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LandonQuien decía que el tiempo curaba todas las heridas estaba completamente equivocado. El tiempo no había curado las mías, tampoco me hacía resignarme; todo lo contrario, cada día era peor que el anterior, aunque me esforzara porque mis empleados y la gente a mi alrededor no lo viera así. Después de mis primeros meses en Rusia y de recorrer el país entero sin ninguna clase de éxito, decidí establecerme en el país y abrir una sucursal más de mis laboratorios. Mi búsqueda no había finalizado, pero estar aquí y tener progresos me parecía una provocación hacia Thane Wilder, que no había hecho absolutamente nada todavía para intentar derribar mi negocio. Por más logros, medicamentos y avances tecnológicos que implementaba, no conseguía provocarlo para que saliera de su escondite. No era que fuese a conseguir la localización de Lyra cuando lo tuviera enfrente, pero al menos necesitaba que sucediera algo, saber lo que pasaba. O tal vez que me matara de una buena vez para dejar de vivir en
LyraCuando la doctora me informó que Thane había accedido a que fuésemos al centro comercial todos juntos, apenas podía creerlo. Él era sumamente protector con todos nosotros y, aunque ya había salido un par de veces a la ciudad, nunca había ido con mis pequeños. Thane era el único que los llevaba de paseo, o a veces íbamos los cuatro juntos, pero jamás de esta forma. No era que no disfrutara de nuestras salidas con Thane, pero era consciente de que él no podía darse el lujo de ser tan libre como una persona normal y que nunca podíamos salir sin guardias. Salir por primera vez sin tanta parafernalia y con los guardias a la distancia era algo que me hacía sentir muy feliz. Thane confiaba mucho en la doctora, así como yo en ella. —Mami, por favor —insistió Antonio—. Quiero este, quiero este. —Sí, por supuesto, pero debe ser Ded Moroz quien lo traiga —le dije con una sonrisa. Puse en su lugar de nuevo aquel juguete. No solo tendría ese, sino toda la colección, pero quería que tod
Landon—Tengo que seguirlos —dije desesperado, luego de que los guardias nos hicieran salir del lugar—. Van a irse y…—No, Landon, por favor —me pidió Byron—. Seguro que esto es una provocación de Thane.—¿Qué? No, no es posible, es…—Escúchame, sí puede ser. No es casualidad que justo ahora aparezca y que ninguno de sus guardias impidiera que te acercaras. La buscaste durante dos años y jamás apareció, y justo ahora lo hace, cuando no te recuerda.—¿Y por qué demonios no me recuerda? —le grité, caminando de un lado a otro.—Los policías son muy malos —se quejó Hunter—. ¿Por qué no me dejaron conocer a Lyra? Es muy linda.—Sí, lo es —le dijo Byron—. Tú tío y yo vamos a averiguar qué está pasando.—Tú deberías irte —mascullé, tratando de contenerme por la presencia de mi sobrino—. Vas a perder tu vuelo.—¿Crees que me puedo ir cuando acaba de aparecer mi hermana? —resopló y se acercó a mí para apretarme el hombro—. Estoy contigo en esto, así como tú estuviste conmigo cuando te necesité.
