Su voz se quebró un poco mientras retomaba, como si necesitara un respiro:—Cuando ella estaba embarazada de mí, vivió escondida, todo fue muy difícil. Creo que fue por el miedo constante y la mala alimentación. Poco después de darme a luz, ella murió...Gabriela frunció el ceño, su corazón se apretó al escuchar eso.Cristóbal, tan tierno y dulce, siempre parecía crecer rodeado de cariño. No imaginó que su vida también había sido tan dura...—Sé que cuando te enteraste de tu embarazo, pensaste en mi madre —Cristóbal levantó la mirada, sus ojos rojos reflejaban el dolor que ya no podía ocultar—. Hazlo por mí, dame una oportunidad para redimirme. Déjame protegerte, asegurarme de que este bebé nazca sano y salvo, sin que tengas que pasar por lo que mi madre sufrió."Pero Á... Álvaro…" Gabriela respondió, dudosa.—¿No escuchaste lo que dijo Rosalina? Soy el hijo menor de Santiago, el hijo menor del hombre más rico de Leeds, ¿qué me puede hacer Álvaro? —Cristóbal disimuló el dolor y adoptó
Noelia ya había pasado por la cirugía.La llevaron a la unidad de cuidados intensivos.Ivana había estado tan afectada que se desmayó varias veces, y ahora estaba tirada en la sala de descanso, con la cara pálida, mientras Iker se quedaba a su lado, visiblemente preocupado.Álvaro estaba sentado al lado de la cama de Noelia, luciendo completamente agotado.Pero su mirada no estaba en Noelia. Estaba fija en su teléfono.Kian, al recibir las órdenes de Álvaro, fue a buscar a Gabriela, pero cuando llegó, ya no estaba.Sus hombres no lograron ubicarla.Lo único que pudieron confirmar fue que Cristóbal la había llevado.Tampoco encontraron cámaras de seguridad.Sin embargo, había testigos. Varias personas juraban haber visto a Gabriela empujando a Noelia por las escaleras.Otros dijeron que lo que pasó fue que Noelia descubrió que Gabriela le había sido infiel, y que fue ahí cuando comenzaron a forcejear.Puede que una persona mienta,pero no tantos.Sin embargo…Álvaro sentía que tal vez e
—¿Dónde está Gabriela? —preguntó Oliver, con el ceño fruncido.Álvaro negó con la cabeza.—No lo sé.—¿Qué demonios está pasando aquí? —Carmen entrecerró los ojos, molesta—. Álvaro, se puede hablar de cualquier cosa, pero hay algo que dejaré claro: no permitiré que nadie le haga daño a Gabriela. No importa si ella tuvo o no algo que ver con esto. ¿Entendiste?—Lo entiendo —respondió Álvaro, sin emoción alguna en la voz.Carmen, al verlo en ese estado, no pudo evitar sentir compasión. Levantó la mano y le acarició la mejilla con ternura.Álvaro bajó la mirada, sin oponer resistencia.—¿No te dije que te concentraras en tu esposa? —Oliver intervino, en un tono severo—. Mira cómo están las cosas ahora. ¿Estás contento?Carmen lo jaló suavemente del brazo, intentando calmarlo.Oliver guardó silencio unos segundos, luego habló con una voz más moderada:—Tu abuela te trajo ropa limpia. Anda, cámbiate. No puedes seguir caminando así, lleno de sangre.Álvaro asintió y obedeció, alejándose en s
El rostro de Ivana palideció. Sentía un hormigueo en el cuero cabelludo mientras su mente trabajaba a toda velocidad.¿Probar? ¿Cómo iba a atreverse?Noelia ya había perdido el útero. Si no lograba casarse con Álvaro, su plan se desmoronaría. No podía permitirse el más mínimo error.—¿Qué es lo que quieres? —preguntó Ivana, apretando los dientes con furia.Gabriela pasó otra página del cuaderno: [Ambas sabemos por qué Noelia cayó por las escaleras.]Ivana se puso rígida. El color de su rostro se tornaba cada vez más cenizo.Gabriela pasó a la siguiente página sin inmutarse:[No iré a defenderme frente a Álvaro. Si quieren usar esta situación para exigirle que se divorcie de mí y se case con Noelia, adelante.]Ivana parpadeó, incrédula. Por un momento pensó que había leído mal.[No hay nada de qué sorprenderse. Han sido tres años y estoy cansada de todos ustedes. Mientras no vuelvan a provocarme, estas grabaciones jamás llegarán a manos de Álvaro.]Antes de que Álvaro comenzara con sus
