Capítulo 184
Álvaro se quedó en la entrada, como si un rayo lo hubiera alcanzado en un día despejado.

—¡Por fin! —Carmen y Oliver se miraron por un momento, y enseguida se tomaron de las manos, saltando casi de alegría—. ¡Tres años rezando, suplicando a todos los santos! ¡Al fin se hizo realidad!

Carmen, en medio de su júbilo, notó la presencia de Álvaro en la puerta. Su expresión se endureció de inmediato.

—¡Malcriado! ¿¡Cómo es posible que no supieras que tu esposa está embarazada!? ¿¡Qué clase de marido eres!? —lo regañó con voz firme—. Te advierto algo: desde este momento, Gabriela es nuestro mayor tesoro, ¡y pobre de ti si se te ocurre maltratarla otra vez!

Álvaro sintió que sus pies estaban sobre nubes, inestables y confusos.

—¿Cuántos meses? —preguntó al médico.

—Eso tendremos que confirmarlo cuando despierte y nos diga la fecha de su último periodo —respondió el médico—. Por ahora, tiene un poco de desnutrición, así que voy a recetarle suplementos y establecer un calendario para sus control
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