Sigo en el baño intentando remover la pintura verde del cabello de Gariel, se remueve inquieto cuanto aplico nuevamente otro poco de jabón en su cabeza. Sus manos diminutas intentan quitar las mías de su cabeza pero no lo permito.
—Aah, no quiero suéltame —se suelta de mis manos pero de inmediato tomo la ducha con la mano libre de jabón y le hecho agua en el rostro haciendo que suelte una risa, coloca sus manos intentando evadir el agua—. ¡No! Ayuda.
Me río divertido por su negativa aunque ambos sabemos que se está divirtiendo tanto como yo.
—Bien, me detendré pero déjame terminar de quitar la pintura de tu cabello. Si tu no hubieras hecho esa "inofensiva" broma no habrías terminado hecho un desastre —le vuelvo a decir recordando el hecho anterior que lo dejó así de sucio.
—Esta bien, pero usa el shampoo de color verde es el que mamá usa cuando...—no sabe cómo continuar por lo que soy yo quien termina la oración.
—Cuando terminas hecho un desastre de pintura, bien ahora pásame el envase verde —el lo toma y me lo pasa, cuando lo aplico en su cabeza veo que verdaderamente la pintura desaparece de su cabello casi de inmediato.
Ya son casi dos semanas desde que cuido a los pequeños Russo, desde el día en que llegue Gariel a estado intentando atraparme en alguna de sus travesuras. Ha hecho de todo, desde arrojarme agua apenas entro a su habitación hasta echar salsa picante a mis alimentos, a diario he tenido que tener cuidado con cada paso que doy dentro y fuera de la casa nunca se sabe cuándo el pequeño monstruo pueda atacar. Solo que para su desgracia y para mí fortuna la broma de hoy no salió como el esperaba ya que le que terminó embarrado de pintura verde fue el y no yo, su plan era dejar una bomba de pintura colgando en lo alto de la puerta de su habitación pero sin lograr su cometido está cayó antes de tiempo dejándolo lleno del líquido verde.
Aún recuerdo como escuché su grito retumbando por toda la casa y lo molesto que estaba cuando me contó lo sucedido. A regañadientes se dejó meter en la bañera y no hablo si no hasta hace unos minutos cuando comenzó a quejarse, el único que se ha comportado de la mejor manera a sido el bebé Max quién no ha dado mucho trabajo aparte de tener que cambiar sus pañales y darle un baño
Termino de bañar a Gariel cuando el llanto fuerte y claro de Max se escucha al otro lado de la habitación, dejo a Gariel poniéndose su pijama mientras que yo me apresuro a ir al cuarto de al lado donde se encuentra el pequeño Max.
—Hola amigo, ya tenemos hambre no es cierto? —lo tomo en brazos revisando si su pañal está limpio cosa que me sorprende sea así por lo que sin ningún problema lo visto con su pijama y bajo junto a él para dejarlo en su silla especial justo al lado de el sofá frente a la televisión.
Dejo un par de juguetes a su alcance mientras que voy a preparar las palomitas de maíz y el biberón nocturno del bebé, al terminar no me hace falta llamar a Gariel ya que este se encuentra sentado en el sofá escogiendo una película. Al ver que llego con el tazón de palomitas recién hechas pide por ellas al igual que Max quién se desespera por tomar de su biberón.
—Palomitas para el niño —le entrego el tazón a Gariel quién agradece volviendo a su tarea de escoger una película y saco de la sillita a Max que se encuentra encantado cuando lo tomo—. Y un biberón tibio para el bebé.
Me siento en el cómodo sofá con el bebé en brazos dándole de comer tranquilamente pensando en mi nueva rutina, no ha sido fácil a decir verdad aunque puede ser porque no estaba acostumbrado a tener un dúo de niños a mi alrededor. Solo he recibido unas dos llamadas alrededor de la semana por parte de mi madre quien me cuenta que extraña mi presencia en casa y que se siente orgullosa de mi por lo que he logrado, se sintió raro escuchar esas palabras proviniendo de mi madre ya que aunque me duela admitirlo no ha estado orgullosa de mi en un largo tiempo.
No dijo mucho de mi padre excepto que estás semanas a estado extrañamente muy nostálgico cosa a la que por más que me cueste no le prestó mucha atención, no quisiera ilusionarme con la idea de que mi padre me extrañe un poco.
