, un perro cruzo corrie...
— No necesito explicaciones —se cortó molesta, yendo a buscar su bicicleta — estoy bien, no me paso nada y no te demandare ahora déjame en paz–. Una vez se hubo cerciorado de que su medio de transporte estaba bien se subió nuevamente.
— Yo solo intentaba ser amable, pero por lo visto aparte de "humilde" mal educada —se quejó él en voz alta para que lo escuchara y se dirigió a su auto.
Estaba estresado, recién acababa de llegar a la ciudad después de haber estado fuera por casi dos años, viajando por varios países para supervisar el funcionamiento de la cadena de restaurantes de sus padres por el mundo y también para asegurarse que la construcción de las dos nuevas sucursales fueran tal como él lo había pedido, pero el vuelo se había retrasado una hora, la aerolínea había perdido su equipaje por lo que casi se ganaron una buena queja y algo de mala fama por su mal servicio.
John, su «mano derecha» no había aparecido por ninguna parte, tuvo que esperar dos horas más para poder alquilar ese cacharro que estaba conduciendo y para colmo los albañiles que estaban remodelando su casa no la habían terminado y quizás no estaría lista en dos semanas o quizás un poco más, sus padres se habían ido de crucero por lo que la casa de ellos estaba prohibida para él en su ausencia.
Algo cruel pero se lo había ganado tras casi destruirla con una fiesta que se había salido de control dos años atrás y por lo que ahora tenía su casa propia, que estaba siendo remodelada por circunstancias parecidas.
Suspiró estresado presionándose el puente de la nariz con frustración, ese no era su día, el único golpe de suerte que había logrado tener fue poder reservar la última habitación del hotel más prestigioso de la ciudad justo a última hora durante la época festiva del mismo por su aniversario número 50, reservo la suite presidencial durante tres semanas, tiempo que estimó justo para que terminaran su casa, hicieran la limpieza y se fuera por completo el olor a pintura y el polvo, no quería tener que visitar el hospital tan pronto.
Tardo media hora más en llegar al hotel debido al tráfico y a una breve parada que realizó en una cafetería, necesitaba la cafeína en su torrente o cortaría la cabeza de alguien, el nombre de John le llego a la cabeza, tras ese pensamiento, suspiró fastidiado al notar que las puertas del edificio estaban abarrotadas de periodistas, los mismos que habían estado en el aeropuerto, él no era ningún tipo de artista, ni modelo, ni nada parecido pero aun así era famoso.
Era el heredero de una cadena de restaurantes de fama mundial, su familia estaba entre las diez más adineradas del país, justo por debajo de los Graham, pero sobre todo era muy reconocido por ser un «exceso» siempre iba a exceso de velocidad, con exceso de alcohol en la sangre y de drogas en algunas ocasiones, hacia fiestas en exceso que se salían de control excesivamente, despilfarraba su fortuna en exceso, era un mujeriego excesivo, todo era excesivo en su vida, inclusive el trabajo y eso era parte de su fama.
Se podía decir que era un lince en los negocios y aunque no se le conocía carrera universitaria, era uno de los jóvenes empresarios más destacados del momento, los saludo al bajar del auto deteniéndose a responder alguna pregunta y aprovechando para detallar si alguna de aquellas mujeres que se aglomeraban alrededor valían la pena para un revolcón de una noche. La mayoría eran muy guapas y le sonreían coquetas, le pedían con la mirada que escogiera a alguna de ellas, le decían que harían lo que quisiera.
El recuerdo de la chica de la bicicleta llegó de repente a su mente, su antipatía había resultado un poco refrescante aunque estaba seguro de que no se había dado cuenta de quién era él, pero esa sensación le agradó, decidió ignorar las miradas insinuantes de las mujeres a su alrededor para entrar al edificio, una vez dentro del hotel escaneo el amplio espacio haciendo el mismo escaneo realizado fuera, pero seguía sin ver nada interesante, no es que estuviera desesperado solo estaba muy estresado y una noche de sexo con una mujer hermosa no le caería mal, el problema era que la gran mayoría eran demasiado fáciles y complacientes, nada interesante, siempre aburridas.
