CAPITULO 2

Tania Ware había optado por una camisa blanca y un pantalón tiro alto de color Vino tinto, sus cabellos estaba recogido adelante con unos pequeños ganchos.

Era la primera entrevista en mucho tiempo y esperaba que fuera positiva.

— Solo ora mi niña, esta si es la oportunidad, además tu hermano tiene buenos contactos — dijo su madre al verla salir totalmente asustada.

— Amén mamá, no sé, siento que está vez si quedaré — le dijo esta y tomando las llaves de su carro, se marchó.

Su hermano había decidido cambiar su trabajo cerca de casa, ya no grababa ahí en su habitación.

Tomó la autopista, estaba algo asustada, era su única oportunidad para hacer que su carrera volviera a surgir, estaba nerviosa de cómo iba a manejar todo, no sabía ni por dónde comenzar.

— ¿Que tan malgeniado es? — le preguntó a Michel, su hermano, sabía por los medios que Hans era un poco problemático y está era la única oportunidad para sacar su carrera adelante.

— Del uno al diez, diría que es un veinte —le contestó este, haciendo que Tania se quedara un poco desalentada.

— Espero que esta vez no sea tan complicado, espero quedar, Dios, ayúdame — decía en voz alta, mientras iba manejando hasta ahí.

Puso un poco de música, quizás eso le calmara un poco, el sonido de un poco de salsa se hizo presente en su carro, tenía a todo volumen, cuando Marc Anthony comenzó a entonar flor pálida, el semáforo estaba por cambiar y justo cuando ella iba a pasar, un carro se atraviesa rayando le la parte delantera de una de las luces.

Tania no se esperó y bajo a pelear, nadie raya a su preciado carro y salía ileso.

— ¡Sal de ahí, maldito cobarde! — le dijo mientras veía que las personas dentro de aquel lujoso coche no se inmutaban para salir la rabia era grande, habían cometido una infracción, le habían rayado su bebé y pare a colmo no eran capaces de hablar o dar la cara, el enojo era monumental.

Esa mañana había pasado por un café y había pedido uno con doble crema y un poco cargado;

Lo vertió encima del visor, haciendo que uno de los hombres saliera.

— ¿Está loca, sabes lo que cuesta este carro? — le dijo el chico, era bastante alto y arrogante para su gusto.

— ¡Me importa muy poco cuanto cueste, me vale, me acaban de dañar mi carro y eso sí que no lo permito! — dijo realmente molesta.

— ¡No compares! — le dijo este totalmente indignado, el otro hombre que estaba dentro del vehículo le llamó y el joven se acercó.

— Ten, esto repara los daños y por favor, cuando pases ten cuidado de toparte con un coche de estos —le dijo y sin esperar a que esta contestara algo, se marchó. Tania estaba realmente molesta, jamás se había imaginado tener que lidiar con alguien tan cínico o con seriedad tomo los billetes y sonrió un poco, la cantidad ayudaría a repararlo y quedaría algo en sus bolsillos, sabía que no había sido culpable de lo que había pasado, que no les dejaría con la picardía de que se fueran sin pagar si ellos habían sido los culpables de pasarse antes de tiempo y de dañar su carro.

Sin más, siguió su camino, había perdido una gran cantidad de tiempo en aquella conciliación y su cita con su futuro jefe estaba un poco retrasada, no quería dar una mala impresión llegando tarde, así que apresuró la carrera, no si notar que la policía le seguía.

— ¡Noo, Dios ayúdame, ¡ahora no! — dijo mientras se aparcaba nuevamente y esperaba al agente.

— Buenos días, señorita — dijo él en modo de saludo, este parecía haber tenido una gran discusión, pues su rostro estaba bastante molesto.

— Buenos días, señor agente, cuénteme — dijo ella totalmente asustada, no quería una multa ahora.

— Ud. acaba de rebasar los límites de tránsito, así que es pertinente  hacerle un comparendo por ello — le dijo y esta se quedó totalmente bloqueada.

— ¿Me ha escuchado, señorita? — le preguntó él preocupado por cómo se veía, estaba pálida.

— Sí, señor agente, perdóneme, he estado tan preocupada con una entrevista, un hombre chocó mi coche y ahora soy yo la que está a punto de perder su única fuente de ingreso, ¿me puede dejar ir? — le preguntó y este se negó.

— ¡Por favor, ayúdeme! — le dijo este y se quedó pensando, se veía bastante preocupada y parecía estar a punto de llorar.

Este al verla, algo en su interior se removió y se aceptó, la dejo marchar sin aquella multa.

Miró su reloj nuevamente, llevaba casi media hora de retraso y esperaba que aún la atendieran.

Tocó el timbre después que la dejase pasar en portería, estaba rezando para que no la devolvieran, había dejado su preciso coche en el lugar donde le habían indicado.

La puerta se abrió y una mujer bastante seria la guio hasta el despacho, ahí, había más chicas, a ella ya la habían llamado desde hace una media hora, tocó la puerta y pidió una nueva entrevista.

Esta vio que la mujer que estaba adentro la había colocado en una lista.

Tania estaba esperando, eran casi diez chicas además de ella, esta vez la habían dejado de última, habían entrevistado a cada una de las jóvenes, cuando escucho su nombre, el nerviosismo le invadió.

— Buenos días, ¿cómo están? — su voz salía bastante incomoda, estaba muy nerviosa, no sabía que podía esperar.

— No te contrataré, solo te deje ahí para que entiendas de que no puedes llegar tarde a una entrevista importante, que le quede como una lección a usted — le respondió un hombre bastante molesto, era joven, su expresión mostraba molestia.

— ¡No me haga eso, no sabe todo lo que me ha pasado hoy! — le dijo y este la miró fijamente, Tania sintió algo en su cuerpo cuando esté la observó de tal manera, tan amenazante.

— ¿Lavar un carro de lujo con una malteada? — le preguntó ofuscado, le había reconocido desde que la había visto irrumpir en la sala.

— Déjeme explicarle y pues no me parece justo que se deje llevar por eso, la entrevista es otra situación, así que deje le muestro mi trabajo y decide — le respondió, estaba molesta y más cuando no había sido la culpable.

— No la contrataré — le dijo de una vez, Tania estaba sorprendida, no había mirado ni siquiera su currículo y ya le estaba quitando la oportunidad.

— ¿Perdón? — preguntó ella totalmente molesta.

— Cómo ya le he dicho, se puede retirar, es mejor que lo sepa desde ya y no guarde ninguna esperanza de trabajar conmigo — le dijo, desde afuera se escuchaba como estos dos hablaban bastante fuerte.

— No entiendo por qué lo hace, usted y la otra persona que iba en el coche se metieron en mi paso, rayaron a mi bomboshell, me trataron pésimamente, ¿yo soy la culpable de su error? — le preguntó, estaba esperando una respuesta concreta, pero este no pensaba dársela.

— No me interesa darle una explicación, ya se le pagaron los daños — le contestó con cara de aburrimiento, odiaba las mujeres problemáticas y esta parecía ser una.

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