Holis n.n/ chicos, cada que les digo que les doy maratón, subo tres capítulos. Ayer subí el primero para preguntarles si los querían juntos o no, pero les subí tres en total jajaja Ya me andan haciendo la morición en los comentarios :´v así que para que me vuelvan a amar, les traigo otros tres capítulos en los que por fin vemos cómo se va a desarrollar el romance de estos dos <3 <3 <3 Dejen sus comentarios, compartan la historia y recomienden a su autora favorita (obvi todos sabemos quién es guiño guiño). No olviden que yo vivo para complacer a mis fanseses... pero en algún punto debo de dormir jajaja los amo mil millones de mucho mucho mucho <3 <3 <3
Para ser honesta, pensé que Bastián había ido a esa subasta porque estaba buscando una humana que no pudiera renunciar a aspirar su Casa de la Manada ante el menor signo de berrinche de su pareja. Lo sabía, lo había vivido, nadie quería el puesto porque Clarissa era un dolor en el trasero. Ni siquiera Susie, el ama de llaves, aguantaba a la perra. Así que yo había visto ese acto de novecientos mil dólares como el último intento desesperado por conseguir ayuda doméstica. Él me sacaba de ahí, yo lo acosaba en sus rutinas de ejercicio… todos ganábamos. Entonces, cuando me quiso decir sus verdaderos motivos, francamente pensé que me iba a rebelar que efectivamente estaba buscando a una esclava de la limpieza, pero sus primeras palabras me cerraron la boca. -Tenía motivos para pensar que mi hermana estaba en ese lugar. – Dijo mirándome a los ojos pero sin dejar de masajear mi pierna. – Fui ahí a los pocos días de haberme enterado. -No la encontraste. – Susurré como una afirmación. -No.
-¿Papá?-Dime. – Dije con mi mente en otro lugar.Era la segunda película que veíamos después de que Rose se fuera a alguna parte. No es que la culpe.¿En qué punto del camino había metido la pata? Quizá primero debí de haberle dicho que era mi pareja y luego probar esos jugosos y rosados labios que…-¿A quién tenemos que recurrir cuando tenemos problemas con las hembras? – Dijo en tono serio.Mi cara giró automáticamente en su dirección.-¿Qué?-Ya sabes, problemas de hembras.-Creo que no te estoy entendiendo, cachorro. – Dije ladeando la cabeza.-Papá, creo que tu y yo necesitamos ayuda. Es como cuando te lastimas y buscas ayuda con un doctor. O como cuando necesitamos un corte de cabello y vamos con un lobo que sepa lo que hace. – Dijo pensativo. - ¿A dónde vamos si tenemos problemas con las hembras?-Esa… es una excelente pregunta. – Dije rascando mi cabeza. – No hay a quién acudir como un “especialista en el tema” que yo sepa.-Vaya… - Dijo decaído. – Entonces… ¿Qué harás para q
No sé si tenía el derecho de sentirme o no utilizada ya que, técnicamente, solo nos dimos algunos besos. Quizá yo toqué más de su cuerpo de lo que debería, pero no creo que eso contara. Mi cabeza era un lío emocional. Siendo honesta, me gustaba el bastardo; incluso cuando había sido un grosero, altanero, dominante, gruñón y sensual jefe, sentía una inmensa atracción por él. No era mi culpa que su madre lo hubiera hecho con mucho amor. Y hablando de su madre, ¿Qué fue toda esa charla sobre su familia? No me debía explicaciones sobre sus acciones. Quizá pensara que hablándome un poco sobre él, sería más receptiva a sus atenciones. Como sea, necesitaba una distracción, ¿Qué mejor que el lobo más mujeriego que conocía para darme advertencias de tipos como él? -Hey, Rose. – Dijo cuando pasé de largo por el pasillo y entré directamente en su oficina. - ¿Cómo estás? -De mal humor. – Dije sentándome en la única silla disponible. – Tengo un invitado no deseado en casa. -Ah. ¿Hablas del ch
-¿Rose? Una voz atractiva se encontraba susurrando mi nombre en mi oído; fruncí el ceño porque nadie me sacaría de mi pequeña siesta. -¿Rose? Me pediste que te despertara y… ¿Podrías dejar de hacer eso? Ignoré a la atractiva pero molesta voz. ¿Qué tiene de malo amasar mi cómodo colchón? -No. Vete. – Dije medio adormilada. -Rose… tu trabajo… Abrí un ojo solo para encontrarme con una barbilla afilada en la semi oscuridad. Asustada di un brinco que me hizo enredarme en la manta y caer al suelo. -¡Rose! ¿Estás bien? -No… mi trasero. – Dije lamentándome desde el suelo. - ¿Qué mierdas estás haciendo aquí en mi…? Me detuve abruptamente. Algunos recuerdos acudieron a mi mente y me hicieron elevar las cejas. Bueno, si la información en mi cerebro era correcta, Bastian ayer me había confesado una pequeña bomba. ¿Qué haré con eso? Decidí en las milésimas de segundo que le tomó al guapo bastardo salir de la cama que me tomaría mi dulce tiempo para procesarlo y después… si, después. -Pe