Caminó hasta la recepción y tras pedir su llave subió en el ascensor hasta la habitación, por suerte el aparato estaba vacío por lo que pudo respirar más tranquilo en ese momento, como habían perdido su equipaje en el aeropuerto no tenía más que un simple bolso en su hombro, se recostó en la pared tras él, como no había encontrado a nadie con quien distraerse, ese día solo le tocaría dormir, no estaba de ánimos para salir de cacería.
Limpiaba y ordenaba todo con rapidez, había llegado tarde al trabajo y aunque su amiga y compañera Laura, le había ayudado con sus habitaciones, que por suerte solo tenían un poco de polvo puesto que ya habían sido limpiadas el día anterior, aún le faltaba la suite presidencial, la habían pedido a última hora y exigieron que no tuviera ni una mota de polvo en ella o alguna flor dentro.Laura había estado ocupada con otras cosas y no había podido ir a adelantarle un poco el trabajo, por lo que al llegar, tras recibir el regaño correspondiente de sus amigos, desde el estacionamiento, pasando por recepción y terminando por el botones y su compañera que siempre la suplía, se dispuso a trabajar centrándose especialmente en quitar cada partícula mínima del casi inexistente polvo en el lugar.No se arriesgaría a recibir una queja ese día por lo que había aspirado hasta las hojas de las plantas, no sin antes haber extraído todas y cada una de las flores naturales que decoraban el lugar, susti
Salió hecha una furia y tuvo que controlarse para no azotar la puerta, no se podía creer que el tipo ese fuera tan imbécil «qué asco de gente rica» pensaba molesta «primero intenta matarme con el auto y ahora me humilla así».— Jessie ¿Qué ocurre? —le preguntó Laura preocupada, saliendo de la suite de enfrente, la mencionada miro a su amiga y le sonrió tensa.— Me topé con un huésped arrogante y prepotente —se quejó empujando el carrito hacia el ascensor de servicio, Laura torció los labios en una mueca.— ¿Qué hizo? —preguntó enfocando sus intrigados ojos celestes en ella.Jessie no solía comportarse mal con los huéspedes cuando se topaba con ellos sin importar que tan bordes se portaran con ella a menos... Laura abrió los ojos descomunalmente quedándose estática en su lugar por un momento, luego, al recuperarse corrió tras ella para alcanzarla antes de que el ascensor se cerrara, no podía creer que algo como eso hubiera ocurrido.— Se propaso contigo —dijo más como afirmación que co
El día no había resultado como lo esperaba. Jessie era toda una profesional a pesar de la poca experiencia que el gerente afirmaba que tenía, ni una sola vez había perdido la paciencia ante lo que le pedía o los desórdenes absurdos que hacía para que ella los limpiara y aunque cuando él fue el cansado e intentó molestarla con las mismas insinuaciones del día anterior ella había sabido ignorarlo muy bien usando los mismos desordenes que él había organizado para ello y es que hasta cocinaba bien.Claro que su comida no se comparaba a los mejores platillos de los chefs profesionales de sus restaurantes cinco estrellas, pero joder, su comida tenía un toque de algo que le hacía sentir nostalgia, cerró los ojos suspirando y frotándoselos con los dedos, ya tenía la vista cansada, había empezado a trabajar desde que Jessie se había ido y le ardían los ojos, desvió la mirada de la pantalla de su computadora un instante fijándose en lo solitario del lugar.Recordó la imagen de Jessie moviéndose
— La fiesta aniversario del hotel será pronto —sonreía Victoria animada.— Dicen que será de disfraces —Laura no se quedaba atrás, conversaba animada mientras le untaba mermelada a una tostada.— Yo creo que me disfrazare de botones —se burló Zack sirviéndose un poco de café.—- Yo de los tipos estos que estacionan los autos–, se le unió Bruno divertido.— Que aguafiestas son, sabemos que los empleados no pueden asistir como invitados —se quejó Laura haciendo un puchero.— Al menos no a esta fiesta —pero Victoria no se dejaba desmotivar —he escuchado que la fiesta de los empleados estará igual de buena.— Al menos después tendremos unos días libres, porque estoy seguro de que en la fiesta para los huéspedes nos explotaran a todos — Zack estaba un poco irritable ese día.— ¿A ustedes ya les asignaron sus puestos ese día? —pregunto Victoria viendo a Laura y a Jessie que se había mantenido en un segundo plano todo el rato.— Yo estaré en el Cáterin después de terminar con mis habitacion
