Me senté al lado de Grace, levanté la botella del escritorio y me bebí un buen trago, necesitaba aclarar mi mente.— Ese chico no te va a dejar ir tan fácilmente, es muy tierno de su parte querer luchar por tu amor — dijo ella soñadora.Yo le di un trago más.— Hayden es muy lindo, creo que de todos los tipos con los que te has metido, él es el más parecido a lo que tú buscas; es tan romántico y persistente — me dijo.Yo la quedé mirando, Grace tenía razón; siempre he deseado a alguien como Hayden, pero nunca lo pedí de veintidós.— No quiero verle más — le dije.Grace me miró.— Si vas a ponerte de esa manera cada vez que alguien diga algo sobre su diferencia de edad, estás jodida. Hayden es un adulto igual que tú — me dijo.Yo me recosté en la silla y miré al techo.— Pero tiene veintidós — me quejé.— Sí, y posiblemente una de veintidós centímetros. Ahora deja de dar pena ajena y agarra el toro por los cuernos. Monta a ese animal; no te vas a arrepentir — me dijo.Yo volví a verla;
Hayden corrió hacia mí y me alcanzó en el coche; él me miró, pero no dijo nada, y eso se lo agradecí con el alma. No quería hablar sobre el tema; no quería pensar en eso. Ambos entramos al coche, y Hayden arrancó de inmediato. Yo me recosté en el asiento y cerré los ojos por un momento, necesitaba procesar esto que había pasado.— ¿Estás bien? — me preguntó Hayden.Abrí los ojos y miré por la ventanilla del coche mientras él seguía conduciendo; no quería verle, me sentía demasiado vulnerable y sabía que lloraría si lo miraba.— Lamento lo que ha pasado, pero creo que no debiste actuar de esa manera. No sé qué tipo de problema tienes con tu madre, pero ella te necesita, y si te lo contó a ti es porque piensa que eres fuerte y puedes soportarlo — me dijo.Lentamente lo volví a ver; sentía cómo las lágrimas picaban en mis ojos.— ¿Crees que soy una mala hija? — le pregunté.Hayden detuvo el coche y me miró mientras me daba una cálida sonrisa.— Creo que eres una hija ejemplar — me dijo.
Hayden jadeó en mi boca mientras embestía lentamente. Estaba abrazada a su cuello, devorando su boca como una hambrienta. Lo habíamos hecho muchas veces en diferentes lugares de mi apartamento. Hayden salió de mí y me dio la vuelta. Levanté un poco el trasero para darle mejor acceso a mi intimidad. Él agarró mis caderas y embistió con agresividad. Los gruñidos y jadeos que salían de su boca me encantaban. Había estado con muchos hombres, pero jamás los escuché jadear como a él; era tan delicioso saber que le gustaba estar conmigo.— ¿Te gusta? — me preguntó con la voz agitada.Miré sobre mi hombro; su piel pálida estaba toda sonrojada, pequeñas gotas de sudor adornaban su piel, y sus ojos azules que ahora eran negros parecían poseídos. Él era la definición de sexualidad.— Me encanta — le contesté.Hayden sonrió y batió sus largas pestañas rubias. Yo escondí la cara entre las sábanas, aunque estaba haciendo esto con él, todavía mi cabeza le daba muchas vueltas a su edad.— Eres tan pe
Trabajar para el equipo de Hayden era muy demandante. Estaba hecha un lío con algunos documentos que tenía que redactar, y también estaba liada con mi otro trabajo.— Te ves terrible — me dijo Lily entrando a la oficina. Ella me dejó café en el escritorio y se sentó frente a mí. — ¿Ya te han avisado que hoy se unirá alguien nuevo? — me preguntó.Yo asentí con la cabeza. Hace una semana me habían enviado un correo con toda la información.— Está muy bueno — me dijo ella.Yo aparté la vista de los documentos que estaba revisando y la miré.— ¿Ya está aquí? — pregunté.Ella asintió con la cabeza, tenía una sonrisa tonta en los labios.— Se llama Matteo — me dijo.Yo ya sabía su nombre, pero la realidad era que no recordaba su rostro aunque vi su foto, pero no le presté mucha atención.— Y te están esperando en la sala de juntas para hacer una presentación formal al equipo — me dijo.Yo puse los ojos en blanco, si hubiera empezado por eso ya estaría allí. Me levanté y caminé fuera de la o
