El niño no parece estar muy contento con mis palabras ya que casi de inmediato cuando escucha la palabra "niñero" su ceño se frunce en una mueca extrañamente adorable que me causa gracia, solo que por obvias razones no me río frente a él enfadado niño y la sorprendida chica que nos mira.
—¿Niñero? —cuestionan ambos a la vez, con la atención puesta en mi.
Me levanto rascando mi nuca de manera incómoda, peino mi cabello con el nerviosismo nuevamente aflorando mi piel.
—Creo que hay un error, claramente el trabajo era para alguien bueno más...
—¿Mujer? —suelto avanzando hasta las sillas largas, sentándome en la primera que encuentro.
—¡Si! Digo no, bueno la verdad es que no sabía que esperar —la chica se ve igual de incómoda que yo en estos momentos pero sus ojos tienen un brillo de desconfianza que me hace pensar que tal vez este trabajo aun no es mío después de todo, se acerca quedando frente a mi del otro lado de la encimera.
Sus ojos hacen un recorrido muy lento que se me hace un poco satisfactorio, no soy de piedra y la chica que se encuentra frente a mi no es una señora de treinta amargada y gritona, más bien es como una especie de hermana mayor bonita y agradable.
Miro su cuerpo o lo que me permite apreciar ya que gracias al gran mesón lo único que puedo observar es menos de la mitad de su abdomen plano el cual deduzco que es gracias a una buena rutina de ejercicios, trae un top deportivo negro que hace ver muy bien sus no tan grandes...Mhmm atributos, su cabello está atado en una coleta alta pero igual se nota lo largo de este.
Salgo de mi mente cuando comienzo a pensar en sus muy apetecibles labios y como me gustaría probarlos, llevo las manos a los bolsillos del pantalón y fijo mi atención en el niño que se encuentra mirándome fijamente con mala cara.
Bien, ya le caigo mal al niño, a su tía y a ¿Que se supone que es ella?
Abro la boca para preguntar pero soy de inmediato interrumpido por la voz de la chica que parece un poco apenada ante mi, aunque eso no quita el que siga mirándome con cautela.
—Me presento soy Gabe, soy la madre de Gariel y Maximilian —se presenta con un pequeño sonrojó en las manillas y mis ojos se abren de par en par ¿Su madre? Pero si esta chica podría bien ser su hermana mayor.
Fuerzo una sonrisa en mi rostro.
—Puedes hablar con tranquilidad, no eres la primera ni la última persona que se impresiona cuando le digo esto —me dice con total seriedad borrando cualquier rastro de sonrisa o amabilidad, si antes desconfiaba de mi ahora creo que me detesta.
—Yo...No yo, lo siento en serio no era mi intención que...—Me corta las palabras antes de siquiera terminar.
—¿Me ofendiera? Puedes estar tranquilo, hace mucho dejo de importarme ese tipo de miradas —se ríe sin ánimos sacudiendo un poco la cabeza, cierra los ojos por un momento y cuando los abre suspira largamente apoyando sus manos en la encimera.
—Yo...
No me deja seguir y levanta su mano deteniéndome en seco, me callo puesto que no quisiera cagarla aún más.
—Dejalo, te explicaré un poco de cómo son las cosas aquí puesto que no tengo más tiempo para conseguir otra "niñera" —me mira al decir lo último, la esquina de mi boca se alza en una mueca a la cual ella no le presta atención—. Ahora, mis hijos tienen una pequeña rutina que crearon por sí mismos con mi ayuda, Gariel como puedes ver no da mucha carga —señala a el niño que continúa mirándome mal desde la esquina sentado en un banco más alto que el resto, justo al lado de el pequeño bebé que continúa jugando con sus propias manos sin prestar atención a ninguno de nosotros—, es sencillo solo debes encargarte de vigilar que no haga alguna travesura y cuidar de ti mismo en caso de que dichas travesuras impliquen su odio inexplicable por las niñeras, debes darle de comer a la hora sin falta a menos que quieras enfrentarte a las consecuencias.
La miro sin saber que decir a lo que ella continua.
«Tiene una hora específica en la que se encierra en su cuarto a pintar o a hacer cualquier otra cosa que quiera pero oye, siempre pero siempre debes mantener la puerta de su habitación abierta. Solo eso y bueno, el es Maximilian —Se acerca a la silla de bebé sacando a su hijo con rapidez y experiencia para luego tenerlo en brazos encima de su pecho—. No lo cargues en tu cadera, a su edad es malo para el, podría hacer que sus pies se crucen cuando comience sus primeros pasos. No hay necesidad de sostener su cabeza o espalda pero si te sientes más cómodo de esa manera puedes hacerlo, en caso de cualquier cosa los números están anotados en el refrigerador. El número del doctor, el pediatra, mi madre, mi hermana y por supuesto el mío...
Después de un largo rato sentado en el duro banco donde recibí claras órdenes de mi jefa de cómo cuidar a sus hijos, ella se fue a su habitación dejándome al bebé en brazos después de excusarse diciendo que debía arreglarse para el trabajo. Ahora me encuentro solo con dos pequeños niños, uno me mira como si fuera el peor ser humano del planeta y el otro bueno, solo tiene su mano en mi pecho jugando con la tela de mi camisa.