De Gabe no podría decir mucho excepto de que es una madre cariñosa y ejemplar para sus hijos y que siempre que puede intenta pasar tiempo con ellos sin excluirme a mi de la ecuación, probablemente para que sus hijo se acostumbren a mi presencia. Muchas veces la he notado observándome de lejos cuando cree que no la he visto pero lo dejo pasar ya que casi siempre sucede cuando estoy con alguno de sus hijos. Probablemente me este vigilando ya que aún desconfía de mi.
—Ya conseguí la película —volteo de inmediato al escuchar a Gariel hablando y efectivamente ya hay una película reproduciéndose en la pantalla.
—¿Cual escogiste? —no es que me importe mucho en realidad ya que siempre termino dormido casi al final de cada película.
—Coraline y la puerta secreta, mis amigos han estado hablando mucho de ella dicen que da miedo pero...
Lo interrumpo sin pensarlo al recordar el nombre de la dichosa película.
—Ah no, ni hablar. Dejame y pongo el Rey León pero esa película no la veras conmigo aqui —me niego rotundamente ignorando su rostro triste, sus mejillas se ponen rojas de molestia pero aún así no cambio de opinión.
Y no lo haré.
Tomo el control y cambio de película colocando Bambi, si quiere llorar que sea de tristeza. Coloco la película sin prestarle atención a su mala cara que desaparece mediante más avanza la película.
A mi madre siempre le a gustado esa película, aunque todavía recuerdo que por alguna extraña razón no me gustaba tanto. Tal vez sería por la corta edad que tenía, probablemente ahora me guste ya que mi edad es distinta a la última vez que la he visto.
Al principio de la película ambos estábamos un poco, bueno demasiado emocionados, pero todo quedó atrás hasta que recordé porque nunca me gustó mucho la dichosa película.
La mamá de Bambi. Muere, si muere.
Y por si no fuera poco es al inicio de la película donde todo parecía bello y maravilloso, volteo lentamente con cautela mirando en dirección al niño que por supuesto se quedó mudo.
Bien, creo que sí antes no me habían botado ahora sin duda estoy despedido.
Antes de que pueda decir algo que logré consolar al pequeño niño sensible a mi lado la puerta de la casa se abre y una cansada Gabe aparece al instante.
Me mira y sonríe levemente con un pequeño sonrojó en las mejillas.
—Hola —me saluda y sin mucha dificultad me levanto con un dormido y ya alimentado Max en los brazos—. ¿Noche de pelícu...las? ¿Porque Gariel está llorando?
El niño que no se había percatado de la presencia de su madre al mirarla sale corriendo en su dirección, cualquiera que lo viera pensaría que la a extrañado demasiado, en parte es cierto pero...
—¡Se murió! —grita el pequeño niño con ojos llorosos balbuceando un montón de cosas inentendibles ocasionando que su madre me mire en busca de una explicación.
—Estabamos viendo películas y se me ocurrió poner Bambi ¡Te juro que no sabía! Solo que él quería ver una película de miedo y no...—me callo al ver que la sonrisa de Gabe se extiende y una gran y larga risa escapa de sus preciosos labios inundando la casa, su hijo deja de llorar pero aún las lágrimas se escurren por sus mejillas mientras que yo solo observo maravillado a la hermosa mujer frente a mi.
—Lo siento, es que me recordé algo que...—ríe otro poco pero esta vez coloca una mano en su boca intentando evitarlo—. Lo siento, Gariel cariño que tal si terminas de ver la película primero. No todo es tan triste, además era mi película favorita cuando era niña.
Gariel y yo la miramos con asombro por sus palabras, el pequeño niño se limpia las lágrimas del rostro y vuelve a mirar a su mamá.
—¿En serio era tu película favorita?
Ella sonríe nostálgica probablemente recordando pero al rato asiente por lo que su hijo se emociona y se acerca sentándose en el sofá terminado de ver la película.
—¿Era? —pregunto verdaderamente interesado.
—Bueno en ese entonces me gustaban mucho los animales, luego aparecieron las princesas en mi vida y no he podido sacar a Mulan de mi corazón —sonríe y es la primera vez que la veo hacerlo con tanta facilidad que me gusta verla haciéndolo—. Recuerdo que lloraba mucho al igual que Gariel, mi madre siempre se quejaba pero aún así no paraba de verla.
