Es hora de decir adiós a la novela "¿Cómo conocí a mi sugar Daddy?". Esperamos que hayan disfrutado de la historia tanto como nosotras al escribirla. Nos sentimos agradecidas por su apoyo y a cada lectora y lector que nos haya acompañado en este viaje lleno de emociones. Gracias por su tiempo y esperamos volver a encontrarnos en futuras historias. ¡Hasta pronto! Además, agradecemos de antemano sus comentarios y valoraciones sobre la historia, ya que su opinión es muy importante para nosotros. Les invitamos a que también den una oportunidad a nuestras otras historias, seguro que encontrarán más aventuras y emociones que les cautivarán. Muchas gracias por su apoyo y esperamos seguir contando con su presencia en nuestras próximas publicaciones. También les invitamos a acceder a nuestras redes sociales para estar informadas sobre cualquier novedad.
Ella observaba la puerta de aquel restaurante nerviosa, ni siquiera sabía qué hacía ahí, bueno si lo sabía, pero no entendía cómo había llegado tan lejos, como lo que pareció una medida desesperada y una solución nada meditada, ahora parecía volverse real ante sus ojos.Apenas tenía 19 años, cero experiencia con los hombres y estaba a punto de negociar con su dignidad, con su cuerpo y, lo peor de todo, su virginidad en una cita concertada por su mejor amiga en un prestigioso restaurante francés en el que seguro, un refresco costaba lo mismo que su sueldo de una semana entera en la cafetería.«Tienes demasiadas deudas» fue lo que le respondió la voz de su conciencia, quién en ese instante hablaba en su cabeza, se suponía que la conciencia estaba para evitar que alguien se equivocara, pero en su caso, tenía más que claro, que su conciencia quería que metiera la pata hasta el fondo, ni siquiera ella pretendía disuadirla.Su madre trabajaba de sol a sol y estaban a punto de quitarles la c
Marius la observaba gratamente sorprendido, una de las cosas que más le había llamado la atención era la ausencia de fotografía, o era muy fea o muy tímida, ¿Pero qué tan fea podía ser una mujer de 19 años? No conocía a ninguna que realmente lo fuera, cargada de complejos si.Tal vez le sobraban unos kilos, tal vez tenía pecas, algunas mujeres se acomplejaban por eso, cuando a él le parecían terriblemente sexis, o quizá gafas, las chicas con gafas tenían su punto también, una cierta aura que las hacía parecer serías e intelectuales. Pero lo que estaba claro, era que a sus 38 años ninguna mujer de 19 le parecería fea, así que posiblemente fuera la otra opción, era tímida y eso sin duda sería un punto a su favor porque a él le encantaban tímidas.Era realmente hermosa y aunque prefería no toparse con otra chica aprovechada y asidua a los múltiples regalos y la vida alegre, tampoco entraba en sus planes sentir que estaba aprovechándose de ella.No era la primera vez que buscaba a sus ama
A pesar de ser un noble francés, a Marius, le gustaba permanecer por largas temporadas en Nueva York, solía pasar la mitad del año en el viejo continente y la otra mitad en América, esa era una de las razones por las que buscaba una nueva chica cada vez que regresaba, una con la que convivir por el medio año que permanecería en la ciudad, no tenía tiempo para perderlo fingiendo interés por varias hasta encontrar alguien a quien él le gustará del mismo modo en el que ella lo hacía, tener citas y que antes de darse cuenta tuviera que volver a su país para perder el contacto y empezar de cero.Otra de las razones por la que le gustaba pagar por compañía, era que allí a él no lo conocía nadie, tal vez alguna de las hermosas modelos y actrices que había operado fueran famosas y tuviera cierto nombre entre la élite por su excelente trabajo como cirujano plástico, pero sin duda, no era un personaje público y podía moverse con chicas jóvenes y guapas sin salir en ningún tipo de prensa de coti
Cuando la puerta del despacho de Marius se abrió y la chica entró con esa forma de ser tan llena de Inocencia, él no pudo más que levantarse de su situación privilegiada tras la mesa y caminar hasta ella intentando calmarla. Había algo en esa mujer que le hacía querer tranquilizarla, querer que dejara de temerle y viera que podía confiar en él y que su relación podía ser más que solo el contrato que estaban por firmar.— Noelia, no he dejado de pensar en volver a verte desde nuestra cita de ayer.—Tomó su mano y le dio un beso en el dorso de la mano para después guiarla hasta la silla frente al escritorio ante la atenta mirada de Matthew, había estado allí para firmar contratos parecidos con al menos 5 chicas más, años atrás, y jamás había visto a Marius perder su posición fría y autoritaria tras la mesa, aunque también era cierto que ninguna de las anteriores tenían esa expresión de cachorro asustado en la mirada que rogaba por ser calmada ni menos de 25 años.— Yo estaba insegura, no
