Me estaba ahogando. Abrí los ojos con pánico antes de que una mano en mi pecho dentro de mi campo de visión me mantuvo en el lugar. -No, quédate quieta. Estás a salvo. – Dijo una suave y conocida voz. – Inhala y exhala Rose. Yo lo hice por un par de minutos. -Eso es. – Dijo la Doctora. – No trates de levantarte, tu cuerpo aun necesita descanso. -¿Sabe? – Dije con voz rasposa. – Debería de decirme su nombre, paso tanto tiempo con usted que fácilmente podríamos ser amigas. -Paula. – Dijo con media sonrisa. – Justo estaba pensando en que deberíamos de construir un cuarto solo para ti. Intenté reírme pero dolió como la m****a y gemí miserablemente. -¿Quieres más analgésicos para eso? -Deme algo suave y una hamburguesa con eso. – Dije con un suspiro. La paciente de la cama de a lado también comenzó a gemir. -¿Cómo se encuentra, señorita Vanessa? ¿Más analgésicos para usted también? -Si y un móvil para que pueda llamar a mi familia. – Dijo haciendo algunos ruidos de movimie
ADVERTENCIA: ALTO CONTENIDO SENSIBLE. Edson. Me alegraba que Rose se estuviera divirtiendo. Las últimas semanas habían sido una montaña rusa emocional para ella… demonios, los últimos cinco años habían sido una m****a para ella. Cuando me contó sobre su pasado quise ir y matar a todos esos humanos yo mismo. Y lo haría con una sonrisa si me lo pidiera, pero ella no era así. Ella era una chica con un tierno corazón que decidía siempre perdonar en vez de guardar rencor… excepto cuando llegaba a su límite. Prueba de eso fue la bonita masacre que protagonizó hace un tiempo. Ella sola se encargó de setenta y seis lobos enemigos sin parpadear, lo que nos dio tiempo de evacuar y salvar vidas. Ella era un milagro empapado de sangre, sobre todo cuando los lobos invasores se dieron cuenta de que estaban siendo eliminados rápidamente y emprendieron la retirada. -¿Quieres que te rellene la bebida, Beta? – Dijo Beatriz con una sonrisa seductora. -Claro, ¿Me la das con los labios? – Dije menean
Bastian. Lo primero que hice después de dejar al Beta en casa de su hermana fue ir con el jodido Alfa para: 1. Sermonearlo por su falla de seguridad. 2. Reclamar el derecho de interrogar a la loba secretaria. 3. Organizarnos para lo que viene. Porque si Clarissa había estado aquí, era probable que entonces Luca ya estuviera en camino para la Guerra. Joder. Caminé lo más rápido que me permitía el cuerpo hacia la Casa de la Manada, ahí un montón de lobos comenzaban a movilizarse. Entré directamente a la oficina sin llamar; el señor Frederick y algunos lobos que reconocí como Betas ya se encontraban alrededor del escritorio de su Alfa. -Imagino que ya vienes con un plan. – Dijo en tono serio Noa. -Pues claro que si, pero antes quiero discutir contigo el poner bajo arresto a la loba secretaria de tu Beta y encargarme de ella después. -Lo tienes. ¿Algo más? -Si, ¿Qué tan rápido puedes organizar a los miembros de tu manada por orden de prioridad? Y así comenzamos con un plan de
Bastian. Justo terminaba de colgar el teléfono cuando uno de mis Betas llegó corriendo; al verme se detuvo frente a mí y se transformó. -Alfa. – Dijo un poco sin aliento. – Tengo un mensaje urgente del Alfa Frederick. -¿Qué sucede? -La Luna Rose se comunicó con el Alfa Chase hace unas horas y le pidió que le dijera al Alfa Noa que el ejército de al menos siete manadas vienen en camino. – Dijo con expresión seria. -Gracias, puedes descansar un poco en la Casa de la manada antes de regresar. Observé al lobo partir antes de suspirar. ¿Por qué m****a Rose no me había llamado a mí en primer lugar? Y si no a mí, al menos pudo haber llamado al Alfa Noa directamente, Parecía bastante lastimada, seguramente dejó el mensaje en caso de que… si, no me gustaba esa posibilidad. Entonces, como una jodida epifanía me vino a lamente de que ni siquiera le había dado mi número a Rose. Y si llegase a tener mi número, dudaba que Clarissa le haya dejado conservar el móvil a donde sea que la hubiera l
-Yo también me alegro de que estés vivo. – Dije abrazándolo más fuerte. Edson era algo así como el hermano que nunca tuve; era parte de mi familia, así como el señor Fred y Chase. En estos últimos meses cada vez más gente se unía a ese circulo y me hacían sentir cálida por dentro. -No me separaré de ti a partir de ahora. – Dijo de repente Edson sacándome de mis pensamientos. – Te fallé no solo como amigo, sino como Beta. -Oh Edson… no lo hiciste. ¿Cómo podrías saber que ambos íbamos a caer en la trampa de dos lobas malvadas? Aunque, si no mal recuerdas, ya te había dicho que tienes un pésimo gusto en lobas. – Dije en un intento de relajar el ambiente. – Todas quieren mi cuello. -He terminado con las lobas. De todas formas las humanas dan menos problemas. – Murmuró contra mi pelo. – Excepto tú, tú das un montón de problemas y compadezco a tu pareja. Yo le di un golpe juguetón en su abdomen y él se tensó. -¿Realmente estás bien? – Pregunté frunciendo el ceño y mirándolo a la cara.