Algo se mueve pero antes de que pueda seguir conversando Max se remueve dormido entre mis brazos llamando la atención de su madre quien de inmediato lo toma.
—Lo llevaré a dormir, tú puedes terminar de ver la película con Gariel—se va sin decir nada más por lo que hago lo mismo sentándome junto a Gariel el cual está más animado observando la película.
La miro de lejos sin perderme ni un solo movimiento de ella tal y como llevo haciendo desde que me levante de la cama, en una de sus manos sostiene el biberón de Max mientras que con la otra teclea algo en su laptop. Continua sumida en sus pensamientos sin notar que tiene toda mi atención en ella, o si lo nota hace caso omiso. —Mamá, Jake dice que los ositos de goma están hechos con saborintanes de frutas y que eso le hace daño a nuestro estómago —Gariel entra a la cocina con un paquete abierto de ositos de goma en una mano y en la otra sostiene un oso de goma observándolo con el ceño fruncido.—Se dice Saborizantes, y no hacen mucho daño si no comes demasiados como pasa con el resto de las golosinas ¿Cierto Jake? —la madre de los niños me mira con una ceja levantada, podría apostar a que en su mirada me dice "¿En serio le dijiste eso a un niño?" A lo que yo solo me encojo de hombros continuando con mi café.—Muy cierto, además tal vez dentro de unos años de tanto comer ositos de gom
El ruido en mi puerta no me deja dormir, golpean con insistencia. Tanta que me hace pensar que debe ser algo urgente y de suma importancia pero antes de que pueda levantarme por completo la persona que toca mi puerta cual tambor, habla.—¡Jake! —exclama el pequeño niño, dueño de mis ya acostumbrados despertares el cual parece que no aguanta el día sin decir mi nombre por cualquier cosa.Me debato entre haberme el dormido y continuar descansando en la comodidad de mi habitación o levantarme, abrir la puerta y dejar que desastre me despierte por completo. Tras pensarlo mucho, con el sonido de mi puerta de fondo, me voy por la sabía decisión de levantarme y abrir la puerta antes de que el crío detrás de esta la tumbe te tantos golpes.¿De dónde saca tanta fuerza?—¡Ya! Ya voy —persiste aún tocando a lo que suelto un suspiro cansado llevando mis manos a mi cara para estrujar mis ojos aún dormidos, maldigo cuando por pura torpeza mi pie se golpea con el pie de la cama—. ¿Puedes dejar la pu
Este sin duda debe haber sido el viaje en auto más largo que he tenido, por mucho el más incómodo también. Pasamos la mitad de viaje en silencio o al menos el que se permitía gracias al sonido de las notificaciones del celular de Gabe quien casi en automático contestaba cada una, junto a algunos balbuceos e incoherencias por parte del pequeño Max.Luego de un par de minutos más decido romper el silencio llamando la atención de Gariel, sus ojos me enfocan dibujando una mueca que encaja en el perfil prefecto del aburrimiento.—¿Que tal si jugamos un juego? —casi podría sorprenderme de la facilidad con que su cara cambia a una verdaderamente interesada por el tema, me dedica una sonrisa radiante demostrando que está de acuerdo con mi idea hasta que sus cejas se juntan llenas de confusión.—¿Que vamos a jugar? —la pregunta parece llamar la atención de su madre, la cual de inmediato se gira para mirar en nuestra dirección.Titubeó un poco, la verdad es que no pensé en ello.Miro el alreded
—¿Que sucede? —nos pregunta a ambos al mismo tiempo, se acerca a mi para tomar a Max en sus brazos, el bebé se ríe contento de la atención que se le brinda y se agarra de un mechón de cabello de su madre.No se como sentirme en estos momentos.Por un lado me siento feliz de que Gabe hablé de mi con su hermana, en especial al saber que en sus conversaciones se usan las palabras "gustar" y "guapo" para referirse a mi, pero por el otro tengo una especie de discusión interna que no para de pensar en que esto puede que no sea real y que Gariel solo haya escuchado mal las palabras de su madre, algo que dudo.¡Agh! ¿Por qué tiene todo que ser tan complicado?Miro a la mujer dueña de mis pensamientos tortuosos, la cual sonríe sin enterarse de nada, y me rasco la nuca con algo de ansiedad.—Mmm, bueno lo mejor será que entremos ya —le hace un llamado a el mayor de sus hijos para que le siga a lo cual el la sigue ahora sonriente, bien lo mejor será evitar el tema por los momentos y tratar de no
