-Lo que escuchaste. – Dije fulminándolo con la mirada. -Uh… de acuerdo. Entonces, ¿Por qué piensas eso de mi pareja? – Preguntó el bastardo cambiando su atención de mí a Chase. Éste lobo tenía piedras por cerebro. -¡¿Por qué?! – Pregunté incrédula. – La pregunta aquí debería de ser, ¿Por qué m****a no piensas lo mismo? -Bueno, no podría asegurar que mi pareja es una perra sin sentimientos porque creo que me ha demostrado que no lo es. – Dijo lentamente. Yo bufé. -Si piensas eso es porque algo le ha puesto a tu comida, estoy segura. – Dije mirándolo con asco. – No puedo creer que la defiendas después de que abandonó a este tierno cachorro. – Dije acariciando la espalda de Chase. -Abandonado… - Entonces sus ojos se abrieron ampliamente y miró a Chase. - ¿Qué fue lo que le dijiste? -La verdad. – Dijo Chase con un puchero que me hizo apretarlo contra mi pecho un poco más fuerte. – Ella está dispuesta a adoptarme porque tu pareja es una mala madre. Fue fugaz, pero podría asegurar q
Sus labios eran suaves y tibios mientras tomaban con fuerza los míos. Cerré los ojos por inercia disfrutando de la sensación. Nunca había hecho lo del labio- a – labio así que estaba insegura sobre qué hacer. Olía tan divinamente que tenía que probarlo, por lo que tímidamente lamí su labio inferior. Él gruñó y repentinamente pude sentir el peso de su cuerpo sobre el mío. Esto era agradable mientras tomaba mis labios con ferocidad y mis manos hacían un lento recorrido por los músculos de su espalda. Era una enorme y bien trabajada espalda. Así que mis manos decidieron que deberían de explorar también su pecho mientras él hacía cosas muy agradables con su boca en un lento barrido hacia mi cuello. Incliné la cabeza para darle un mejor acceso y él gruñó de esa forma que hacía que mis bragas se cayeran solas. Comencé a desabrochar los botones de su camisa mientras él con una sola mano (Muy atractivo y sorprendente) quitó la sábana que me cubría y así ambos podríamos estar piel con piel y
A la mañana siguiente me puse mis bragas de niña grande y salí de la habitación para enfrentarme a un nuevo día. En la cocina ya se encontraba mi cachorro favorito hundiendo su cara en un plato de cereal. -Vaya, yo quiero un poco de eso. – Dije cuando por fin pude ver su cara llena de chocolate. -También hay pastel. El señor Fred dijo que podíamos comerlo cuando despertaras. -¿Dónde está él? -Salió temprano a cubrir tu turno de la escuela. También le dio su clase a los chicos que vienen temprano. Todos preguntaron por ti.- Dijo con una sonrisa. – Esperamos ansiosos a nuestra profesora. -No sé si les daré clases mañana. – Dije honestamente. – Me duele todo ésta mañana. Quizá solo me dedique a descansar el día de hoy. -Suena como un buen plan. ¿Vemos películas todo el día? -Ah, tú si que me comprendes, cachorro. – Dije con una sonrisa mientras pasaba a su lado y le despeinaba el cabello para ir por un enorme plato de cereal y pastel. – Espero que tu padre no tenga que hacer cosas
Para ser honesta, pensé que Bastián había ido a esa subasta porque estaba buscando una humana que no pudiera renunciar a aspirar su Casa de la Manada ante el menor signo de berrinche de su pareja. Lo sabía, lo había vivido, nadie quería el puesto porque Clarissa era un dolor en el trasero. Ni siquiera Susie, el ama de llaves, aguantaba a la perra. Así que yo había visto ese acto de novecientos mil dólares como el último intento desesperado por conseguir ayuda doméstica. Él me sacaba de ahí, yo lo acosaba en sus rutinas de ejercicio… todos ganábamos. Entonces, cuando me quiso decir sus verdaderos motivos, francamente pensé que me iba a rebelar que efectivamente estaba buscando a una esclava de la limpieza, pero sus primeras palabras me cerraron la boca. -Tenía motivos para pensar que mi hermana estaba en ese lugar. – Dijo mirándome a los ojos pero sin dejar de masajear mi pierna. – Fui ahí a los pocos días de haberme enterado. -No la encontraste. – Susurré como una afirmación. -No.