La casa del señor Dixón no estaba tan lejos, así que corrí como si perros del infierno me persiguieran. Cuando llegué, tristemente no estaba en casa, así como algunas de sus armas en la pared. Suponía que había sido evacuado ya y eso me puso un poco triste. -¿Rose? Joder, no corras así que aun me duele el cuerpo. – Dijo la voz de Edson en lo que parecía ser la entrada del taller. Yo regresé caminando hacia ahí. -Bueno, Bastian se irá pronto, así que debo ser rápida para buscar armas. – Dije con un suspiro. – No sé en dónde m****a estén las mías. Y el señor Dixón no tiene alguna que sepa usar, así que tendré que improvisar. Mi bastón está perdido en acción desde la fiesta en casa de tu novia loca. -No tienes que improvisar. – Dijo lentamente. – Si hablas de las armas que traías cuando tu ex Luna quería jugar a los cuchillos con mi cara, sé dónde los puso. -Genial, vamos… - Entonces me detuve. - … a menos que no quieras ir conmigo. Él resopló. -Te acompañaré, pero solo porque no
-Son lindas. – Dijo Edson cuando subí de nuevo al auto.Yo le sonreí solo un poco como respuesta.-Pisa a fondo Rowan, debemos apresurarnos. – Dijo Bastian subiéndose al auto también.Estuvimos en silencio por un par de minutos; ellos planeaban nuestra entrada y yo solo me encargaba de adornar mi gorrito con las flores que me había regalado Bastian.Si, era cursi y no me importaba. No sabía si el coche regresaría con nosotros porque muchas cosas podían pasar, y no me gustaría dejar mis flores aquí. Era la primera vez que un chico me regalaba flores. O un hombre.-¿Cuántos años tienes, Bastián?- Pregunté en voz baja.-Veintiséis.Eso me hizo alzar la cabeza de mi proyecto de bordado.-¿De verdad? Pareces más viejo. – Dije sin pensar.Rowan comenzó a atragantarse y toser incontrolablemente perdiendo un poco el control del vehículo. Bastian se apresuró a estirarse para tomar el volante y evitar que nos estrelláramos.-Mierda Rose, ese era mi riñón. – Dijo Edson regresándome a mi lugar. P
Colarnos por debajo del cerco fue la parte fácil. Yo estaba preocupada de que estuviéramos haciendo un montón de ruido, pero sorprendentemente ( o quizá no tanto) ningún guardia vino a detenernos con las garras en alto.-La manada de Luca confía demasiado en sus cámaras perimetrales. - Dijo Rowan encogiéndose de hombros. – Nuestra ventaja es que el lobo es demasiado tacaño como para instalar las suficientes como para cubrir todo su territorio.-¿Cómo sabes eso? – Pregunté curiosa. Quizá Bastian ya había planeado atacar la manada con anterioridad y habían revisado el tema de la seguridad.-Porque yo crecí aquí. – Dijo y mi boca cayó hasta el piso.Caminamos unos buenos diez minutos escondiéndonos detrás de cada árbol que encontrábamos.-Soy curiosa y quiero hacer la pregunta obvia. – Dije cuando terminamos en el mismo árbol.-La historia corta es que quedé huérfano a temprana edad y el Alfa simplemente me echó. – Dijo haciéndome una indicación para que siguiera adelante. – Mi padre era