Edon—Hola cariño—Chiara irrumpió en mi oficina. Movía sus caderas de manera seductora. Se posicionó a mi espalda e inició a masajear.—Chira, no hagas eso.—Sé que te gusta, mis dedos son mágicos.En eso tenía razón, sus manos tenían la magia de relajarme, en verdad necesitaba ese masaje. Estos últimos días han sido estresantes. Ya no sabía qué hacer con Circe, mi mate.—Relájate, tu trabajo es muy complicado y yo estoy aquí para complacerte.Cuánto deseaba que mi mate me dijera las mismas palabras. Pero Circe era una necia, se comportaba como una humana, quería una vida como estos seres cuando podía hacerlo como una reina.Pero era toda una maleducada, me esforzaba por agradar, pero al parecer cada detalle no era agradable para ella. Por ejemplo, el día de ayer dejé dos ramos de rosas en su escritorio, pero no se molestó en agradecer ese detalle, solo vino a reclamar por la clausula del contrato. Durante su ausencia cuidé de su amiga, compre el edificio en donde se encontraba su ap
CIRCE Una gran tristeza inundaba mi corazón. Quizá para algunos solo era una simple mascota, pero para mí era mucho más que eso. Aún recordaba cuando lo compré en la tienda de mascotas, era tan solo un bebé. Había muchos gatitos, pero Cosmo llamó mi atención.No entendía cómo alguien podía asesinar a un animal de esa manera. Fue tan cruel. Intente sanarlo, pero él ya estaba muerto. Ni siquiera pude salvarlo con mi magia.—¡Circe, ya llegamos! —anunció Fray.A la hora de salida el fue a buscarme y decidí irme con él antes que Edon entrara por mi puerta y me exigiera irme. Tenía un mal presentimiento de que Edon tenía algo que ver con la muerte de mi gato. El no quería tenerlo en el castillo, no pensé que un hombre lobo fuera tan inhumano.—¡Ah! Gracias —Llegamos al castillo, no sin antes pasar al apartamento por las pocas cosas que tenía.Bajamos de su auto y nos encaminamos a la entrada del castillo. Le pedí que fuera discreto con mi llegada, en estos momentos lo único que quería era
—Circe y yo somos novios¡¿Queeeee?!¡Zaz! Edon soltó un golpe en la mesa. No dijo nada, solo salió del comedor. —¿Novios? ¿Tú y circe? —inquirió Miriam—Si mamá. —afirmó. Yo continuaba en shock. Ni siquiera me había atrevido a negar lo que Fray afirmaba. —Bueno, si los dos están seguros de esto, —me miró— Circe, ¿tienes algo, que decir? —negué—. No me queda más que felicitarlos. No pensé que entre ustedes se estuviera originando el amor. —Gracias mamá, Circe es una mujer inigualable y mi corazón no se equivocó al escogerla. Estaba incómoda con todo esto. No recordaba que en algún momento me pidiera ser su novia. Solo nos besamos, él me entrego un regalo y ya o ¿acaso eso significa ser su novia? Quedé en silencio. La cena continuó como si nada. Aunque la tensión era evidente en la mesa, para Myriam también era sorpresiva la noticia. —¿Cómo te sientes con tu nuevo puesto? —preguntó Myriam. —Muy bien, estoy emocionada porque siempre fue mi ilusión estar en un trabajo como ese
Había pasado una semana desde que Fray le digo casi a todo el mundo de que él y yo éramos novios. Siete días en los cuales no había encontrado el momento y la manera para decirle a Fray que en realidad no quería ser su novia. No podía quejarme, él era muy detallista y considerado conmigo, pero no me sentía cómoda con esta relación. Es que ni siquiera me lo preguntó de manera directa, tuve parte de culpa ya culpa, ya que nunca detuve sus demostraciones. La semana estuvo complicada porque Edon se fue de viaje. Eso fue lo que Myriam nos informó, por lo tanto, Fray estaba a cargo de todo. —No podré acompañarte al castillo, puedes llevarte mi auto. —No es necesario Fray, puedo tomar un taxi. —Perdóname por no llevarte en esta ocasión, pero hay demasiado trabajo. —No hay problema Fray, en serio. Me giré para salir de su oficina. —¡Circe! —¡Si! —Recuerda que te quiero. Sonreí y salí de su oficina. A eso era lo que me refería. Esto se estaba volviendo incómodo. Decidí buscar a mi am
