¿Creíste que ella iba a estar ahí para siempre? Jajaja no, mi amor. Si te gusta la historia, no te olvides de comentar y votar. ¡Muchas gracias por leer!
Lyra Amelia no había aceptado un «no» por respuesta, así que la acompañé a su oficina, ubicada en los laboratorios. No solía estar muchas horas allí, ya que trabajaba más desde casa, pero se avecinaban eventos por el lanzamiento del medicamento.—Te aseguro que me vas a ser de mucha ayuda. Tienes un gusto exquisito, como lo tenía Antonia —me dijo mientras tomábamos un café—. Además, así usas tu tiempo en algo más productivo que ser un florero del idiota de mi hijo.—Amelia…—Esa es la verdad —me interrumpió—. Mi hijo es un idiota por no valorar lo que tiene a su lado.—No puedes obligar a alguien a que te quiera —le dije, dejando mi taza sobre la pequeña mesa—. No puedo obligar a Landon a que me quiera. Él todavía…—No, no te equivoques. No creo que siga enamorado de esa... mujer.—Pero siempre acude ante sus llamados —repliqué—. Siempre que lo necesita, ahí está para ella. Y yo…Bajé la cabeza, conteniendo las lágrimas. No podía ponerme a llorar frente a mi suegra y preocuparla.—Y y
Lyra Luego de la hora del almuerzo, acompañé a Amelia a una reunión con algunas de sus amigas para tomar café. Con ellas no pude negar que era la esposa de Landon, ya que también conocían a mi madre. Pero, por suerte, ninguna me preguntó sobre mi matrimonio. Aquella reunión me sirvió para despejar aún más la mente y darme cuenta de que podía hacer muchas cosas en lugar de quedarme en casa a sufrir por Landon. Amelia me dejó en casa, luego de la reunión. Fue inevitable que me invadiera la tristeza al regresar a la realidad. Solo esperaba que al día siguiente pudiera irme durante muchas horas y no regresar hasta tarde. Mientras caminaba hacia la entrada, me percaté de que el auto de Landon estaba estacionado, lo que significaba que él estaba aquí. Me llevé una mano al pecho, intentando controlar los latidos desbocados de mi corazón.Sofía me saludó cuando llegué, pero no permití que me dijera nada sobre Landon y me apresuré a dirigirme hacia mi habitación, donde comencé a quitarm
Lyra—¿Te gusta que te haga esto, pequeña? —me preguntó Landon mientras me embestía.Mis manos se aferraban a las sábanas y mis dientes estaban hundidos en la almohada. El placer que estaba experimentando era indescriptible, y era incapaz de pronunciar palabra para decirle que me estaba encantando que me hiciera el amor de esta forma y que, de nuevo, iba a alcanzar el clímax.Habían pasado cuatro meses desde nuestro aniversario. Desde entonces, cada noche él venía a nuestra habitación y me tomaba de todas las formas posibles. Esta noche no era la excepción; estaba más apasionado que nunca, como si hubiera estado esperando días por esto, aunque no fuera así.—Dime, Lyra, ¿te gusta que esté dentro de ti? —insistió.Mis dientes liberaron la almohada, y tuve que esforzarme mucho para poder responder.—Sí… quiero más —pedí.Landon dejó escapar un gruñido mientras besaba mis hombros. Estaba sobre mí, pero sin dejar caer todo su peso sobre mi espalda, lo que hacía que la posición fuera extrem
Lyra Desde el día anterior me encontraba entusiasmada por la degustación a la que acompañaría a Amelia, pero ahora me sentía con el estómago poco dispuesto a colaborar. Había podido comer algunos platillos, que estaban bastante buenos, pero mi paladar no podía prestar realmente atención a las diferencias entre uno y otro. No podía dejar de pensar en Landon y en su posible esterilidad. Era posible que aquello fuese la causa de la pérdida de nuestro primer bebé y, según internet, podía tener pequeños embarazos que no se logran y que fueran la causa de mis retrasos menstruales. Estaba claro que no deseaba tener otro bebé después de lo que había pasado, pero ¿por qué me afectaba tanto la idea de que Landon fuera estéril? —No te gustó nada, ¿cierto? —me preguntó Amelia cuando regresamos a la oficina—. ¿Te sientes mal? —No, no, no es eso —le respondí—. Es solo que, para mi mala suerte, me siento un poco revuelta hoy. Los ojos de Amelia brillaron. No necesitaba preguntarle nada; y
