Noelia solo deseaba marcharse y estar a algunos metros de distancia de ese sujeto engreído. ¿Quién decía metros? Tal vez kilómetros, pero su escape fue frustrado por ese mismo hombre del cual deseaba escapar. Era tenerlo cerca y sentirse nerviosa, y lo peor con el rostro caliente, roja, era así como debía estar la piel de su cara
— ¿Comer...?Ahora que lo pensaba, ella no había comido en todo el día, por lo que hacerlo le parecía lo más apropiado, además, había firmado estar con él por quince días y comportarse como su amante.— No creo que tenga ropa de mi gusto y talla entre su ropa — respondió sarcástica por su última afirmación, aunque sí él le compraba ropa, eso le ahorraría tener que empacar nada de su casa, igual tras esos quince días podría donar esa misma ropa a una tienda de segunda mano y así imaginar y pensar que nada de eso había ocurrido, no guardar recuerdo alguno sería lo mejor para ella y su estabilidad mental después de aquello.Aunque la ausencia de su virginidad sí que le sería difícil de pasar por alto, pero no pensaría en eso, en esos momentos, tampoco es que tuviera a alguien más a quien quisiera dársela, porque nadie le había provocado las ganas que tenía que él la volviera a besar.— ¿Entonces me llevarías a comprar ropa después de comer?— Te llevaré donde tú quieras, tengo la tarde libre para ti, no es algo que pueda hacer todos los días, pero intentaré que podamos pasar el mayor tiempo juntos si voy a tener tan poco para disfrutarte.Acarició el grácil y perfecto cuello de la chica con la nariz e inhaló el aroma que desprendía, sería muy difícil esperar a terminar las dos semanas para follarla, pero era un reto personal, ella debía desearlo tanto que cuando el periodo de prueba terminara ni siquiera contemplara la posibilidad de abandonarlo.Marius, alzó la mirada otra vez para cruzarse con la de ella y esos ojos azules que a pesar de tener un color frío no le transmitían frialdad sino calidez, una calidez que no podía explicar.— Me encantas Noelia — confesó contra su boca, podía sentir las ganas que la joven tenía de ser besada, era un experto en mujeres y sus deseos y aun así no lo haría, le rozó levemente los labios a penas, pudo notarlo y se desvió a su mejilla dejando un beso en esta.Noelia no podía controlar sus emociones, mucho menos sus deseos, era consciente de que a su edad era todo un logro seguir virgen, muchas de sus amigas habían perdido su virginidad siendo aún más jóvenes.El problema era que ningún chico de su edad lograba ponerle, ni despertarle, ningún interés sexual, tal vez morboso que la llevó a más de una ocasión a hacerle preguntas indiscretas a sus amigos varones.Pero hasta ahí era toda la experiencia que tenía en el tema de sexo y chicos, hasta que Eloise la convenció de hacer ese perfil en la página de Sugar y conoció a Marius quien no solo la desesperaba, también erizaba su piel con su cercanía y por dios que cerro sus ojos al ver que acercaba su rostro al suyo, esperando ese beso que tanto quería que volviera a darle.— Vamos, debo castigarte por tu desconfianza — aseguró tomándola de la mano y tirando de ella mientras con la otra se llevaba el teléfono móvil al oído.— Brigitte vamos a salir. — fue lo último que dijo antes de pasar una mano tras la cintura de la joven para hacerla entrar delicadamente en el ascensor, acompañando su movimiento con ese grácil, pero dominante gesto.— Por cierto no me llames Daddy, lo odio, soy Marius, solo Marius, aunque en ocasiones tal vez te haga llamarme señor — sonrió ladino imaginándola arrodillada mientras se sometía a él — pero por ahora Marius está bien.Ella se quedó deseando ese beso, casi saboreándolo, pero no ocurrió, lo único que recibió fue un beso en la mejilla y la advertencia de que no le llamara Daddy.Que no la besara no solo la hizo enrojecer sino también enfadar un poco ¿Qué le costaba besarla? Aunque el enfado real vino cuando recordó que antes de pedirle que no le llamara Marius él mencionó castigarla por desconfiar, la culpa era de él, quien la había engañado ampliando el contrato a 6 meses más de los cuales no habían hablado.Aun así, en esta ocasión, se mantuvo callada y muy, muy obediente caminando a su lado, pensando en que hacer para cobrarlas luego."Tal vez un papi Marius sí que le gustaría que le dijera y si no que se jodiera, por frustrarla, por hacerla desear un beso que no llegó"— Ya que has dicho que me llevarás dónde quiera, deseo comer hamburguesas con muchos aros de cebolla y papas fritas.