Su mente volvió a las grabaciones. ¡Estaba claro que fueron hechas hace tres años!¡Esa maldita había conservado esas grabaciones incluso después de casarse con Álvaro!Gabriela era como un perro que no ladra, pero cuando muerde, lo hace hasta el hueso.No importaba si era porque empezaba a investigar la muerte de sus padres o porque tenía pruebas para chantajear a Noelia.Gabriela no podía seguir viva.Pero había que actuar con paciencia, ¡con cuidado! ¡No podía precipitarse!Primero, tendría que descubrir quién tenía las grabaciones en caso de que algo le sucediera. Una vez lo supiera, acabaría con ambos. Sin evidencia, no habría peligro.Gabriela dejó el hospital ignorando las objeciones de Cristóbal y regresó directamente a la casa que compartía con Álvaro.Alicia ya estaba al tanto de lo ocurrido con Noelia. Cuando vio a Gabriela entrar, corrió hacia ella.—¡Señora Saavedra! ¿Dónde estuvo? ¡Nos tenía a todos preocupados!"Alicia, estoy cansada."Las palabras escritas en la libreta
Esta vez, Noelia no estaba dispuesta a titubear ni a dejar que Álvaro eludiera su responsabilidad. Había aprendido de los rechazos anteriores.Ahora, lo obligaría a asumir su deber, sin dejar espacio para evasivas.¿Qué importaba haber perdido el útero?¡Ella no era como la inútil muda! No pensaba dejarlo escapar, y mucho menos compartirlo con alguien más.Si Álvaro quería tener hijos con otra mujer en el futuro, adelante, pero ella estaría firmemente instalada como la esposa legal.Ella sería quien controlara todo: los hijos ilegítimos, el Grupo Saavedra y cada centavo de la fortuna de los Saavedra.¡No permitiría que nadie más tocara lo que, según ella, le pertenecía!—Voy a hablar con Gabriela para aclarar las cosas —dijo Álvaro con una voz serena, casi como si estuviera calmando a un niño—. Ahora lo más importante es que te concentres en recuperarte.—¿Entonces, Alvi, no me crees? —preguntó Noelia, incrédula, mientras lo miraba fijamente—. Perdí a mi bebé, me quitaron el útero… ¿De
Alicia salió apresurada para recibirlo.—Señor…—¿Dónde está?—En el invernadero… —Alicia señaló hacia esa dirección.Álvaro no dijo nada y se encaminó directamente hacia allí.Alicia lo miró preocupada, pero no se atrevió a seguirlo.La puerta del invernadero estaba abierta.Álvaro se acercó y vio a Gabriela, vestida con ropa cómoda de casa, regando una monstera.Esa planta la había recogido Gabriela la Navidad pasada, durante una visita a la casa antigua.El jardinero de allí la había desechado porque tenía algunas imperfecciones. Gabriela, al verla, pensó que aún tenía valor y, después de preguntar a Álvaro, se la llevó a casa.Ella tenía compasión hasta por las plantas.¿Cómo podría haber empujado a una mujer embarazada por las escaleras?La luz del sol de esa tarde, rara en esa época, se filtraba por los cristales, bañando a Gabriela con un brillo cálido.Álvaro la observaba, y un extraño sentimiento de pánico comenzó a crecer en su interior. No quería romper esa tranquilidad.No
"Yo no quería que perdiera al bebé ni que le quitaran el útero. Estoy dispuesta a compensarla. Lo que ella pida, si está en mis manos, lo cumpliré."Álvaro la miró fijamente, sus ojos oscurecidos, su expresión llena de rabia contenida.—¿Ella quiere estar conmigo? ¿Eso también estás dispuesta a dárselo?La mirada de Gabriela se encontró con la de Álvaro.En un instante, pensó ver algo extraño en sus ojos. ¿Era… un ruego?¿Álvaro estaba rogándole?¿Rogándole qué?"De acuerdo", respondió Gabriela, ignorando lo que veía en su mirada, y asintió.En ese momento, Álvaro sintió como si el mundo se le viniera abajo.Soltó una risa breve, cargada de amargura.—Gabriela, ¿es eso? ¿Te quedaste todo el día en silencio, esperando a que pidiera algo así? ¿Estabas deseando que esto ocurriera, para usarlo como excusa y divorciarte de mí?—No… —Gabriela intentó defenderse, sin querer provocar más la furia de Álvaro.Desde el momento en que supo que Noelia no solo había perdido al bebé, sino también el