— Resolveré su problema cuanto antes.Y justo en el instante en que un camarero se acercó a ellos con la comida, el hombre se disculpó amablemente y caminó en dirección al maitre con quién desapareció del comedor.Ella llevó una de sus manos entre las piernas, por encima de la falda, en un intento por parar las vibraciones que empezaban a hacerle querer moverse de un lado a otro, estando todo lo quieta que podía, pero cuánto más se removía, más intensa se volvía la estimulación.¿En serio creía que ella sería capaz de hacerle una pregunta en ese momento? Sí le costaba no ponerse a gemir ahí mismo como una maldita gata en celo.Definitivamente, tenía que calmarse, tratar de controlarse, recordar que se había comprometido a hacer cualquier cosa que a ese hombre le complaciera, por un tiempo, limitado, solo dos semanas y si quería que él la tomara antes y largarse con sus 400.000 debía acceder y hacer que Marius la desearla.La única pregunta que se le venía a la mente era una que podría
Ella no podía aceptar sus palabras, porque no podría estar con nadie solo por dinero. El dinero estaba bien, pero no lo era todo, sobre todo si ella podría conseguirlo con sus propios medios. Tal vez era absurdo que estuviera respaldando esa idea en la situación en la que se encontraba, pero tenía claro que aquello era algo puntual y sus relaciones después de él serían normales.— Yo jamás podría estar con nadie sin sentir amor, tampoco es que me enorgullezca de estar haciendo lo que hago ahora. Yo me quedaría con alguien, aunque no tuviera dinero, si me viera, me amara y me ayudara en medida de sus posibilidades a formar un futuro juntos.—Rebatió ella tras ver al camarero marcharse y tomando de la copa tal y como él le había dicho.—Por eso no creo poder estar contenta con un contrato tan largo, no me sentiría a gusto fingiendo sentir por ti lo que pides — soltó un suspiro tras decirlo.— ¿Es que acaso en algún punto del contrato puso que no podías enamorarte, o yo de ti? Que no haya
—Sé que te prometí llevarte de compras para que tuvieras cualquier cosa que necesites, pero hoy soy yo quien necesita más de ti — Aseguró Marius una vez llegaron a su apartamento, un enorme ático en el centro mismo del Upper East Side, uno de los barrios más exclusivos de Nueva York— Hueles tan bien — se posicionó a la espalda de Noelia y la abrazó por detrás dejando que sintiera el calor de su cercanía, mientras besaba delicadamente su cuello y se embriagaba con el aroma de la chica.Por fin estaban a solas y en su casa. Llevó una mano a su rostro y le tapó los ojos para que no pudiera ver absolutamente nada hasta que él así lo quisiera, quería maravillarse con su expresión, tal y como se había maravillado hasta el momento con cada una de las reacciones de esa jovencita que tenía entre sus brazos.—Está bien, dónde quieras ir, yo iré contigo, esa es mi obligación —Ella se dejó cubrir los ojos, ese hombre tenía un extraño poder sobre su persona que la hacía desear complacerlo en casi
— Por esta vez dejaré que seas tú quien lo haga a tu manera. Dime algo¿Has tenido una polla en la boca antes?— Preguntó Marius cuando su polla saltó, dura, necesitada, frente a los ojos de la chica, quien no pudo disimular su sorpresa cuando estos se abrieron más grandes de la cuenta y él no pudo más que subir otra velocidad al vibrador, iba a ser una tortura no follarla hasta que estuviera seguro de que no querría escapar de él ¡Por los jodidos dioses! Llevaba unas horas con ella y no paraba de pensar en poseerla de todas las formas posibles e imaginables.—Jamás he hecho nada igual —reconoció obligándose a levantar la vista y verlo a los ojos, después tragó duro al ver su fuerte y férrea erección alzándose vigorosamente frente a ella, era grande, quizá dolería y aun así seguía queriendo hacerlo, ya no por el dinero sino por el deseo que parecía crecer y multiplicarse en su interior con la simple presencia de la joven.Llevó su mano curiosa hasta ella, tomándola entre sus manos, notan