Ekaterina Dos días antes—El señor Wilder la manda llamar —me dijo una de las empleadas de la casa cuando llegué para la terapia de Lyra.Mi pecho se contrajo ante esa orden. Por más que luchaba para dejar mis sentimientos atrás, él siempre encontraba la manera de hacerme volver, así fuera solo para darme órdenes con respecto al tratamiento de Lyra. Todos los días rezaba para que la pesadilla terminara y Thane comprendiera que, hiciera lo que hiciera, ese amor que ella sentía por él en el pasado ya no existía. No serviría de nada que Lyra viera documentos y falsas fotografías de una boda que nunca se llevó a cabo; eso no la haría reanudar esos sentimientos de amor. Hacía tiempo había intentado hacer entrar en razón a Thane y lo único que conseguí fue convertirme en su amante; la persona a la que él podía hacerle lo que no se atrevería a hacerle a Lyra.Era algo muy bajo de mi parte, pero el amor siempre me vencía, así como el hecho de que él podía asesinar a mi familia sin contemplac
Lyra Después de haber visto a ese hombre, nada en mí volvió a ser igual. Todavía era capaz de disfrutar junto a mis pequeños y preparar con ilusión nuestra Navidad, que pasaríamos en familia, pero en mi mente se repetía una y otra vez el momento tan intenso que había vivido en el centro comercial. Además, no ayudaba el hecho de que mi pequeña mencionara a ese tal «príncipe», a quien quería ver de nuevo.—No sé qué hacer —le dije a la doctora cuando vino a verme como parte de sus visitas entre consultas—. Amelie no deja de repetir eso y tengo miedo de que eso me cause problemas con Thane al regresar.—Te aseguro que no será así, tranquila —me respondió—. Lyra, tienes que hacer lo que yo te diga y tienes que confiar en mí.—¿De qué hablas? —fruncí el ceño.La doctora Ivanova miró a mis hijos, que jugaban en su pequeña cocina, ajenos a nuestra conversación. Los dos se habían acostumbrado a ignorar lo que decíamos en su mesa especial del cuarto de juegos. Siempre les había inculcado ser
LyraOcultar todos mis sentimientos era lo mejor que podía hacer, pero no era nada sencillo, menos cuando tenía que arreglarme con la vestimenta que él había elegido para mí esta noche. Cada vez que él llegaba de viaje, tenía que cenar con él vestida de manera provocativa para que por fin sucediera algo. Por suerte, él respetaba que yo no me sintiera lista para eso, pero esta noche prometía ser distinta, ya que estaba más abrigada de lo usual, lo que implicaba que tal vez saldríamos a algún lado.Esperaba de corazón que no fuera así. Las salidas con Thane solían ser muy ostentosas. Él decía que yo solo merecía lo mejor y me agasajaba a más no poder, pero algo dentro de mí no se sentía cómodo con tanta atención.Miré mi reflejo y me gustó lo que veía. Mi melena caía sobre uno de mis hombros, extendiéndose hasta debajo de mi pecho. Había crecido mucho desde la última vez que lo corté, y no me había dado cuenta porque solía recogerlo en un moño por comodidad para jugar y cuidar de mis hij
LyraMiré al médico con los ojos abiertos de par en par y me llevé una mano al vientre. Aunque un embarazo era lo que menos deseaba, escuchar al doctor pronunciar esas palabras me estaba rompiendo el corazón.«Lo siento mucho. Según los estudios que le hemos practicado, el bebé es incompatible con la vida. Lo más recomendable es interrumpirlo en este momento. No se preocupe, esta trisomía es la más común y, en el futuro, podrá tener más hijos, ya que es una mujer sana y joven».—Señora Russell —me llamó el médico una vez más—. ¿Se encuentra bien?—Eh... Sí —mentí—. Es solo que no entiendo nada.—Trisomía dieciséis —me explicó él con paciencia—. Es la más común en humanos, pero también la más letal. El bebé no va a sobrevivir, señora. Y si lo hiciera, no viviría mucho tiempo y solo sufriría.—¿Está completamente confirmado? —indagué, aferrándome a un último resquicio de esperanza.El doctor asintió, matando por completo ese sentimiento. La única cosa que podía consolarme era saber que
LyraLos minutos se me hacían interminables mientras el auto avanzaba hacia el hospital. El dolor no hacía más que volverse insoportable, aunque no solo el físico, sino también el del corazón. Me estaban arrancando una parte de mí, una más valiosa que mi propia vida. Y yo estaba tan sola...Al menos deseaba tener a alguien que me quisiera, que estuviera a mi lado en estos momentos, pero eso no era así. Nadie en este mundo estaba para mí, y la única persona que había estado, mi madre, había muerto hacía mucho tiempo. Intenté salvarla, pero no pude, y ahora estaba atrapada en esta situación.Cuando llegué al hospital, el chófer al menos se dignó a ayudarme. Su expresión era estoica, pero eso, en lugar de consolarme, me hundió más. No esperaba que él también sufriera con esto, pero su frialdad me lastimaba.«Aunque no más que la de Landon», pensé con tristeza.—Señora Russell —dijo el doctor, sorprendido al encontrarnos en urgencias—. ¿Qué está...?De inmediato se dio cuenta de mi sangr