Las relaciones no debían de ser así, pero dejaría ese tipo de cuestiones cuando tuviera el dinero suficiente como para ponerse moralista, pero no podían obligarla a firmar algo que tal vez le traería consecuencias luego.— Ella es la razón por la que me opongo a mudarme. —No esperaba que esos dos hombres ahí frente a ella comprendieran sus motivos o el apego que tenía hacia su madre.— Puedo y acepto cada uno de los término, estar a su disposición siempre que quiera en el lugar que indique.— No me sirves si no vives conmigo.—Negó levantándose, de su sillón, para qué perder el tiempo con alguien que ni siquiera entendía sus términos — Lo único que siento es que me hayas hecho perder el tiempo cuando lo dejé muy claro desde el principio.—Tomó el contrato y volvió a guardarlo en la carpeta exasperada, odiaba que le llevaran la contraria, pero sobre todo que las cosas no salieron exactamente como quería — Encantado Noelia, puedes marcharte, creo que no logramos entendernos y yo, sinceram
Noelia solo deseaba marcharse y estar a algunos metros de distancia de ese sujeto engreído. ¿Quién decía metros? Tal vez kilómetros, pero su escape fue frustrado por ese mismo hombre del cual deseaba escapar. Era tenerlo cerca y sentirse nerviosa, y lo peor con el rostro caliente, roja, era así como debía estar la piel de su cara— ¿Comer...?Ahora que lo pensaba, ella no había comido en todo el día, por lo que hacerlo le parecía lo más apropiado, además, había firmado estar con él por quince días y comportarse como su amante.— No creo que tenga ropa de mi gusto y talla entre su ropa — respondió sarcástica por su última afirmación, aunque sí él le compraba ropa, eso le ahorraría tener que empacar nada de su casa, igual tras esos quince días podría donar esa misma ropa a una tienda de segunda mano y así imaginar y pensar que nada de eso había ocurrido, no guardar recuerdo alguno sería lo mejor para ella y su estabilidad mental después de aquello.Aunque la ausencia de su virginidad sí
— Encantada Noelia — La mujer tenía algo de acento francés también, pero no tan marcado como él, le dedicó una sonrisa sincera a la chica que le abrió la puerta — Por cierto, lo que me pidió.— Perfecto, llévanos al centro comercial más cercano, al campus universitario de la universidad de derecho.Marius esperó a que la chica subiera al coche para después subir tras ella y fue cuando Brigitte cerró la puerta, luego dio la vuelta para volver al asiento del conductor y arrancar en dirección a su destino.— Me tomé el atrevimiento de traer un regalo para ti.— sonrió malicioso y subió la ventanilla que comunicaba el asiento del conductor con la parte de atrás de la limusina para tener más intimidad — aunque tu regalo se convertirá en tu castigo.—Tras eso le dio el paquete envuelto en un bonito papel de regalo y espero a la reacción de la chica.— ¿Un regalo para mí? — mencionó tratando evitar que notará la emoción en su voz, sobre todo tras escuchar lo último que había dicho sobre que se
— Marius...Noelia dijo el nombre del francés en un susurro al verlo arrodillarse frente a ella, jamás creyó desear ver a un hombre así arrodillado entre sus piernas, sobre todo cuando hacía un poco menos de un mes que criticaba la película más popular de Netflix, donde la protagonista disfrutaba de despertar con la cabeza de su amante entre sus piernas, pero ahora que ella era esa protagonista y que Marius la tocaba haciéndola gemir, era diferente, en ese instante debía tragarse sus palabras.Relajó su cuerpo, disfrutando de su toque, eso sí, trataba de no cerrar los ojos, de no perder detalle, sobre todo, descubrió algo que le encantó y fue ver las pupilas de Marius pasar de un gris pálido a convertirse en mercurio líquido y era por ella, porque lo excitaba jamás se había descubierto excitando a un hombre de ese modo, pero mucho menos deseando ver lo que veía reflejada en la expresión aristocrática de su benefactor.— Si por favor... Enséñame — gimió, con descaro, recordándose que n