—¡Jake! —Gariel y el otro niño se acercan a mi corriendo sosteniendo una pelota inflable, lo dejo que termine de acercarse mientras que yo termino de aplicar el protector solar en mi cuerpo.Al llegar a mi lado sacude la pelota frente a mi rostro soltando un par de risas cómplices con Demian, suspiro con aburrimiento.Bien creo que justo ahora, en estos momentos me arrepiento con fuerza de haber venido a esta salida. Me giro para vigilar un poco a Max el cual se encuentra en los brazos del tipo loco que se hace llamar Thomas, el cual por cierto ahora se encuentra charlando y riendo tranquilamente con Gabe, no me cae bien el pelinegro por la simple razón de que su comportamiento es fuera de lo común. Se comporta de una manera en la que es imposible saber que piensa o qué clase de persona es, y eso me fastidia.—¿Jugamos a la pelota? —me olvide por completo de los niños que permanecen parados a mi lado esperando una respuesta de mi parte.Finjo pensármelo un poco.—Mmmm, no lo sé...está
Estoy hecho un desastre pegajoso cubierto de helado de fresa y chocolate, Gariel continua pidiendo disculpas al igual que su amigo quién se mira realmente asustado por mi reacción.—Niño, ya callate dije que no es para tanto solo me lavo y ya —aun continuo confundido por el rostro pálido de Demian pero antes de que pueda preguntarle al respecto Thomas y Gabe se acercan en nuestra dirección, el primero solo le presta atención a el niño pelinegro.—¿Todo bien? —se agacha frente a él posando sus manos encima de los hombros del niño el cual se arroja a sus brazos tembloroso, mi ceño se frunce realmente confundido por la reacción de Demian.—Yo quería, te lo prometo —le repite una y otra vez abrazando el cuello del mayor se alejan en dirección al toldo mientras Gabe solo toma un paño de tela que trae en su mano y con ella intenta limpiar el desastre que tiene por hijo.—Lo siento Jake —pide disculpas el niño haciendo muecas raras cuando su mamá le pasa el pañuelo por toda la cara y cuerpo,
Mi teléfono vibra en mi bolsillo al llegar a casa, lo ignoro ayudando a Gabe a meter las cosas dentro junto con Gariel que con mucho esfuerzo carga el bolso que traía conmigo durante el viaje.Veo a su madre sostener a Max junto a su bolsa y la pañalera sin dificultad alguna, cuando se adelanta puedo apreciar de lejos la curvatura de su espalda como también...bueno "otras cosas" que no debería notar en mi jefa.Abre la puerta provocando una risa corta pero dulce por parte del hermoso bebé en sus brazos encantado por lo que sucede a su alrededor, antes de que siquiera lo piense me encuentro arrancándole las bolsas de sus manos para que tenga completa libertad de movimiento.Gariel no se pierde ninguna acción de mi parte entrecerrando los ojos con suma atención intercalando su mirada de su madre a mi en repetidas ocasiones, el resultado de su escrutinio parece dejarlo satisfecho ya que con una sonrisa en sus labios camina rápidamente rebasando a su madre y a mi desapareciendo dentro de
Ella ahora se gira mirando hacia la pared mientras que yo me coloco rápidamente unos boxers junto a unos pantalones anchos de pijama y una camiseta común algo desgastada ya que es mi favorita, desde que mamá me la regala no he podido desprenderme de ella.Cuando terminó de vestirme me calzo mis pantuflas rojas, me miró a mi mismo antes de volverme a la encantadora mujer que todavía se encuentra de espaldas.—Ya puedes voltear —me hace caso girándose lentamente hacia mi, sus ojos vagan desde mi rostro lentamente descendiendo por mi torso hasta llegar a mis piernas.Veo su cara acalorada acompañada de ese sonrojo natural que me tiene suspirando internamente deseando poder besar ambas de sus mejillas, tal vez aventurarme hasta sus carnosos labios y unirlos con los míos.Suelto un jadeo pasando una mano por mi cabello despeinado un poco mientras aún continua humedecido por la ducha, Gabe toma una lenta respiración antes de acercarse poco a poco hasta quedar a una distancia en la que su re