Chase, Rowan y el señor Fred iban detrás de nosotros como un cortejo fúnebre. Bien podría serlo. No pude razonar con Bastian así que partimos de mi casa en silencio. Para cuando llegamos al bosque detrás del la Casa de la Manada, el Alfa Noa ya nos esperaba con rostro severo. -Gracias por estar aquí. – Dijo Bastian tendiéndole la mano. -Haré lo que me pides, pero no seré feliz con ello. – Dijo dándome una mirada superficial y dándose vuelta para caminar hacia el bosque. -Por supuesto que no. – Dijo Bastian medio divertido. En una hora más o menos comenzaría a oscurecer y el aire había comenzado a soplar frío. Tal vez por eso temblaba. -Vamos. – Dijo Bastian dándome una última mirada antes de seguir al Alfa Noa. Caminamos hasta adentrarnos en el bosque hasta un pequeño claro. Ahí, la gente que había visitado hace unos días se encontraba reunida en un semi círculo. Bastian se adelantó al centro y habló con voz clara y potente, voz de Alfa. -Los he reunido hoy aquí porque he ofrec
-Eso es todo por hoy chicos. – Dije tambaleándome al levantarme de la silla en la que estaba. -¿Se encuentra bien señorita Rose? – Preguntó uno de mis pequeños. Por supuesto que no. Había estado dos noches sin dormir porque debía vigilar que el chico espalda de picadillo siguiera respirando. Fue un milagro que pudiera arrastrarme para cumplir con mi horario. Al menos mis cachorros pre adolescentes entendieron que no podría darles clases en unos pocos días. -Estoy bien, solo estoy cansada. – Dije con una sonrisa mirando los rostros preocupados de mis cachorros. – Vamos, recojan sus cosas y vayamos a casa para que todos tomemos una siesta. -Me gustan las siestas. – Dijo uno de ellos y corrió por sus cosas. Los demás siguieron su ejemplo. Revisé mi celular por milésima vez. No solo estaba pendiente de las actualizaciones que Chase me enviaba cada hora o así, sino que también estaba esperando a que Edson diera señales de vida. Le envié un mensaje al Beta por la madrugada del “accide
-¿Sabe? Creo que aún no le he preguntado cómo m****a es que sabe usar un montón de armas humanas. -Era un cachorro muy inquieto. – Dijo corrigiendo mi postura. Era nuestro tercer día de entrenamiento y absorbía todo lo que me decía como una esponja. Quizá éstas debieron de haber sido mis armas desde el principio ya que era mucho más fácil moverlas que mi bastón. -Crecí viendo películas de acción humanas, tenía un montón de tiempo libre y talento para crear objetos de madera. ¿Para qué crear armas si no sabes usarlas? Eso tenía mucho sentido. -Quizá en menos de un mes puedas manejar esas armas como una profesional. -¿Podré atacar con ellas? – Pregunté esperanzada. - No, ¿Estás demente? Solo te he enseñado cómo dar algunas vueltas de tu muñeca, el arte de atacar es otra historia distinta. – Dijo divertido. – Ahora vamos dentro, tengo hambre. -Ya voy. – Dije arrastrando los pies detrás de él. Dentro, en el sillón designado de Bastian se encontraba el lobo leyendo tranquilamente
-Por favor, no hagas ruido. – Dijo la voz en tono bajo. – No les gusta el ruido. -Tampoco les gustaba en nuestra prisión, ¿No es cierto?- Dije arrastrándome y palpando con las manos el suelo y los alrededores. N sabía si podía levantarme ni las dimensiones de donde sea que estuviéramos, así que sería mejor ir con calma. -Te conozco. – Dijo en un suave murmullo. Seguí palpando hasta llegar a lo que parecía ser una pared sólida y comencé a explorar hacia arriba y luego hacia los lados. Hasta que me topé con algo metálico y casi tropiezo con el cuerpo de la chica. Joder, esperaba equivocarme, pero creo que tenían a la chica encadenada a la pared. -Si. – Dije respondiendo lo más bajo que pude. – Me parece que ya hemos estado juntas en otras circunstancias. ¿Sabes en dónde estamos? -No podría decirlo con seguridad. - Dijo con voz temblorosa. – No hablan mucho a mi alrededor. Suspiré y seguí recorriendo la pared con cuidado de no lastimar a la chica. En nuestro tiempo juntas nunca d
