A pesar de ser un noble francés, a Marius, le gustaba permanecer por largas temporadas en Nueva York, solía pasar la mitad del año en el viejo continente y la otra mitad en América, esa era una de las razones por las que buscaba una nueva chica cada vez que regresaba, una con la que convivir por el medio año que permanecería en la ciudad, no tenía tiempo para perderlo fingiendo interés por varias hasta encontrar alguien a quien él le gustará del mismo modo en el que ella lo hacía, tener citas y que antes de darse cuenta tuviera que volver a su país para perder el contacto y empezar de cero.
Otra de las razones por la que le gustaba pagar por compañía, era que allí a él no lo conocía nadie, tal vez alguna de las hermosas modelos y actrices que había operado fueran famosas y tuviera cierto nombre entre la élite por su excelente trabajo como cirujano plástico, pero sin duda, no era un personaje público y podía moverse con chicas jóvenes y guapas sin salir en ningún tipo de prensa de cotilleo, allí no tenía la sombra de su apellido, ni a su madre recordándole que tenía un título al que hacer honor, como si su apellido no lo hubieran mancillado suficiente sus antepasados.— Señor, su abogado lo está esperando — sus pensamientos fueron interrumpidos por la voz de Angélica, su secretaria, quién le hablaba a través del intercomunicador de su mesa.— Que pase.Un par de minutos después, la puerta de su despacho se abrió y Matthew Philips, su abogado, entró para traer los documentos que había pedido tener con urgencia aquella misma mañana en su oficina.— Revisa el contrato por si me dejé algo.— pidió un hombre de cabello negro y ojos del mismo tono, completamente oscuro, tal vez podía parecer demasiado serio, pero era el mejor en su trabajo y además, con los años, también se había convertido en un buen consejero y amigo.Matthew dejó una carpeta negra frente a él y se sentó en el sillón pacientemente esperando su conformidad. El francés se saltó las primeras hojas dónde tan solo había escrito pura burocracia para leer la parte que le interesaba, los términos y cláusulas.Quedaba muy bien especificado que el contrato era por seis meses en los que la joven tendría que convivir con él, pudiendo pasar lejos de su compañía una noche a la semana y tras previo aviso. El contrato podía ser restringido a las dos semanas de prueba sin ningún tipo de obligación o multa por parte de la chica y él debería pagar 50.000 dólares para sus estudios.Además, ella tendría una cuenta de gastos durante todo el tiempo que permaneciera a su lado, enlazada a una tarjeta de crédito que podría usar para pagar, ropa, cuidados como peluquería, uñas o cualquier tipo de gasto que tuviera que ver con su imagen, comida y caprichos varios.También se especificaba que en el momento en que él tomara su virginidad le serían otorgados 400.000 dólares y algo que no había pactado con ella, pero le parecía justo, 50.000 dólares más por cada mes que permaneciera a su lado, además de varios beneficios inesperados no especificados, debiendo avisar con 15 días de antelación si pretendía abandonarlo o sería sancionada con devolverle los 50.000 dólares que habría recibido por el último mes.A cambio, ella se comprometía a estar localizable para él cuando no tuviera clase y acudir a su llamada lo más rápido posible, pudiendo librar un día completo a la semana o más si lo requería por exámenes finales, motivos de estudio o en el caso de que se enfermara.También se comprometía a no divulgar nada de lo que sucedía entre ellos y guardar su relación comercial en secreto a riesgo de tener que devolver el doble de todo lo hablado hasta la finalización del contrato.La última cláusula dejaba claro que tras las 2 semanas de prueba cualquier condición podía ser cambiada o modificada a conveniencia y en mutuo acuerdo de ambos.Luego había una lista extensa de juguetes y prácticas sexuales que ella debía aceptar o rechazar, algunas le agregaban un plus al dinero mensual especificado y también se lo restaban en caso de ser rechazadas. Existía la cláusula de exclusividad en la cual el contrato se daría por finalizado si ella mantenía relaciones sexuales con otro hombre y por último, la especificación de los controles médicos pertinentes cada mes en un centro de elección del contratante.Marius sonrió al comprobar, que como siempre, su abogado había hecho un trabajo excelente y no había dejado ningún solo cabo suelto.— Perfecto.— No podía ser de otro modo.— Aseguró Matthew y luego lo observó dudoso como si no supiera si decir lo que le estaba pasando por la cabeza.— ¿Qué sucede?