Llegar a una casa nueva de la nada no es nada fácil, mucho menos si es tu primer trabajo como...Niñero, si un niñero. Sin pensarlo dos veces tocó la puerta de la gran casa que parece ser aún más grande que la de mis padres, cosa que resultaría muy difícil pero al parecer no imposible para el dueño de tal mansión.
No escucho contestación del otro lado por le que vuelto a tocar con más fuerza sin recibir ninguna respuesta nuevamente, miro a los lados y descubro un timbre el cual no había notado hasta ahora. Bien pude ahorrarme el dolor en los nudillos gracias a la dura madera de la puerta pero una vez más mis nervios no dejan de pensar por mi, tocó el timbre y suspiró peinando un poco mi cabello hacia atrás.
Tomo aire llenando mis pulmones de aire en más posible ya que parece que desde que pise el gran portón de este lugar mis cuerpo se quedó sin aire y mis manos Sudán sin parar tanto que miro el pequeño botón asegurándome de no haber dejado una gota de mis fluidos corporales, algo que sería un asco si me lo preguntan.
Genial Jake, simplemente fantástico.
Cuando pensé que no la podía cagar más mis nudillos se dirigen nuevamente hacia la puerta justo al mismo tiempo que está se abre, por lo que mis nudillos terminan tocando en la cabeza de la pequeña persona frente a mi. Bajo lentamente mi mano colocándola detrás de mi espalda con nerviosismo y procurando ocultar lo más posible mi nerviosismo, siento como si mi camiseta estuviera empapada pero la verdad no quisiera comprobar si es cierto o no.
-E-eh soy Jake, el...
-Niñero, si ya se quién eres enviaste un sobre con tus datos.
Miro el rostro claro y delicado de la chica frente a mi junto al ceño fruncido que demuestra molestia por mi anterior acción, su boca hace una mueca de desagrado y ruego por qué esta chica no sea hija de mi jefe. O que para mí mala suerte sea parte de los niños que tengo que cuidar.
Parece leer mi mente ya que de inmediato quita su mueca junto a su ceño fruncido y se aparta a un lado para que avance.
-Soy Bega, mi hermana te está esperando en la cocina junto a los niños -asiento a modo de respuesta ya que temo que si abro la boca terminaré cargándola aún más.
Ella me dirige hacia donde me imagino debe estar la cocina así que mientras yo inspecciono los alrededores de la lujosa mansión, casi todo el piso es de madera oscura a excepción del alfombrado en medio del salón. Hay un gran candelabro plateado muy moderno en el mismo que ilumina casi toda la estancia dándole brillo a la ratonera de cristal, sigo los pasos de la chica la cual no se detiene en ningún momento por lo cual aceleró el paso intentando alcanzar a la diminuta mujer.
-Tus maletas llegaron ayer, Clarisa, la sirvienta se encargó de dejarlas en tu nueva habitación. Si hace falta algo puedes hablarlo con mi hermana una vez te instales -comunica deteniéndose frente a la puerta de la que seguramente es la cocina.
Una de las tantas ventajas de este trabajo es el hospedaje por lo que me facilita cosas como buscar un departamento o tener que subir diariamente al transporte público, cosa que ya sería demasiado para mi en estos momentos.
-Oh, claro está bien -respondo ocultando el temblor en mi voz, lo logro a la perfección aunque sigo temblando en mi interior.
¿Será que su hermana es muy estricta? ¿Tal vez demasiado buena?
La verdad hasta yo me sorprendí de que aceptarán mi solicitud entre las otras diez que estaban antes de mi, aunque tampoco es que fuera tan malo.
Abre la puerta dejándome pasar pero antes de que pueda dar el primer paso dentro, Bega la hermana de mi futura jefa me toma del brazo con un agarre demasiado fuerte para alguien de su altura. Miro de reojo sobre mi hombro y puedo ver claramente su rostro serio sin ninguna mueca o gesto, abre su boca como si fuese a decir algo pero nada sale de ella antes de que la cierre nuevamente.
