—Sé que te prometí llevarte de compras para que tuvieras cualquier cosa que necesites, pero hoy soy yo quien necesita más de ti — Aseguró Marius una vez llegaron a su apartamento, un enorme ático en el centro mismo del Upper East Side, uno de los barrios más exclusivos de Nueva York— Hueles tan bien — se posicionó a la espalda de Noelia y la abrazó por detrás dejando que sintiera el calor de su cercanía, mientras besaba delicadamente su cuello y se embriagaba con el aroma de la chica.Por fin estaban a solas y en su casa. Llevó una mano a su rostro y le tapó los ojos para que no pudiera ver absolutamente nada hasta que él así lo quisiera, quería maravillarse con su expresión, tal y como se había maravillado hasta el momento con cada una de las reacciones de esa jovencita que tenía entre sus brazos.—Está bien, dónde quieras ir, yo iré contigo, esa es mi obligación —Ella se dejó cubrir los ojos, ese hombre tenía un extraño poder sobre su persona que la hacía desear complacerlo en casi
— Por esta vez dejaré que seas tú quien lo haga a tu manera. Dime algo¿Has tenido una polla en la boca antes?— Preguntó Marius cuando su polla saltó, dura, necesitada, frente a los ojos de la chica, quien no pudo disimular su sorpresa cuando estos se abrieron más grandes de la cuenta y él no pudo más que subir otra velocidad al vibrador, iba a ser una tortura no follarla hasta que estuviera seguro de que no querría escapar de él ¡Por los jodidos dioses! Llevaba unas horas con ella y no paraba de pensar en poseerla de todas las formas posibles e imaginables.—Jamás he hecho nada igual —reconoció obligándose a levantar la vista y verlo a los ojos, después tragó duro al ver su fuerte y férrea erección alzándose vigorosamente frente a ella, era grande, quizá dolería y aun así seguía queriendo hacerlo, ya no por el dinero sino por el deseo que parecía crecer y multiplicarse en su interior con la simple presencia de la joven.Llevó su mano curiosa hasta ella, tomándola entre sus manos, notan
Sin duda no podía más, Marius parecía un jodido puerto precoz, estuvo tentado de hundir de una maldita vez su erección en la boca de la joven, penetrar su garganta y correrse, pero no lo hizo, era la primera vez que esa chica tenía una polla en la boca y esa era la suya.— Mierda Noelia…—Gimió ronco tirando de su cabello para sacarla a tiempo de su boca y masturbarse frente a sus ojos. — Mírate... Eres tan …— Un gemido impidió que terminara esa frase cuando en, apenas, un par de sacudidas se corrió sobre los senos de la joven salpicando un poco también su rostro, quedándose quieto por un momento para observarla, tanta belleza cándida corrompida por su semen— ¿Sabes lo que deseo en este instante?— Preguntó arrodillándose para quedar a su altura y frente a ella, lamió su propio semen de la cara de la chica para luego llevar una mano a su cabello y agarrarlo con fuerza atrayéndola contra su boca y poder besarla con posesividad y anhelo, saqueando su boca, lamiendo con la punta de la leng
— Pero eso no es justo…— rebatió ella al escucharle decir que deseaba colarse bajo su piel, no podía dejar que eso sucediera, no cuando había una fecha de caducidad que le advertía que todo terminaría, sin embargo, aunque deseaba decírselo no podía, de sus jodidos labios solo salió su nombre, una y otra vez, a medida que él seguía bajando con sus labios sobre su cuerpo, llegando hasta sus senos haciéndola sentir aun más placer, como si eso fuera posible.Abrió los pliegues con dos dedos, observando el clítoris hinchado y endurecido con una sonrisa depredadora en los labios.—Si hago esto...— dio una intensa lamida sobre la zona precisa que activaría todavía más su placer — puedo hacer que te corras en solo un par de minutos — Aseguró succionándolo un par de veces como si intentará mamarlo — pero no sé si es lo que quiero, tal vez torturarte más — aseguró lamiendo una vez más para luego separarse levemente y observarla.— Mierda Marius …— se quejó ella frustrada, llegando las manos al