— ¿No es demasiado joven esta vez, es casi una niña, ni siquiera tiene edad para beber en este país?— No, Matthew, es perfecta, inocente, pura… simplemente perfecta.En otro lugar, una joven castaña, de ojos azules y curiosos, entraba por las puertas de Lorraine Esthétique para pasar los exámenes pertinentes que su ¿Sugar Daddy? Le había exigido. No sabía si debía llamarle así, eso le seguía sonando mal, lo mirara por donde lo mirara.— Soy Noelia Richards, vengo de parte del señor…— Antes de que pudiera terminar la frase, la recepcionista la cortó y no la dejó seguir hablando.— La estábamos esperando, señorita Richards, pase a la consulta tres.Con una sola frase todo se volvió real, la curiosidad dio paso al temor de estar haciendo lo correcto. La imagen de su madre todas las noches cuadrando las cuentas sin encontrar ninguna solución, fue lo único que necesito, eso y apretar los puños para armarse de valor, antes de dar el primer paso.Apenas era consciente de las personas que chocaban con ella a su alrededor, caminó en piloto automático hasta llegar a la puerta tres y justo cuando titubeó pretendiendo irse, la puerta de la consulta se abrió.— Por favor pase.— Creo que...me perdí.— No, está justo en la consulta tres, señorita Richards. Pase.«Bien que suceda lo que tenga que suceder».Pensó entrando y sintiendo como al cerrar la puerta estaba dejando su pasado atrás, como a partir de ese momento todo sería distinto, ella sería distinta, sobre todo porque, no solo estaba vendiendo su cuerpo, lo sentía como si estuviera vendiendo su alma al diablo, un diablo de cabello rubio, ojos grises y un irresistible acento francés.La doctora la observó de arriba a abajo dubitativa y luego le sonrió amablemente, tal vez en un intento de hacerle más fácil la vista.— Necesito que se desnude de cintura para abajo y se tumbe en la camilla… debo revisar su... — Incluso a la doctora le parecía un tanto humillante el hecho de que le hicieran comprobar la virginidad de la chica, ella podía serlo y, aun así, haber sufrido una rotura de himen por el simple hecho de montar en bicicleta — bueno ya sabe usted lo que debo comprobar, eso y que no sufra de ningún tipo de infección ni enfermedad — explicó algo incómoda con la situación, a veces creía que no le pagaban suficiente. Sin duda no era la primera chica que revisaba o a la que hacía seguimiento por los caprichos del señor Lorraine, pero si la primera que era virgen y parecía confundida, incluso algo asustada por estar allí, contuvo el impulso de preguntarle si hacía aquello por propia voluntad, o estaba siendo presionada de algún modo y decidió ser lo más profesional posible, al fin y al cabo no era asunto suyo.— ¿Ha estado antes en una consulta ginecológica, señorita Richards?No era la primera visita de Noelia a un ginecólogo, pero si la primera dónde iban a revisar si era virgen. Le pareció un tanto vergonzoso, tener un examen para comprobar que ella era virgen. ¡Por dios! Estaban ya en el siglo XXI, aunque también era verdad que aquel hombre paraba una gran suma de dinero por aquello y aunque odiaba que alguien dudara de su palabra, también era cierto que él no la conocía de nada.Aun así, no dijo nada y se dejó guiar por la doctora. Al menos la mujer parecía tan incómoda como ella. Se desnudó e hizo lo que le había indicado nada más entrar al consultorio.— Si, mi madre me llevó justo después de mi primera regla y de ahí he estado asistiendo periódicamente cada año, para llevar el control. Aunque mi ginecólogo me ha dicho que no es necesario hacerlo, ya que bueno no he tenido relaciones sexuales hasta ahora.— Entiendo, ahora intenta relajarte, por favor.— Pidió la doctora tapándola con una sábana para que no se sintiera tan expuesta y ayudándole a acomodar una pierna en cada estribo, luego se sentó en un taburete y procedió a mirar entre sus piernas, himen intacto, pobre niña ¿Sabía dónde se estaba metiendo, y sobre todo con quién?— Ahora procedería a hacerte una citología, pero como todavía eres virgen te pediré que vengas tras tu primera relación sexual, para hacerla.Noelia estaba muy avergonzada demasiado para decir algo, simplemente asentía a todo lo que la ginecóloga decía. No quería estar ahí, estar con las piernas abiertas era demasiado, pero necesitaba el dinero, tener ese dinero haría las cosas más fáciles para ella y su madre. Sobre todo su madre. Si era por ella que se aguantaría la vergüenza y soportaría el que la estuvieran toqueteando.— Yo…Tapó a la chica de nuevo y se sentó tras el escritorio escribiendo el informe que le habían pedido.