Ella tenía razón al decir que son muy tranquilos, si no fuera porque el llamado Gariel me mira de esa manera tal vez todo sería perfecto.
Recuerdo que mi madre decía que a la edad de Gariel yo corría sin control desnudo por el jardín, destrozaba la mayoría de mis juguetes y gritaba casi todo el tiempo.
Ahora que lo pienso que no era un niño muy tranquilo a decir verdad, pero mi madre no se quejaba mucho de mi.
—No necesito un niñero, vete —la voz del niño me saca de mis pensamientos, lo miro. Su ceño está fruncido y su boca tiene un puchero que me parece adorable, cruza sus pequeños brazos debajo de su pecho en un intento fallido por intimidarme.
—Mmmm... —entrecierro mis ojos el mismo tiempo que mi mente máquina a toda velocidad, a este niño le caigo mal pero necesito este trabajo por lo que no me puedo permitir perderlo—. Que bien porque yo no quiero ser tu niñero.
El abre sus ojos y todo rastro de odio o repudio se va, en cambio ahora me mira un poco sorprendido.
—¿No? —cuestiona con su pequeña voz, niego con la cabeza y el entrecierra sus ojos con recelo.
—No, pero si quieres podemos ser amigos —le ofrezco con una ligera sonrisa y poco a poco veo como el ambiente se aliviana entre nosotros.
—¿En serio?
—Si, hasta podríamos salir a jugar en el parque. Cuando venía hacía acá vi uno muy grande con muchas personas.
—¡Si! ¿Escuchaste Max? Iremos al parque.
—¿Quién irá al parque? —una voz masculina se escucha a mis espaldas y mucho antes de que me giré a ver quién es el grito de Gariel se escucha por toda la cocina.
—¡Papi!
Gabe Russo¿Papá? Eso quiere decir que Nicolav está aquí, no solo eso por el grito de Gariel deduzco que está en la cocina ¡Jake también está en la cocina! No puedo creer que esté aquí, se supone que no vendría hasta el fin de semana. Calma tus nervios Gabe, actúa con normalidad. No estás haciendo nada malo y Jake es solo tu niñero, no es como si estuviera pasando algo más entre ustedes, además no tienes que darle ninguna explicación a Nicolav.Termino de cerrar mi maletín y bajo las escaleras en dirección a dónde aún se escuchan las voces, estoy a unos cuantos pasos de distancia cuando escucho con claridad los gritos emocionados de Gariel mientras le cuenta que ahora podrá ir al parque con Jake y Max.Respiro profundamente llenándome de valor y entro a la cocina.Soy recibida por el ambiente tenso e incómodo que se aprecia entre los dos hombre adultos en la habitación.—Nicolav ¿Que haces aquí? —pregunto un poco nerviosa, no quisiera que haga una escena frente a mi nuevo empleado el
Sigo en el baño intentando remover la pintura verde del cabello de Gariel, se remueve inquieto cuanto aplico nuevamente otro poco de jabón en su cabeza. Sus manos diminutas intentan quitar las mías de su cabeza pero no lo permito.—Aah, no quiero suéltame —se suelta de mis manos pero de inmediato tomo la ducha con la mano libre de jabón y le hecho agua en el rostro haciendo que suelte una risa, coloca sus manos intentando evadir el agua—. ¡No! Ayuda.Me río divertido por su negativa aunque ambos sabemos que se está divirtiendo tanto como yo.—Bien, me detendré pero déjame terminar de quitar la pintura de tu cabello. Si tu no hubieras hecho esa "inofensiva" broma no habrías terminado hecho un desastre —le vuelvo a decir recordando el hecho anterior que lo dejó así de sucio. —Esta bien, pero usa el shampoo de color verde es el que mamá usa cuando...—no sabe cómo continuar por lo que soy yo quien termina la oración.—Cuando terminas hecho un desastre de pintura, bien ahora pásame el env
La miro de lejos sin perderme ni un solo movimiento de ella tal y como llevo haciendo desde que me levante de la cama, en una de sus manos sostiene el biberón de Max mientras que con la otra teclea algo en su laptop. Continua sumida en sus pensamientos sin notar que tiene toda mi atención en ella, o si lo nota hace caso omiso. —Mamá, Jake dice que los ositos de goma están hechos con saborintanes de frutas y que eso le hace daño a nuestro estómago —Gariel entra a la cocina con un paquete abierto de ositos de goma en una mano y en la otra sostiene un oso de goma observándolo con el ceño fruncido.—Se dice Saborizantes, y no hacen mucho daño si no comes demasiados como pasa con el resto de las golosinas ¿Cierto Jake? —la madre de los niños me mira con una ceja levantada, podría apostar a que en su mirada me dice "¿En serio le dijiste eso a un niño?" A lo que yo solo me encojo de hombros continuando con mi café.—Muy cierto, además tal vez dentro de unos años de tanto comer ositos de gom