Tenemos informes de que Juliette Roux ha sido vista en París — Aseguró Enzo Dubois, el hombre de confianza de Phillip de Lorraine mientras dejaba varias fotogrsfias sobre su mesa.— Eso no es posible — El hombre tomó las fotografías y asintió, sin duda era ella, veinte años después, pero era Juliette, en realidad apenas había envejecido. Aquello suponía un gran problema para ellos, pero también una oportunidad de quitarse un cabo suelto del camino — Prometió no volver jamás, ese fue el trato — aseguró arrugando una de las fotografías entre sus dedos y levantándose de la silla en la que permanecía sentado para caminar hasta el mueble bar y servirse dos dedos de su mejor whisky — Convoca a la familia, los quiero a todos aquí mañana.— Señor, Marius se marchó hace un par de semanas a los Estados Unidos y no va a regresar hasta dentro de unos meses— Aseguró Enzo observando como su jefe maldecía algo ininteligible para él y bebía todo el contenido de su vaso de golpe.[....]Marius, aquell
— Lo que sea, ven aquí y pórtate como el hombre que eres, ningún hijo mío puede acobardarse como tú lo haces ante una mujer, por los dioses, eres un Lorraine, el mayor, mi heredero.— ¡No es eso! No tengo miedo y mucho menos de Lucrecia.— Entonces vuelve, es de extrema urgencia que estéis todos cuando explique eso que no puedo hablar por teléfono.Una hora después, Marius caminaba molesto por los pasillos de la clínica hasta la oficina de su abogado, dejándose caer en la silla frente a él y observándolo con una mirada que le fue imposible ignorar.Mathew levantó la ceja y lo observó con mirada interrogante, él creía que el rubio en ocasiones era demasiado dramático, pero jamás se lo había dicho en voz alta. Tal vez en ocasiones aquello lo divertía, pero no en ese instante en el que lo único que quería era terminar de revisar los documentos legales que tenía atrasados, odiaba que se le acumulara la faena porque era una persona exageradamente meticulosa.— Tengo que volver a casa — ase
Era la primera vez que Noelia extrañaba a alguien que no fuera su madre, abrió los ojos notando que estaba sobre una cama muy grande y cómoda, demasiado cómoda como para que quisiera dejarla por voluntad propia, aun así, tendría que hacerlo, no podía estar todo el día en la cama, debía reanudar cuánto antes su vida normal.Se incorporó con parsimonia estirándose y dando un gran suspiro que hizo que de sus ojos salieran un par de lágrimas que se limpió con la mano, antes de salir por completo de la cama y dirigirse al baño, un baño muy diferente al suyo dónde no tenía que gritar al meterse debajo del chorro de agua helada de la regadera solo porque al gilipollas que vive en el piso de abajo le dio por acabarse toda el agua caliente bañándose y a ella le tocó darse una ducha rápida esperando no pescar un resfriado. Eso sí, sonrió como una boba al leer la nota que su amante le había dejado antes de abandonar el lecho, aunque le hubiera gustado encontrárselo a él, ver aquella nota escrita
Cada palabra de esa conversación hacía enfurecer a Noelia, y le hacía sentir culpa por lo que había hecho, como decir que no era todo aquello que decían ese par de brujas, si había firmado un contrato con un hombre para que esté tomara su virginidad.No había nada que hacer, salvó salir del cubículo donde se encontraba con toda la dignidad posible, por supuesto ya no era la versión ridícula de la chica que se bajó de la limusina de su amante, su cabello nuevamente estaba amarrado en una cola de caballo.—¿Noelia desde cuándo estás aquí?Pregunto una de las dos arpías chismosas al verla salir del cubículo del baño.—El suficiente — respondió la joven abriendo la llave de agua para lavarse las manos.—Entonces no te has enterado de lo que pasó, hace un rato en la entrada de la universidad. Parece que entre nosotros se encuentra una baby de esas que se acuesta con hombres ricos por dinero y una muy osada, ya que se atrevió a venir en la limusina de su amante.Los puños de Noelia se apreta