— Ya puedes vestirte, bonita.Esperó a que la chica terminara y se sentara frente a ella y solo entonces siguió hablando.— Ahora la enfermera te sacará una muestra de sangre y te pondrá una inyección anticonceptiva que será efectiva durante los próximos tres meses, después de ese tiempo tendrás que volver a administrar tela, pero como vamos a vernos cada mes yo misma te lo recordaré.Tras decir aquello mandó su informe por email y salió de la consulta dejando que entrara la enfermera e hiciera su trabajo.Noelia iba a decir algo sobre tener relaciones, más no dijo nada, volvió a asentir cómo si se tratara de un autómata. Una vez la mujer se fue ella se permitió llorar un poco, aunque solo fueron un par de lágrimas, antes de que tuviera que limpiarlas de su rostro y sonreírle a la enfermera, quien se acercó a ella con gesto amable y avergonzado.¿A cuántas mujeres ya habían atendido como ella? ¿Era por eso que la veían así como con pena?En la oficina Marius acababa de recibir el informe de la ginecóloga donde le decía que todo estaba correcto, le advertía de la estrechez de la chica y la importancia de prepararla y ser cuidadoso con ella la primera vez.El francés simplemente sonrió y levantó la vista para observar a su abogado,—Ya no tardará mucho en llegar.Cuando la puerta del despacho de Marius se abrió y la chica entró con esa forma de ser tan llena de Inocencia, él no pudo más que levantarse de su situación privilegiada tras la mesa y caminar hasta ella intentando calmarla. Había algo en esa mujer que le hacía querer tranquilizarla, querer que dejara de temerle y viera que podía confiar en él y que su relación podía ser más que solo el contrato que estaban por firmar.— Noelia, no he dejado de pensar en volver a verte desde nuestra cita de ayer.—Tomó su mano y le dio un beso en el dorso de la mano para después guiarla hasta la silla frente al escritorio ante la atenta mirada de Matthew, había estado allí para firmar contratos parecidos con al menos 5 chicas más, años atrás, y jamás había visto a Marius perder su posición fría y autoritaria tras la mesa, aunque también era cierto que ninguna de las anteriores tenían esa expresión de cachorro asustado en la mirada que rogaba por ser calmada ni menos de 25 años.— Yo estaba insegura, no
Las relaciones no debían de ser así, pero dejaría ese tipo de cuestiones cuando tuviera el dinero suficiente como para ponerse moralista, pero no podían obligarla a firmar algo que tal vez le traería consecuencias luego.— Ella es la razón por la que me opongo a mudarme. —No esperaba que esos dos hombres ahí frente a ella comprendieran sus motivos o el apego que tenía hacia su madre.— Puedo y acepto cada uno de los término, estar a su disposición siempre que quiera en el lugar que indique.— No me sirves si no vives conmigo.—Negó levantándose, de su sillón, para qué perder el tiempo con alguien que ni siquiera entendía sus términos — Lo único que siento es que me hayas hecho perder el tiempo cuando lo dejé muy claro desde el principio.—Tomó el contrato y volvió a guardarlo en la carpeta exasperada, odiaba que le llevaran la contraria, pero sobre todo que las cosas no salieron exactamente como quería — Encantado Noelia, puedes marcharte, creo que no logramos entendernos y yo, sinceram
Noelia solo deseaba marcharse y estar a algunos metros de distancia de ese sujeto engreído. ¿Quién decía metros? Tal vez kilómetros, pero su escape fue frustrado por ese mismo hombre del cual deseaba escapar. Era tenerlo cerca y sentirse nerviosa, y lo peor con el rostro caliente, roja, era así como debía estar la piel de su cara— ¿Comer...?Ahora que lo pensaba, ella no había comido en todo el día, por lo que hacerlo le parecía lo más apropiado, además, había firmado estar con él por quince días y comportarse como su amante.— No creo que tenga ropa de mi gusto y talla entre su ropa — respondió sarcástica por su última afirmación, aunque sí él le compraba ropa, eso le ahorraría tener que empacar nada de su casa, igual tras esos quince días podría donar esa misma ropa a una tienda de segunda mano y así imaginar y pensar que nada de eso había ocurrido, no guardar recuerdo alguno sería lo mejor para ella y su estabilidad mental después de aquello.Aunque la ausencia de su virginidad sí