Al entrar al restaurante y sentarnos en una de las mesas, el tal Matteo empezó a platicar con Kat, dejándome de lado. Yo solo los observaba como un imbécil. No soy celoso, pero esta situación era incómoda y lo que más me molestaba era que Kat no había sido capaz de decirle que nosotros estábamos saliendo. Eso sí que me dolió.— ¿No crees que es linda? — me preguntó Kat, mostrándome la foto de una niña de unos diez años.Yo le sonreí forzadamente y asentí con la cabeza. Kat le devolvió el celular a Matteo y siguió hablando con él, ignorando mi presencia.— ¿Y a qué te dedicas, chico? — me preguntó.Yo le quedé mirando. Podía ver lo imbécil que era. Sabía que me diría algo para querer hacerme inferior. Conocía a los idiotas como él.— Soy piloto de carreras — le dije con orgullo.Él empezó a reír y me miró con pesar.— ¿Y si eso no funciona, qué harás después? ¿Trabajar haciendo hamburguesas? — me preguntó.Yo no miré a Kat. Sabía que ella me daría esa mirada que me pedía que me calmara
Me desperté con el olor a huevos fritos y café. Me estiré en la cama y luego me levanté, me puse el pijama y salí de la habitación hasta la cocina, donde estaba Hayden, con el torso desnudo y los jeans colgando de sus caderas. Él volteó a verme y sonrió, se acercó a mí y me dio un dulce beso en los labios. — Espero que te guste la comida saludable — bromeó. Lo abracé por la espalda y apoyé mi cabeza en su enorme y musculosa espalda. — ¿Dormiste bien? — le pregunté. Hayden separó mis manos de su pecho y se dio la vuelta. Me observó por un momento que pareció eterno; sus ojos azules brillaban con ternura. — Me encanta dormir contigo, me siento tan relajado — me dijo. Se inclinó y rozó sus labios en los míos. Envolví los brazos en su cuello y lo acerqué más; me encantaba besarle, sus labios siempre se sentían suaves y deseosos. — Ven conmigo hoy — me pidió sobre mis labios. Me aparté de él y lo miré a los ojos. — ¿A dónde? — le pregunté. Hayden me acercó otra vez a su pecho y me
Una semana después.Hayden se quedó en mi apartamento, creo que eso ya se estaba haciendo costumbre para el, nuestra relación se estaba volviendo un poco demasiado hogareña, y yo no podía pedirle que se fuera, porque me encantaba dormir entre sus fuertes brazos, se sentía cálido y de alguna manera tan especial.— Creo que hoy no podré quedarme a dormir — Me dijo mientras me preparaba el desayuno.Yo me puse a su lado y lo mire.— ¿pasa algo? — Le pregunté.El nego con la cabeza de inmediato.— Jona quiere que entrene con un nuevo coche y eso me tomara todo el día y parte de la noche, así que no creo que pueda venir — Me dijo.Yo asentí con la cabeza, comprendía completamente, pero me haría mucha falta.— Es tu trabajo, no pasa nada — Le dije con una sonrisa.El se inclinó y me dio un beso en los labios.— Te compraré algo rico mañana que venga — Me prometió.Yo asentí con la cabeza, sabiendo que si lo traería, eso me gustaba de el, siempre cumplía su palabra.[...]Mi trabajo termino
Los días transcurrieron pacíficamente en mi trabajo. Matteo me miraba, pero no se acercaba a mí, lo cual me estaba molestando un poco. Éramos adultos y colegas; un simple beso no podía dañar la amistad que ya habíamos construido. Lo vi ir a la cocina del lugar y rápidamente fui tras él.— ¿Me vas a ignorar siempre? — le pregunté. Matteo volteó a verme y se encogió de hombros.— Pensé que te sentirías incómoda después de lo que pasó — me dijo. Empecé a reír.— Fue solo un beso, relájate — le dije. Matteo sonrió también y me entregó una taza de café.— ¿Aún quieres que te acompañe este sábado? — me preguntó. Asentí de inmediato; mi madre lo estaría esperando con ansias.— Por supuesto, creo que si voy sola me correrá a la calle — le dije en tono de broma.— Iré y llevaré a Andrea, no para de hablar de eso — me dijo. Asentí con la cabeza y le di un sorbo al café. El sábado, mi madre se pondrá muy feliz de tenerlos en casa, y eso la ayudará en su proceso.— Nos vemos allí entonces — le di