-Ten cuidado con lo que haces -advierte en tono seco con su ceño levemente fruncido apretando su agarre en mi brazo.
No conteste nada al respecto, no quiero que la pequeña castaña aparentemente agresiva se arroje sobre mi como un animal salvaje. Solo asiento con la cabeza antes de que ella suelte mi brazo lentamente, camino a paso veloz adentrándome a la cocina donde al entrar se escucha una especie de discusión.
-¡Ya estoy grande no necesito una niñera! -una pequeña voz se escucha pero por más que busque al responsable no logro observarlo por ningún lado lo único que puedo apreciar es una de esas sillas para bebés claramente con un bebé dentro, y a un lado del refrigerador se encuentra una chica muy parecida a la tal Bega.
Llama mi atención ya que pareciera que son los únicos aquí pero sospecho que no es así, confirmo mi teoría cuando un pequeño niño rodea el comedor sin prestarme ni un gramo de atención.
- Gariel Alessandro, ya hablamos del tema y no pienso escuchar más al respecto. Necesitan una niñera de preferencia una con mucha paciencia, pero necesitan una ya. No puedo seguir faltando tanto tiempo al trabajo y lo sabes -medito en mi mente lo que ha dicho y solo agradezco que estén demasiado desesperadas en conseguir niñera, tanto que no se detuvieron a pensar en mí género o edad.
Carraspeó para llamar la atención pues por mucho que me gustaría no quisiera seguir escuchando la pequeña discusión entre la chica y el niño, la cual posiblemente lleve a mi despido sin que halla iniciado siquiera el primer día. La chica da vuelta al escuchar mi aviso de presencia y sus ojos se abren de la impresión pero no tanto como los míos cuando veo el clon casi perfecto de Bega, son idénticas en todo o bueno en casi todo ya que para mí sorpresa en sus ojos se encuentra una pequeña anomalía. Son de colores opuestos.
Efectivamente sus ojos son de colores distintos y preciosos, uno es verde con toques dorados o amarillos la verdad no puedo distinguirlo muy bien gracias a la iluminación del lugar y el otro es café, el mismo color café que tiene su hermana gemela solo que ella lo tiene en ambos ojos. Pero a pesar de su extraña condición me parece extrañamente...Preciosa.
Sacudo mi cabeza apartando esos pensamientos que se comienzan ir por el camino equivocado y abro la boca para presentarme con ¿Quien es ella? La verdad no lo sé ya que parece muy joven casi tiene mi edad pero por sus rasgos intuyo que es mucho menor, unos dos o tres años menos quizás.
Ella abre su boca para hablar pero de inmediato es interrumpida por la pequeña voz del niño que se detiene frente a mi, sus mejillas son rosadas y regordetas tanto que da ternura de solo verlo.
-¡Hola! Mi nombre es Alessandro ¿Tu eres?
Me agachó frente al niño y una sonrisa aparece en mi rostro casi de inmediato, una especie de impulso me hace extender mi brazo con mi mano en forma de puño a lo que el niño divertido hace un puño y golpea un poco suave el mío en forma de saludo.
-Hola Alessandro, yo soy Jake y soy el niñero.