Preparo algo sustancioso, no entendía porque el imbécil no pedía servicio a la habitación, aunque algo le decía que lo hacía solo para molestarla, miró lo que había preparado y se mordió el labio dudosa, cocinaba bien, lo sabía, había aprendido desde pequeña y aún con la falta de ingredientes se sabía defender, pero el imbécil era el heredero de la segunda cadena de restaurantes más prestigiosa del país y casi mundialmente conocida, allí cocinaban los mejores chef del mundo, ella no podía compararse con eso por más que supiera cocinar, jamás podría hacerlo pero aun asi le tenía que cocinar, acomodó los alimentos en una bandeja para llevársela.Había preparado algo simple, pero era lo que mejor le quedaba e hizo un gran esfuerzo con lo poco que tenia, todo le había quedado bastante bien o eso esperaba, suspiro y tomo la bandeja para ir a la habitación deseando que el joven estuviera de mejor humor que en la mañana o tendría que volver a ponerlo en su lugar si intentaba cumplir con su a
— ¿Estás segura? —preguntó Laura insegura.— No es tu responsabilidad —le recordó Victoria.— Lo sé, pero... no tiene quien lo cuide, no quiere una enfermera y necesita que alguien lo vigile por si sube la fiebre...— Pero tú no lo soportas y no es tu culpa, si esta solo es porque él se lo gano.— Aun así, no puedo dejarlo solo, me sentiría muy mal si le pasa algo...— Eres muy buena Jess, demasiado para tu propio bien —sonrió Victoria imitando la escena de una película que habían visto juntas.— Sé que es un prepotente y arrogante, pero no es mala persona... Es solo... La vida no ha sido muy buena con él...— Claro, ser multimillonario, tener autos, yates casas de lujo en todos los países que existen y todo lo que se te antoje debe ser una terrible tortura–, se mofó Laura con dramatismo.— Esta solo… —Jessie le miró con tristeza. —Está enfermo y no tiene a nadie que venga a cuidar de él.— No exageres, tampoco es como si estuviera muriendo —se quejó Victoria.— Si lo estuviera si ha
Al despertar lo primero que noto fue la garganta seca, cuando abrió los ojos sobre la mesa junto a la cama noto un tazón y algunos paños junto a él que no habían estado allí cuando se durmió la noche anterior, lo siguiente que captó su atención fue Jessie, dormida en uno de los sillones individuales que decoraban su habitación, estaba junto a su cama y tenía un libro abierto entre las manos, los lentes medio caídos y el cabello suelto, un poco despeinado, sonrió al verla, le gusto esa imagen pero luego frunció el ceño confundido, ¿Qué hacia ella allí? Se suponía que se había ido la noche anterior antes de que él se durmiera.Leves recuerdos de esa noche llegaron a su mente, las pocas veces en que lo despertó para darle agua y el medicamento, la sensación fresca sobre su frente mitigando un poco el dolor de cabeza pero por poco tiempo para luego ser reemplazada por algo más frio, imágenes de su rostro distraído mientras leía, no habían sido sueños ni alucinaciones, ella se había quedad
Y tras decir eso desapareció por la puerta sintiendo el corazón a mil, molesta consigo misma por ponerse así solo por una simple sonrisa, suspiró con frustración y relleno el vaso con agua y volvió a la habitación intentando calmarse aún, al entrar noto que Cedric le había hecho caso y ya estaba en la cama sentado con la espalda recostada en el cabecero, tenía la bandeja sobre las piernas y veía todo sin saber qué hacer, Jessie dejo el vaso sobre la mesilla y se dispuso a salir de nuevo de la habitación.— ¿Te gusta Stephen King? —preguntó extrañado. —¿No es un poco tétrico para alguien como tú?— Y según usted ¿Cómo soy?— Alguien amable... más del tipo, no lo sé... fantasía: cazadores de sombras, Harry Potter o quizás de rebelión, como Divergente o juegos del hambre, incluso te imagino más leyendo algún clásico, pero no terror.....— Todos tenemos un lado oscuro —se encogió de hombros tomando su ejemplar de Misery de la mesilla en donde lo había dejado olvidado.— ¿Y tú sueñas con s