Landon La rabia y la decisión eran evidentes en la mirada de Lyra, por lo que me arrepentí de no haberle hablado de aquella vez en la que me desperté a medio vestir y con Karime desnuda y diciéndome que había pasado de todo entre nosotros. En ese momento, no pude hacer nada por culpa del aturdimiento. Lo único que pude hacer fue llegar donde mi esposa y llenarla de mí. Cuando recuperé la claridad mental, hice que nuestros tratos se acabaran y finalicé su relación con mis laboratorios. Al parecer, esta era su silenciosa venganza. —¡Déjame salir! —bramó Lyra cuando la encerré en nuestra habitación—. ¡No puedes retenerme contra mi voluntad! —Será mejor que te tranquilices —respondí, tratando de mantener la calma—. No voy a dejar que te vayas de aquí. —Señor Russell, ¿no cree que está exagerando? Esto es muy estresante para ella —dijo Sofía. —No me importa. Bajo ningún concepto puedes dejarla salir —le advertí—. Y no quiero que recibas a mi madre si ella viene a buscarla. Más val
Lyra Landon llegó relativamente pronto a casa, pero yo fingí dormir para que no me tocara. No podía aceptar que me tocara después de haber embarazado a su exnovia, de quien ya no creía que fuera tal. Seguramente ellos tenían una relación secreta que pronto tendría que volverse pública por culpa del embarazo.—Lyra —me susurró Landon, moviéndome un poco—. Lyra.Mantuve los ojos cerrados y la respiración acompasada. Tenía muchas ganas de gritarle que no me tocara, pero despertarme solo sería un horrible encuentro con la realidad, una a la que no quería enfrentarme todavía. A pesar de todo, el amor que sentía por él seguía vivo, latiendo con fuerza en mi interior.—Espero que mañana estés más tranquila —dijo él, acariciando mi cabeza—. No nos vamos a divorciar, pequeña esposa.«Pequeña». Esa palabra nunca había tenido tanto sentido como hasta ahora. No solo era una enana a su lado en cuanto a estatura, sino que también me sentía como una cosa sin importancia para él. ¿Por qué todavía s
LyraLos días fueron pasando y las cosas volvieron relativamente a la normalidad en mi empleo con Amelia, pero no con Landon, que no había intentado volver a hablar conmigo sobre el tema a pesar de haberlo prometido. Y no lo culpaba, pues él recibía constantes llamadas de los laboratorios para que fuera a atender los asuntos relacionados con el nuevo medicamento y las últimas pruebas. Estaban surgiendo algunos problemas para obtener ciertas certificaciones, ya que otras compañías farmacéuticas estaban presionando para que ese lanzamiento no se diera, pero Landon, que era implacable con eso, no se estaba dejando vencer. Aquella mañana, no solo los resquicios del sueño perturbador que tuve me hicieron saltar de la cama, sino los molestos ruidos que venían de afuera. Voces elevadas, gritos y ruidos de flashes resonaban con fuerza, creando un rumor desagradable. Corrí hacia la ventana y me quedé helada al ver al grupo de periodistas que se había congregado frente a la casa; llevaban co
Lyra Nuestra reconciliación no solo trajo consigo una felicidad enorme a mi vida, sino también a todos los que nos rodeaban. Amelia era la más feliz ante la idea de que pronto le diéramos un nieto. No habíamos necesitado decirle sobre la vasectomía; Amelia simplemente lo averiguó por su cuenta, y mi esposo tuvo que sufrir un inesperado jalón de orejas por hacer lo que ella calificaba como «la tontería más grande del mundo». Con respecto a Karime, ella se había retirado del ojo público, pues luego de que Landon desmintiera todo, había quedado como una mentirosa ante todos. —¿Cómo salió todo, doctor? —le pregunté cuando este llegó al consultorio. —Todo está bien —me dijo sonriendo—. La vasectomía fue revertida con éxito. Él tendrá que descansar unos días, pero de momento todo está bien. —¿Puedo pasar a verlo? —Por supuesto; él pidió verla, señora Russell. Con una sonrisa, seguí al doctor hasta la habitación donde estaba Landon. Verlo en bata de hospital y adolorido me causab