El ruido en mi puerta no me deja dormir, golpean con insistencia. Tanta que me hace pensar que debe ser algo urgente y de suma importancia pero antes de que pueda levantarme por completo la persona que toca mi puerta cual tambor, habla.—¡Jake! —exclama el pequeño niño, dueño de mis ya acostumbrados despertares el cual parece que no aguanta el día sin decir mi nombre por cualquier cosa.Me debato entre haberme el dormido y continuar descansando en la comodidad de mi habitación o levantarme, abrir la puerta y dejar que desastre me despierte por completo. Tras pensarlo mucho, con el sonido de mi puerta de fondo, me voy por la sabía decisión de levantarme y abrir la puerta antes de que el crío detrás de esta la tumbe te tantos golpes.¿De dónde saca tanta fuerza?—¡Ya! Ya voy —persiste aún tocando a lo que suelto un suspiro cansado llevando mis manos a mi cara para estrujar mis ojos aún dormidos, maldigo cuando por pura torpeza mi pie se golpea con el pie de la cama—. ¿Puedes dejar la pu
Este sin duda debe haber sido el viaje en auto más largo que he tenido, por mucho el más incómodo también. Pasamos la mitad de viaje en silencio o al menos el que se permitía gracias al sonido de las notificaciones del celular de Gabe quien casi en automático contestaba cada una, junto a algunos balbuceos e incoherencias por parte del pequeño Max.Luego de un par de minutos más decido romper el silencio llamando la atención de Gariel, sus ojos me enfocan dibujando una mueca que encaja en el perfil prefecto del aburrimiento.—¿Que tal si jugamos un juego? —casi podría sorprenderme de la facilidad con que su cara cambia a una verdaderamente interesada por el tema, me dedica una sonrisa radiante demostrando que está de acuerdo con mi idea hasta que sus cejas se juntan llenas de confusión.—¿Que vamos a jugar? —la pregunta parece llamar la atención de su madre, la cual de inmediato se gira para mirar en nuestra dirección.Titubeó un poco, la verdad es que no pensé en ello.Miro el alreded
—¿Que sucede? —nos pregunta a ambos al mismo tiempo, se acerca a mi para tomar a Max en sus brazos, el bebé se ríe contento de la atención que se le brinda y se agarra de un mechón de cabello de su madre.No se como sentirme en estos momentos.Por un lado me siento feliz de que Gabe hablé de mi con su hermana, en especial al saber que en sus conversaciones se usan las palabras "gustar" y "guapo" para referirse a mi, pero por el otro tengo una especie de discusión interna que no para de pensar en que esto puede que no sea real y que Gariel solo haya escuchado mal las palabras de su madre, algo que dudo.¡Agh! ¿Por qué tiene todo que ser tan complicado?Miro a la mujer dueña de mis pensamientos tortuosos, la cual sonríe sin enterarse de nada, y me rasco la nuca con algo de ansiedad.—Mmm, bueno lo mejor será que entremos ya —le hace un llamado a el mayor de sus hijos para que le siga a lo cual el la sigue ahora sonriente, bien lo mejor será evitar el tema por los momentos y tratar de no
—¡Jake! —Gariel y el otro niño se acercan a mi corriendo sosteniendo una pelota inflable, lo dejo que termine de acercarse mientras que yo termino de aplicar el protector solar en mi cuerpo.Al llegar a mi lado sacude la pelota frente a mi rostro soltando un par de risas cómplices con Demian, suspiro con aburrimiento.Bien creo que justo ahora, en estos momentos me arrepiento con fuerza de haber venido a esta salida. Me giro para vigilar un poco a Max el cual se encuentra en los brazos del tipo loco que se hace llamar Thomas, el cual por cierto ahora se encuentra charlando y riendo tranquilamente con Gabe, no me cae bien el pelinegro por la simple razón de que su comportamiento es fuera de lo común. Se comporta de una manera en la que es imposible saber que piensa o qué clase de persona es, y eso me fastidia.—¿Jugamos a la pelota? —me olvide por completo de los niños que permanecen parados a mi lado esperando una respuesta de mi parte.Finjo pensármelo un poco.—Mmmm, no lo sé...está
Estoy hecho un desastre pegajoso cubierto de helado de fresa y chocolate, Gariel continua pidiendo disculpas al igual que su amigo quién se mira realmente asustado por mi reacción.—Niño, ya callate dije que no es para tanto solo me lavo y ya —aun continuo confundido por el rostro pálido de Demian pero antes de que pueda preguntarle al respecto Thomas y Gabe se acercan en nuestra dirección, el primero solo le presta atención a el niño pelinegro.—¿Todo bien? —se agacha frente a él posando sus manos encima de los hombros del niño el cual se arroja a sus brazos tembloroso, mi ceño se frunce realmente confundido por la reacción de Demian.—Yo quería, te lo prometo —le repite una y otra vez abrazando el cuello del mayor se alejan en dirección al toldo mientras Gabe solo toma un paño de tela que trae en su mano y con ella intenta limpiar el desastre que tiene por hijo.—Lo siento Jake —pide disculpas el niño haciendo muecas raras cuando su mamá le pasa el pañuelo por toda la cara y cuerpo,