—¡Myriam! ¡Myriam! —grité al mismo tiempo que corría hacia ella. —¡Cir…Circe! —Todo estará bien. De pronto escuché el aullido de un lobo. Edon convertido en su forma animal, saltó sobre nosotros. Olfateaba como si quisiera descubrir al atacante. Hizo un gruñido y se movió entre la aldea para salir al bosque. —¡Ve… con él! —titubeo Myriam. —Tengo que ayudarte. —Yo lo haré. —dijo el médico de la aldea. Empecé a correr detrás de él. Pero debido a su velocidad era imposible alcanzarlo. De repente una flecha pasó frente a mis ojos y terminó en un árbol. Edon salió de unos arbustos y siguió la dirección de donde provenía la flecha. —¡Edón, espera!...¡Edón! —grité. Pero ignoraba mis gritos. Lo seguí de nuevo, pero los árboles obstaculizaban mi vista. Además, el sol se ocultaba, no tardaba en caer la noche. —¡Edon!En un salto el lobo blanco pasó frente a mí. Me enojé en ese instante, pero me di cuenta de que en su hocico llevaba una flecha, la mordió con fuerza y la rompió. Ni siqui
En un instante dudé sobre lo que estaba haciendo, pero eso quedó en el olvido cuando me di cuenta de que Edon me sobornaba con lujuria. Mi boca atrapó la suya, pero a los pocos segundos quien tenía el control era Edon. Nuestras bocas se devoraban como si se extrañaban, como si ellas se necesitaran. Una mano rodeó mi cintura, mientras la otra empezaba un recorrido por mi muslo. Tomó mi rodilla y la levantó llevándola hacia su cadera. Sentí como su miembro se frotaba en mi intimidad, un gemido ahogado salió de mi boca. Él aprovechó y su lengua invadió la mía, sin siquiera pedir permiso, mientras sus manos se perdían en mi piel. Tomó mi otra rodilla, impulsandome hacia la puerta y sosteniéndome contra ella. Rodeé mis piernas en su cintura, para sentir su cuerpo frotándose contra el mío. Estando en esa posición me quité los zapatos con los pies. Ambas manos de Liam se perdieron entre mis muslos, subiendo mi falda hasta la cintura. Separé nuestras bocas y tiré mi cabeza hacia atrás, dá
Después de convencer a Edon para que saliera de mi habitación y que no, en definitiva, no podíamos bañarnos juntos.Cuando se fue aproveché para darme un baño y ponerme ropa parecida al uniforme de la empresa, puesto que el día de ayer lo destruí por completo.Bajé al comedor, en el comedor se encontraba Myriam y Edon.—Buenos días —saludé.—Mi niña, mi salvadora. —exclamó Myriam— Si tú no estuvieras aquí mucha de mi gente e incluso yo hubiera muerto.Ella se levantó de la mesa y se dirigió a mí para abrazarme.—Es mi deber Myriam. —hablé, al mismo tiempo que la estrechaba —Me alegra verte bien.Nos separamos del abrazo.—Hasta me siento como una jovencita, no sé lo que hiciste, pero fue muy bueno.Nos sentamos a la mesa, quede frente a Edon, quien me miraba de manera pícara. Me sirvieron un plato con mi desayuno.—Lo que mi madre menciona es cierto —habló Edon, gracias a ti no la perdimos. Muchas gracias Circe —dijo guiñándome un ojo.Sentí que mis mejillas se sonrojaron.—En verdad
Estando en el suelo empecé a leer el primer libro. Hablaba sobre los hombres libro y su origen. Según la leyenda, el primer hombre lobo reconocido fue Licaón, rey de Arcadia, Grecia. En la mitología griega, Licaón era un rey sabio y culto y una persona muy religiosa que había sacado a su pueblo de las condiciones salvajes en que vivían originariamente. No obstante, parece que él mismo continuó siendo un salvaje, pues a pesar de todo siguió sacrificando seres humanos en honor a Zeus, e incluso se dijo que asesinaba a todo forastero que llegara a su reino pidiendo hospitalidad.Al enterarse, el dios Zeus quiso comprobar los rumores y se disfrazó de vagabundo para hacer una visita a Licaón. Este inmediatamente pensó en matar a su visitante, pero se enteró a tiempo de que se trataba de Zeus y lo invitó a participar en un suntuoso banquete. Todo habría salido bien de no ser porque Licaón no pudo resistir la tentación de jugar una horrible broma al rey del Olimpo; ordenó que le sirvieran l