Sin duda no podía más, Marius parecía un jodido puerto precoz, estuvo tentado de hundir de una maldita vez su erección en la boca de la joven, penetrar su garganta y correrse, pero no lo hizo, era la primera vez que esa chica tenía una polla en la boca y esa era la suya.— Mierda Noelia…—Gimió ronco tirando de su cabello para sacarla a tiempo de su boca y masturbarse frente a sus ojos. — Mírate... Eres tan …— Un gemido impidió que terminara esa frase cuando en, apenas, un par de sacudidas se corrió sobre los senos de la joven salpicando un poco también su rostro, quedándose quieto por un momento para observarla, tanta belleza cándida corrompida por su semen— ¿Sabes lo que deseo en este instante?— Preguntó arrodillándose para quedar a su altura y frente a ella, lamió su propio semen de la cara de la chica para luego llevar una mano a su cabello y agarrarlo con fuerza atrayéndola contra su boca y poder besarla con posesividad y anhelo, saqueando su boca, lamiendo con la punta de la leng
— Pero eso no es justo…— rebatió ella al escucharle decir que deseaba colarse bajo su piel, no podía dejar que eso sucediera, no cuando había una fecha de caducidad que le advertía que todo terminaría, sin embargo, aunque deseaba decírselo no podía, de sus jodidos labios solo salió su nombre, una y otra vez, a medida que él seguía bajando con sus labios sobre su cuerpo, llegando hasta sus senos haciéndola sentir aun más placer, como si eso fuera posible.Abrió los pliegues con dos dedos, observando el clítoris hinchado y endurecido con una sonrisa depredadora en los labios.—Si hago esto...— dio una intensa lamida sobre la zona precisa que activaría todavía más su placer — puedo hacer que te corras en solo un par de minutos — Aseguró succionándolo un par de veces como si intentará mamarlo — pero no sé si es lo que quiero, tal vez torturarte más — aseguró lamiendo una vez más para luego separarse levemente y observarla.— Mierda Marius …— se quejó ella frustrada, llegando las manos al
Tenemos informes de que Juliette Roux ha sido vista en París — Aseguró Enzo Dubois, el hombre de confianza de Phillip de Lorraine mientras dejaba varias fotogrsfias sobre su mesa.— Eso no es posible — El hombre tomó las fotografías y asintió, sin duda era ella, veinte años después, pero era Juliette, en realidad apenas había envejecido. Aquello suponía un gran problema para ellos, pero también una oportunidad de quitarse un cabo suelto del camino — Prometió no volver jamás, ese fue el trato — aseguró arrugando una de las fotografías entre sus dedos y levantándose de la silla en la que permanecía sentado para caminar hasta el mueble bar y servirse dos dedos de su mejor whisky — Convoca a la familia, los quiero a todos aquí mañana.— Señor, Marius se marchó hace un par de semanas a los Estados Unidos y no va a regresar hasta dentro de unos meses— Aseguró Enzo observando como su jefe maldecía algo ininteligible para él y bebía todo el contenido de su vaso de golpe.[....]Marius, aquell
— Lo que sea, ven aquí y pórtate como el hombre que eres, ningún hijo mío puede acobardarse como tú lo haces ante una mujer, por los dioses, eres un Lorraine, el mayor, mi heredero.— ¡No es eso! No tengo miedo y mucho menos de Lucrecia.— Entonces vuelve, es de extrema urgencia que estéis todos cuando explique eso que no puedo hablar por teléfono.Una hora después, Marius caminaba molesto por los pasillos de la clínica hasta la oficina de su abogado, dejándose caer en la silla frente a él y observándolo con una mirada que le fue imposible ignorar.Mathew levantó la ceja y lo observó con mirada interrogante, él creía que el rubio en ocasiones era demasiado dramático, pero jamás se lo había dicho en voz alta. Tal vez en ocasiones aquello lo divertía, pero no en ese instante en el que lo único que quería era terminar de revisar los documentos legales que tenía atrasados, odiaba que se le acumulara la faena porque era una persona exageradamente meticulosa.— Tengo que volver a casa — ase