-No. – Dijo Chase cruzándose de brazos.-Chase…Solté un suspiro.EL incidente de esa mañana aun pesaba sobre el cachorro. Había tratado durante todo el día que se animara, pero nada daba resultado. Así que tuve que recurrir al juego sucio para que se relajara… y para que hiciera lo correcto.-Chase, si algo me ha enseñado la vida es que no puedes huir de los problemas. Algún día tienes que ver a tu padre y disculparte por tu comportamiento.-No lo haré, se lo merecía. – Dijo con un pequeño y adorable gruñido. – Y si hubiera habido más testigos en esa habitación, le hubiera retado a un duelo.-No puedes estar hablando en serio. – Dije impactada. – Chase, es tu padre.-¿Y qué? Yo no reconozco a ese lobo abusivo como mi pariente. ¡Te ha lastimado por años! No más, yo te cuidaré.Nos encontrábamos de camino al restaurante favorito del cachorro; aunque no lo quisiera admitir, yo tampoco quería regresar y ver a su padre. Comeríamos ahí mientras tomaba valor para regresar, mientras tanto ha
Chase, Rowan y el señor Fred iban detrás de nosotros como un cortejo fúnebre. Bien podría serlo. No pude razonar con Bastian así que partimos de mi casa en silencio. Para cuando llegamos al bosque detrás del la Casa de la Manada, el Alfa Noa ya nos esperaba con rostro severo. -Gracias por estar aquí. – Dijo Bastian tendiéndole la mano. -Haré lo que me pides, pero no seré feliz con ello. – Dijo dándome una mirada superficial y dándose vuelta para caminar hacia el bosque. -Por supuesto que no. – Dijo Bastian medio divertido. En una hora más o menos comenzaría a oscurecer y el aire había comenzado a soplar frío. Tal vez por eso temblaba. -Vamos. – Dijo Bastian dándome una última mirada antes de seguir al Alfa Noa. Caminamos hasta adentrarnos en el bosque hasta un pequeño claro. Ahí, la gente que había visitado hace unos días se encontraba reunida en un semi círculo. Bastian se adelantó al centro y habló con voz clara y potente, voz de Alfa. -Los he reunido hoy aquí porque he ofrec
-Eso es todo por hoy chicos. – Dije tambaleándome al levantarme de la silla en la que estaba. -¿Se encuentra bien señorita Rose? – Preguntó uno de mis pequeños. Por supuesto que no. Había estado dos noches sin dormir porque debía vigilar que el chico espalda de picadillo siguiera respirando. Fue un milagro que pudiera arrastrarme para cumplir con mi horario. Al menos mis cachorros pre adolescentes entendieron que no podría darles clases en unos pocos días. -Estoy bien, solo estoy cansada. – Dije con una sonrisa mirando los rostros preocupados de mis cachorros. – Vamos, recojan sus cosas y vayamos a casa para que todos tomemos una siesta. -Me gustan las siestas. – Dijo uno de ellos y corrió por sus cosas. Los demás siguieron su ejemplo. Revisé mi celular por milésima vez. No solo estaba pendiente de las actualizaciones que Chase me enviaba cada hora o así, sino que también estaba esperando a que Edson diera señales de vida. Le envié un mensaje al Beta por la madrugada del “accide
-¿Sabe? Creo que aún no le he preguntado cómo m****a es que sabe usar un montón de armas humanas. -Era un cachorro muy inquieto. – Dijo corrigiendo mi postura. Era nuestro tercer día de entrenamiento y absorbía todo lo que me decía como una esponja. Quizá éstas debieron de haber sido mis armas desde el principio ya que era mucho más fácil moverlas que mi bastón. -Crecí viendo películas de acción humanas, tenía un montón de tiempo libre y talento para crear objetos de madera. ¿Para qué crear armas si no sabes usarlas? Eso tenía mucho sentido. -Quizá en menos de un mes puedas manejar esas armas como una profesional. -¿Podré atacar con ellas? – Pregunté esperanzada. - No, ¿Estás demente? Solo te he enseñado cómo dar algunas vueltas de tu muñeca, el arte de atacar es otra historia distinta. – Dijo divertido. – Ahora vamos dentro, tengo hambre. -Ya voy. – Dije arrastrando los pies detrás de él. Dentro, en el sillón designado de Bastian se encontraba el lobo leyendo tranquilamente