— Encantada Noelia — La mujer tenía algo de acento francés también, pero no tan marcado como él, le dedicó una sonrisa sincera a la chica que le abrió la puerta — Por cierto, lo que me pidió.— Perfecto, llévanos al centro comercial más cercano, al campus universitario de la universidad de derecho.Marius esperó a que la chica subiera al coche para después subir tras ella y fue cuando Brigitte cerró la puerta, luego dio la vuelta para volver al asiento del conductor y arrancar en dirección a su destino.— Me tomé el atrevimiento de traer un regalo para ti.— sonrió malicioso y subió la ventanilla que comunicaba el asiento del conductor con la parte de atrás de la limusina para tener más intimidad — aunque tu regalo se convertirá en tu castigo.—Tras eso le dio el paquete envuelto en un bonito papel de regalo y espero a la reacción de la chica.— ¿Un regalo para mí? — mencionó tratando evitar que notará la emoción en su voz, sobre todo tras escuchar lo último que había dicho sobre que se
— Marius...Noelia dijo el nombre del francés en un susurro al verlo arrodillarse frente a ella, jamás creyó desear ver a un hombre así arrodillado entre sus piernas, sobre todo cuando hacía un poco menos de un mes que criticaba la película más popular de Netflix, donde la protagonista disfrutaba de despertar con la cabeza de su amante entre sus piernas, pero ahora que ella era esa protagonista y que Marius la tocaba haciéndola gemir, era diferente, en ese instante debía tragarse sus palabras.Relajó su cuerpo, disfrutando de su toque, eso sí, trataba de no cerrar los ojos, de no perder detalle, sobre todo, descubrió algo que le encantó y fue ver las pupilas de Marius pasar de un gris pálido a convertirse en mercurio líquido y era por ella, porque lo excitaba jamás se había descubierto excitando a un hombre de ese modo, pero mucho menos deseando ver lo que veía reflejada en la expresión aristocrática de su benefactor.— Si por favor... Enséñame — gimió, con descaro, recordándose que n
— Señor Lorraine que agradable volver a verlo, no sabía que estaba de nuevo en la ciudad.— Llegué hace tan solo una semana.—Explicó con una suave sonrisa que no parecía realmente genuina, más bien parecía fingida… amabilidad que tenía tan ensayada que era difícil notarla, a no ser que su interlocutor lo conociera muy bien.— Y muy bien acompañado, como siempre.—El hombre no dudó en barrer exhaustivamente con la mirada, de arriba a abajo el cuerpo de la chica hasta que Marius carraspeó y lo fulminó con la mirada por descarado, provocando la posesividad del francés, él era el único que tenía derecho a aquello, a repasarla de ese modo.— ¿Su mesa de siempre?— Esa será perfecta, pero no hace falta que nos acompañe, yo mismo conozco el camino.Y antes de que pudiera responder, llevó un brazo tras la cintura de la joven, acercándola levemente a su cuerpo y haciéndola caminar hasta una de las mesas del fondo, la que estaba justo al lado del ventanal que daba a los campos.— Ese imbécil...—
— Resolveré su problema cuanto antes.Y justo en el instante en que un camarero se acercó a ellos con la comida, el hombre se disculpó amablemente y caminó en dirección al maitre con quién desapareció del comedor.Ella llevó una de sus manos entre las piernas, por encima de la falda, en un intento por parar las vibraciones que empezaban a hacerle querer moverse de un lado a otro, estando todo lo quieta que podía, pero cuánto más se removía, más intensa se volvía la estimulación.¿En serio creía que ella sería capaz de hacerle una pregunta en ese momento? Sí le costaba no ponerse a gemir ahí mismo como una maldita gata en celo.Definitivamente, tenía que calmarse, tratar de controlarse, recordar que se había comprometido a hacer cualquier cosa que a ese hombre le complaciera, por un tiempo, limitado, solo dos semanas y si quería que él la tomara antes y largarse con sus 400.000 debía acceder y hacer que Marius la desearla.La única pregunta que se le venía a la mente era una que podría
Ella no podía aceptar sus palabras, porque no podría estar con nadie solo por dinero. El dinero estaba bien, pero no lo era todo, sobre todo si ella podría conseguirlo con sus propios medios. Tal vez era absurdo que estuviera respaldando esa idea en la situación en la que se encontraba, pero tenía claro que aquello era algo puntual y sus relaciones después de él serían normales.— Yo jamás podría estar con nadie sin sentir amor, tampoco es que me enorgullezca de estar haciendo lo que hago ahora. Yo me quedaría con alguien, aunque no tuviera dinero, si me viera, me amara y me ayudara en medida de sus posibilidades a formar un futuro juntos.—Rebatió ella tras ver al camarero marcharse y tomando de la copa tal y como él le había dicho.—Por eso no creo poder estar contenta con un contrato tan largo, no me sentiría a gusto fingiendo sentir por ti lo que pides — soltó un suspiro tras decirlo.— ¿Es que acaso en algún punto del contrato puso que no podías enamorarte, o yo de ti? Que no haya