— ¿Pensaba llevarte al club y tú eliges una hamburguesería? — a pesar de decir aquello sonrió ladino, sería aún más interesante hacerla avergonzarse con gente de la alta sociedad, era divertido, pero donde había otros chicos y chicas de su edad, todavía se le antojaba un mejor plan.— Entonces eso tendrás.— Espera yo no quiero ir a comer cerca del lugar donde estudió — por supuesto que Noelia deseaba separar su vida diaria de lo que ocurriría siendo una sugar baby, no necesitaba habladurías con sus compañeros ni que nadie la juzgara o se enterara de lo que estaba haciendo.Abandonaron el edificio por la puerta principal donde una limusina los esperaba y de ella salió una mujer vestida con un impecable uniforme negro de chófer, ajustado a sus curvas, era una prenda muy masculina, pero que a aquella mujer, también un tanto masculina le quedaba realmente sexy, o eso pensó Noelia al verla.— Te presentó a Brigitte, será tu chófer, acompañante y guardaespaldas, ella te llevará donde quieras, cuando quieras. —La mujer de entre 30 y 35 años, como mucho, no medía más de 1,65 y era bastante delgada, incluso delicada, cualquiera que la viera se reiría ante la idea de que ella pudiera proteger a alguien, pero Marius la había visto reducir a hombres que hacían el doble que ella en segundos.— Ella es Noelia, estará con nosotros un tiempo, esperemos que sea mucho.— Encantada Noelia — La mujer tenía algo de acento francés también, pero no tan marcado como él, le dedicó una sonrisa sincera a la chica que le abrió la puerta — Por cierto, lo que me pidió.— Perfecto, llévanos al centro comercial más cercano, al campus universitario de la universidad de derecho.Marius esperó a que la chica subiera al coche para después subir tras ella y fue cuando Brigitte cerró la puerta, luego dio la vuelta para volver al asiento del conductor y arrancar en dirección a su destino.— Me tomé el atrevimiento de traer un regalo para ti.— sonrió malicioso y subió la ventanilla que comunicaba el asiento del conductor con la parte de atrás de la limusina para tener más intimidad — aunque tu regalo se convertirá en tu castigo.—Tras eso le dio el paquete envuelto en un bonito papel de regalo y espero a la reacción de la chica.— ¿Un regalo para mí? — mencionó tratando evitar que notará la emoción en su voz, sobre todo tras escuchar lo último que había dicho sobre que se
— Marius...Noelia dijo el nombre del francés en un susurro al verlo arrodillarse frente a ella, jamás creyó desear ver a un hombre así arrodillado entre sus piernas, sobre todo cuando hacía un poco menos de un mes que criticaba la película más popular de Netflix, donde la protagonista disfrutaba de despertar con la cabeza de su amante entre sus piernas, pero ahora que ella era esa protagonista y que Marius la tocaba haciéndola gemir, era diferente, en ese instante debía tragarse sus palabras.Relajó su cuerpo, disfrutando de su toque, eso sí, trataba de no cerrar los ojos, de no perder detalle, sobre todo, descubrió algo que le encantó y fue ver las pupilas de Marius pasar de un gris pálido a convertirse en mercurio líquido y era por ella, porque lo excitaba jamás se había descubierto excitando a un hombre de ese modo, pero mucho menos deseando ver lo que veía reflejada en la expresión aristocrática de su benefactor.— Si por favor... Enséñame — gimió, con descaro, recordándose que n
— Señor Lorraine que agradable volver a verlo, no sabía que estaba de nuevo en la ciudad.— Llegué hace tan solo una semana.—Explicó con una suave sonrisa que no parecía realmente genuina, más bien parecía fingida… amabilidad que tenía tan ensayada que era difícil notarla, a no ser que su interlocutor lo conociera muy bien.— Y muy bien acompañado, como siempre.—El hombre no dudó en barrer exhaustivamente con la mirada, de arriba a abajo el cuerpo de la chica hasta que Marius carraspeó y lo fulminó con la mirada por descarado, provocando la posesividad del francés, él era el único que tenía derecho a aquello, a repasarla de ese modo.— ¿Su mesa de siempre?— Esa será perfecta, pero no hace falta que nos acompañe, yo mismo conozco el camino.Y antes de que pudiera responder, llevó un brazo tras la cintura de la joven, acercándola levemente a su cuerpo y haciéndola caminar hasta una de las mesas del fondo, la que estaba justo al lado del ventanal que daba a los campos.— Ese imbécil...—