Bastian. Había pasado cerca de una hora y media desde que mi pareja se había ido y yo me sentía inquieto. No por el hecho de que fuera a visitar al Beta (Aunque eso no era de ayuda a mi humor, ¿Cómo se atrevía a dejar su tiempo conmigo para irse a buscar a otro lobo? Incomprensible ) sino porque sentía que algo andaba mal. La comida había llegado hacía una hora y a pesar de que le marqué y mandé mensajes, no me contestó. -Seguramente está ayudando al Beta con su trabajo, ella hace mucho de eso. – Dijo el señor Fred terminando de comer. – Me iré a echar una siesta, no me despiertes. Media hora después seguía desaparecida y mi paciencia se agotó. Cogí mi móvil y marqué a mi Beta. -Quiero que vayas a la Casa de la Manada y preguntes por el Beta Edson. – Dije en cuanto contestó. -Estoy delante del Alfa, ¿Quieres que le pase el móvil? -Hazlo. Dos segundos después la voz gruñona de Noa tomaba el móvil. -¿Qué…? -¿Dónde está tu Beta? -Esa es una excelente pregunta, Bastian. – Dijo c
-No creo poder hacer un viaje más. – Dijo con un gemido la chica.-Ya terminamos, no te preocupes. – Dije ayudándola a sentarse en la silla de la oficina.Había estado corriendo los últimos dos minutos, literalmente, porque en cualquier momento alguien vendría a este pasillo, estaba segura. Tenía que generar una pequeña distracción para que tuviéramos tiempo para escapar antes de que comenzaran a buscarnos. ¿Mi solución? Hacer una pequeña hoguera en la oficina y en el pasillo. De todas formas ya llevaba en mi nuevo maletín todo lo que necesitaba, así que me puse a arrancar hojas de libros viejos y le dije a la chica que las dejara casualmente por el pasillo.Con mucha suerte, la biblioteca de la puerta de alado y esta oficina arderían rápidamente y los lobos estarían muy ocupados tratando de apagar el desastre como para darse cuenta de que no estamos en la celda.-Ahora, dame un segundo, debo de comenzar con la distracción y para eso debo volver a las celdas. – Dije en tono serio pasá
Me estaba ahogando. Abrí los ojos con pánico antes de que una mano en mi pecho dentro de mi campo de visión me mantuvo en el lugar. -No, quédate quieta. Estás a salvo. – Dijo una suave y conocida voz. – Inhala y exhala Rose. Yo lo hice por un par de minutos. -Eso es. – Dijo la Doctora. – No trates de levantarte, tu cuerpo aun necesita descanso. -¿Sabe? – Dije con voz rasposa. – Debería de decirme su nombre, paso tanto tiempo con usted que fácilmente podríamos ser amigas. -Paula. – Dijo con media sonrisa. – Justo estaba pensando en que deberíamos de construir un cuarto solo para ti. Intenté reírme pero dolió como la m****a y gemí miserablemente. -¿Quieres más analgésicos para eso? -Deme algo suave y una hamburguesa con eso. – Dije con un suspiro. La paciente de la cama de a lado también comenzó a gemir. -¿Cómo se encuentra, señorita Vanessa? ¿Más analgésicos para usted también? -Si y un móvil para que pueda llamar a mi familia. – Dijo haciendo algunos ruidos de movimie
ADVERTENCIA: ALTO CONTENIDO SENSIBLE. Edson. Me alegraba que Rose se estuviera divirtiendo. Las últimas semanas habían sido una montaña rusa emocional para ella… demonios, los últimos cinco años habían sido una m****a para ella. Cuando me contó sobre su pasado quise ir y matar a todos esos humanos yo mismo. Y lo haría con una sonrisa si me lo pidiera, pero ella no era así. Ella era una chica con un tierno corazón que decidía siempre perdonar en vez de guardar rencor… excepto cuando llegaba a su límite. Prueba de eso fue la bonita masacre que protagonizó hace un tiempo. Ella sola se encargó de setenta y seis lobos enemigos sin parpadear, lo que nos dio tiempo de evacuar y salvar vidas. Ella era un milagro empapado de sangre, sobre todo cuando los lobos invasores se dieron cuenta de que estaban siendo eliminados rápidamente y emprendieron la retirada. -¿Quieres que te rellene la bebida, Beta? – Dijo Beatriz con una sonrisa seductora. -Claro, ¿Me la das con los labios? – Dije menean