El niño no parece estar muy contento con mis palabras ya que casi de inmediato cuando escucha la palabra "niñero" su ceño se frunce en una mueca extrañamente adorable que me causa gracia, solo que por obvias razones no me río frente a él enfadado niño y la sorprendida chica que nos mira.—¿Niñero? —cuestionan ambos a la vez, con la atención puesta en mi.Me levanto rascando mi nuca de manera incómoda, peino mi cabello con el nerviosismo nuevamente aflorando mi piel.—Creo que hay un error, claramente el trabajo era para alguien bueno más...—¿Mujer? —suelto avanzando hasta las sillas largas, sentándome en la primera que encuentro.—¡Si! Digo no, bueno la verdad es que no sabía que esperar —la chica se ve igual de incómoda que yo en estos momentos pero sus ojos tienen un brillo de desconfianza que me hace pensar que tal vez este trabajo aun no es mío después de todo, se acerca quedando frente a mi del otro lado de la encimera. Sus ojos hacen un recorrido muy lento que se me hace un po
Gabe Russo¿Papá? Eso quiere decir que Nicolav está aquí, no solo eso por el grito de Gariel deduzco que está en la cocina ¡Jake también está en la cocina! No puedo creer que esté aquí, se supone que no vendría hasta el fin de semana. Calma tus nervios Gabe, actúa con normalidad. No estás haciendo nada malo y Jake es solo tu niñero, no es como si estuviera pasando algo más entre ustedes, además no tienes que darle ninguna explicación a Nicolav.Termino de cerrar mi maletín y bajo las escaleras en dirección a dónde aún se escuchan las voces, estoy a unos cuantos pasos de distancia cuando escucho con claridad los gritos emocionados de Gariel mientras le cuenta que ahora podrá ir al parque con Jake y Max.Respiro profundamente llenándome de valor y entro a la cocina.Soy recibida por el ambiente tenso e incómodo que se aprecia entre los dos hombre adultos en la habitación.—Nicolav ¿Que haces aquí? —pregunto un poco nerviosa, no quisiera que haga una escena frente a mi nuevo empleado el
Sigo en el baño intentando remover la pintura verde del cabello de Gariel, se remueve inquieto cuanto aplico nuevamente otro poco de jabón en su cabeza. Sus manos diminutas intentan quitar las mías de su cabeza pero no lo permito.—Aah, no quiero suéltame —se suelta de mis manos pero de inmediato tomo la ducha con la mano libre de jabón y le hecho agua en el rostro haciendo que suelte una risa, coloca sus manos intentando evadir el agua—. ¡No! Ayuda.Me río divertido por su negativa aunque ambos sabemos que se está divirtiendo tanto como yo.—Bien, me detendré pero déjame terminar de quitar la pintura de tu cabello. Si tu no hubieras hecho esa "inofensiva" broma no habrías terminado hecho un desastre —le vuelvo a decir recordando el hecho anterior que lo dejó así de sucio. —Esta bien, pero usa el shampoo de color verde es el que mamá usa cuando...—no sabe cómo continuar por lo que soy yo quien termina la oración.—Cuando terminas hecho un desastre de pintura, bien ahora pásame el env
La miro de lejos sin perderme ni un solo movimiento de ella tal y como llevo haciendo desde que me levante de la cama, en una de sus manos sostiene el biberón de Max mientras que con la otra teclea algo en su laptop. Continua sumida en sus pensamientos sin notar que tiene toda mi atención en ella, o si lo nota hace caso omiso. —Mamá, Jake dice que los ositos de goma están hechos con saborintanes de frutas y que eso le hace daño a nuestro estómago —Gariel entra a la cocina con un paquete abierto de ositos de goma en una mano y en la otra sostiene un oso de goma observándolo con el ceño fruncido.—Se dice Saborizantes, y no hacen mucho daño si no comes demasiados como pasa con el resto de las golosinas ¿Cierto Jake? —la madre de los niños me mira con una ceja levantada, podría apostar a que en su mirada me dice "¿En serio le dijiste eso a un niño?" A lo que yo solo me encojo de hombros continuando con mi café.—Muy cierto, además tal vez dentro de unos años de tanto comer ositos de gom