— Resolveré su problema cuanto antes.Y justo en el instante en que un camarero se acercó a ellos con la comida, el hombre se disculpó amablemente y caminó en dirección al maitre con quién desapareció del comedor.Ella llevó una de sus manos entre las piernas, por encima de la falda, en un intento por parar las vibraciones que empezaban a hacerle querer moverse de un lado a otro, estando todo lo quieta que podía, pero cuánto más se removía, más intensa se volvía la estimulación.¿En serio creía que ella sería capaz de hacerle una pregunta en ese momento? Sí le costaba no ponerse a gemir ahí mismo como una maldita gata en celo.Definitivamente, tenía que calmarse, tratar de controlarse, recordar que se había comprometido a hacer cualquier cosa que a ese hombre le complaciera, por un tiempo, limitado, solo dos semanas y si quería que él la tomara antes y largarse con sus 400.000 debía acceder y hacer que Marius la desearla.La única pregunta que se le venía a la mente era una que podría
Ella no podía aceptar sus palabras, porque no podría estar con nadie solo por dinero. El dinero estaba bien, pero no lo era todo, sobre todo si ella podría conseguirlo con sus propios medios. Tal vez era absurdo que estuviera respaldando esa idea en la situación en la que se encontraba, pero tenía claro que aquello era algo puntual y sus relaciones después de él serían normales.— Yo jamás podría estar con nadie sin sentir amor, tampoco es que me enorgullezca de estar haciendo lo que hago ahora. Yo me quedaría con alguien, aunque no tuviera dinero, si me viera, me amara y me ayudara en medida de sus posibilidades a formar un futuro juntos.—Rebatió ella tras ver al camarero marcharse y tomando de la copa tal y como él le había dicho.—Por eso no creo poder estar contenta con un contrato tan largo, no me sentiría a gusto fingiendo sentir por ti lo que pides — soltó un suspiro tras decirlo.— ¿Es que acaso en algún punto del contrato puso que no podías enamorarte, o yo de ti? Que no haya
—Sé que te prometí llevarte de compras para que tuvieras cualquier cosa que necesites, pero hoy soy yo quien necesita más de ti — Aseguró Marius una vez llegaron a su apartamento, un enorme ático en el centro mismo del Upper East Side, uno de los barrios más exclusivos de Nueva York— Hueles tan bien — se posicionó a la espalda de Noelia y la abrazó por detrás dejando que sintiera el calor de su cercanía, mientras besaba delicadamente su cuello y se embriagaba con el aroma de la chica.Por fin estaban a solas y en su casa. Llevó una mano a su rostro y le tapó los ojos para que no pudiera ver absolutamente nada hasta que él así lo quisiera, quería maravillarse con su expresión, tal y como se había maravillado hasta el momento con cada una de las reacciones de esa jovencita que tenía entre sus brazos.—Está bien, dónde quieras ir, yo iré contigo, esa es mi obligación —Ella se dejó cubrir los ojos, ese hombre tenía un extraño poder sobre su persona que la hacía desear complacerlo en casi
— Por esta vez dejaré que seas tú quien lo haga a tu manera. Dime algo¿Has tenido una polla en la boca antes?— Preguntó Marius cuando su polla saltó, dura, necesitada, frente a los ojos de la chica, quien no pudo disimular su sorpresa cuando estos se abrieron más grandes de la cuenta y él no pudo más que subir otra velocidad al vibrador, iba a ser una tortura no follarla hasta que estuviera seguro de que no querría escapar de él ¡Por los jodidos dioses! Llevaba unas horas con ella y no paraba de pensar en poseerla de todas las formas posibles e imaginables.—Jamás he hecho nada igual —reconoció obligándose a levantar la vista y verlo a los ojos, después tragó duro al ver su fuerte y férrea erección alzándose vigorosamente frente a ella, era grande, quizá dolería y aun así seguía queriendo hacerlo, ya no por el dinero sino por el deseo que parecía crecer y multiplicarse en su interior con la simple presencia de la joven.Llevó su mano curiosa hasta ella, tomándola entre sus manos, notan
Sin duda no podía más, Marius parecía un jodido puerto precoz, estuvo tentado de hundir de una maldita vez su erección en la boca de la joven, penetrar su garganta y correrse, pero no lo hizo, era la primera vez que esa chica tenía una polla en la boca y esa era la suya.— Mierda Noelia…—Gimió ronco tirando de su cabello para sacarla a tiempo de su boca y masturbarse frente a sus ojos. — Mírate... Eres tan …— Un gemido impidió que terminara esa frase cuando en, apenas, un par de sacudidas se corrió sobre los senos de la joven salpicando un poco también su rostro, quedándose quieto por un momento para observarla, tanta belleza cándida corrompida por su semen— ¿Sabes lo que deseo en este instante?— Preguntó arrodillándose para quedar a su altura y frente a ella, lamió su propio semen de la cara de la chica para luego llevar una mano a su cabello y agarrarlo con fuerza atrayéndola contra su boca y poder besarla con posesividad y anhelo, saqueando su boca, lamiendo con la punta de la leng