-¿Papá?-Dime. – Dije con mi mente en otro lugar.Era la segunda película que veíamos después de que Rose se fuera a alguna parte. No es que la culpe.¿En qué punto del camino había metido la pata? Quizá primero debí de haberle dicho que era mi pareja y luego probar esos jugosos y rosados labios que…-¿A quién tenemos que recurrir cuando tenemos problemas con las hembras? – Dijo en tono serio.Mi cara giró automáticamente en su dirección.-¿Qué?-Ya sabes, problemas de hembras.-Creo que no te estoy entendiendo, cachorro. – Dije ladeando la cabeza.-Papá, creo que tu y yo necesitamos ayuda. Es como cuando te lastimas y buscas ayuda con un doctor. O como cuando necesitamos un corte de cabello y vamos con un lobo que sepa lo que hace. – Dijo pensativo. - ¿A dónde vamos si tenemos problemas con las hembras?-Esa… es una excelente pregunta. – Dije rascando mi cabeza. – No hay a quién acudir como un “especialista en el tema” que yo sepa.-Vaya… - Dijo decaído. – Entonces… ¿Qué harás para q
No sé si tenía el derecho de sentirme o no utilizada ya que, técnicamente, solo nos dimos algunos besos. Quizá yo toqué más de su cuerpo de lo que debería, pero no creo que eso contara. Mi cabeza era un lío emocional. Siendo honesta, me gustaba el bastardo; incluso cuando había sido un grosero, altanero, dominante, gruñón y sensual jefe, sentía una inmensa atracción por él. No era mi culpa que su madre lo hubiera hecho con mucho amor. Y hablando de su madre, ¿Qué fue toda esa charla sobre su familia? No me debía explicaciones sobre sus acciones. Quizá pensara que hablándome un poco sobre él, sería más receptiva a sus atenciones. Como sea, necesitaba una distracción, ¿Qué mejor que el lobo más mujeriego que conocía para darme advertencias de tipos como él? -Hey, Rose. – Dijo cuando pasé de largo por el pasillo y entré directamente en su oficina. - ¿Cómo estás? -De mal humor. – Dije sentándome en la única silla disponible. – Tengo un invitado no deseado en casa. -Ah. ¿Hablas del ch
-¿Rose? Una voz atractiva se encontraba susurrando mi nombre en mi oído; fruncí el ceño porque nadie me sacaría de mi pequeña siesta. -¿Rose? Me pediste que te despertara y… ¿Podrías dejar de hacer eso? Ignoré a la atractiva pero molesta voz. ¿Qué tiene de malo amasar mi cómodo colchón? -No. Vete. – Dije medio adormilada. -Rose… tu trabajo… Abrí un ojo solo para encontrarme con una barbilla afilada en la semi oscuridad. Asustada di un brinco que me hizo enredarme en la manta y caer al suelo. -¡Rose! ¿Estás bien? -No… mi trasero. – Dije lamentándome desde el suelo. - ¿Qué mierdas estás haciendo aquí en mi…? Me detuve abruptamente. Algunos recuerdos acudieron a mi mente y me hicieron elevar las cejas. Bueno, si la información en mi cerebro era correcta, Bastian ayer me había confesado una pequeña bomba. ¿Qué haré con eso? Decidí en las milésimas de segundo que le tomó al guapo bastardo salir de la cama que me tomaría mi dulce tiempo para procesarlo y después… si, después. -Pe
-No. – Dijo Chase cruzándose de brazos.-Chase…Solté un suspiro.EL incidente de esa mañana aun pesaba sobre el cachorro. Había tratado durante todo el día que se animara, pero nada daba resultado. Así que tuve que recurrir al juego sucio para que se relajara… y para que hiciera lo correcto.-Chase, si algo me ha enseñado la vida es que no puedes huir de los problemas. Algún día tienes que ver a tu padre y disculparte por tu comportamiento.-No lo haré, se lo merecía. – Dijo con un pequeño y adorable gruñido. – Y si hubiera habido más testigos en esa habitación, le hubiera retado a un duelo.-No puedes estar hablando en serio. – Dije impactada. – Chase, es tu padre.-¿Y qué? Yo no reconozco a ese lobo abusivo como mi pariente. ¡Te ha lastimado por años! No más, yo te cuidaré.Nos encontrábamos de camino al restaurante favorito del cachorro; aunque no lo quisiera admitir, yo tampoco quería regresar y ver a su padre. Comeríamos ahí mientras tomaba valor para regresar, mientras tanto ha