El ruido en mi puerta no me deja dormir, golpean con insistencia. Tanta que me hace pensar que debe ser algo urgente y de suma importancia pero antes de que pueda levantarme por completo la persona que toca mi puerta cual tambor, habla.—¡Jake! —exclama el pequeño niño, dueño de mis ya acostumbrados despertares el cual parece que no aguanta el día sin decir mi nombre por cualquier cosa.Me debato entre haberme el dormido y continuar descansando en la comodidad de mi habitación o levantarme, abrir la puerta y dejar que desastre me despierte por completo. Tras pensarlo mucho, con el sonido de mi puerta de fondo, me voy por la sabía decisión de levantarme y abrir la puerta antes de que el crío detrás de esta la tumbe te tantos golpes.¿De dónde saca tanta fuerza?—¡Ya! Ya voy —persiste aún tocando a lo que suelto un suspiro cansado llevando mis manos a mi cara para estrujar mis ojos aún dormidos, maldigo cuando por pura torpeza mi pie se golpea con el pie de la cama—. ¿Puedes dejar la pu
Este sin duda debe haber sido el viaje en auto más largo que he tenido, por mucho el más incómodo también. Pasamos la mitad de viaje en silencio o al menos el que se permitía gracias al sonido de las notificaciones del celular de Gabe quien casi en automático contestaba cada una, junto a algunos balbuceos e incoherencias por parte del pequeño Max.Luego de un par de minutos más decido romper el silencio llamando la atención de Gariel, sus ojos me enfocan dibujando una mueca que encaja en el perfil prefecto del aburrimiento.—¿Que tal si jugamos un juego? —casi podría sorprenderme de la facilidad con que su cara cambia a una verdaderamente interesada por el tema, me dedica una sonrisa radiante demostrando que está de acuerdo con mi idea hasta que sus cejas se juntan llenas de confusión.—¿Que vamos a jugar? —la pregunta parece llamar la atención de su madre, la cual de inmediato se gira para mirar en nuestra dirección.Titubeó un poco, la verdad es que no pensé en ello.Miro el alreded
—¿Que sucede? —nos pregunta a ambos al mismo tiempo, se acerca a mi para tomar a Max en sus brazos, el bebé se ríe contento de la atención que se le brinda y se agarra de un mechón de cabello de su madre.No se como sentirme en estos momentos.Por un lado me siento feliz de que Gabe hablé de mi con su hermana, en especial al saber que en sus conversaciones se usan las palabras "gustar" y "guapo" para referirse a mi, pero por el otro tengo una especie de discusión interna que no para de pensar en que esto puede que no sea real y que Gariel solo haya escuchado mal las palabras de su madre, algo que dudo.¡Agh! ¿Por qué tiene todo que ser tan complicado?Miro a la mujer dueña de mis pensamientos tortuosos, la cual sonríe sin enterarse de nada, y me rasco la nuca con algo de ansiedad.—Mmm, bueno lo mejor será que entremos ya —le hace un llamado a el mayor de sus hijos para que le siga a lo cual el la sigue ahora sonriente, bien lo mejor será evitar el tema por los momentos y tratar de no
—¡Jake! —Gariel y el otro niño se acercan a mi corriendo sosteniendo una pelota inflable, lo dejo que termine de acercarse mientras que yo termino de aplicar el protector solar en mi cuerpo.Al llegar a mi lado sacude la pelota frente a mi rostro soltando un par de risas cómplices con Demian, suspiro con aburrimiento.Bien creo que justo ahora, en estos momentos me arrepiento con fuerza de haber venido a esta salida. Me giro para vigilar un poco a Max el cual se encuentra en los brazos del tipo loco que se hace llamar Thomas, el cual por cierto ahora se encuentra charlando y riendo tranquilamente con Gabe, no me cae bien el pelinegro por la simple razón de que su comportamiento es fuera de lo común. Se comporta de una manera en la que es imposible saber que piensa o qué clase de persona es, y eso me fastidia.—¿Jugamos a la pelota? —me olvide por completo de los niños que permanecen parados a mi lado esperando una respuesta de mi parte.Finjo pensármelo un poco.—Mmmm, no lo sé...está