La revelación del embarazo de Sophie dejó a Thomas conmocionado y confundido. Se levantó del sillón, caminando de un lado a otro de la habitación en un intento de procesar la noticia. Después de unos momentos, se detuvo y se volvió hacia Sophie más molesto que preocupado, celoso, rabioso él había respetado a su novia hasta el matrimonio después de ser novios desde el instituto y ese cabrón le había robado el derecho que le pertenecía.Tener para él la virginidad de su novia.—¿Ese cabrón se atrevió a violarte? —preguntó Thomas lleno de ira — Lo mataré, voy a matarlo ahora mismo. Daniel me dijo que tuviéramos paciencia, que elaboraríamos un plan, pero ese monstruo te forzó y te embarazó...Sophie, viendo la reacción de Thomas y temiendo lo que pudiera hacer, se levantó rápidamente y lo agarró del brazo para detenerlo.—Thomas, no, él no me forzó. Las cosas... simplemente sucedieron —explicó con voz temblorosa— Yo creí que habías muerto, y en ese momento, él no me parecía tan malo.Th
Tras los eventos en las mazmorras, Michael regresó a su habitación. Se dirigió directamente a la ducha, buscando deshacerse de cualquier rastro de sangre del hombre que acababan de matar. La ducha caliente no logró calmar su malestar, pero al menos limpió su cuerpo de la sangre que lo había salpicado, a veces todo eso era necesario, lo sabía.Al salir de la ducha y caminar hacia la cama, se encontró con que esta estaba vacía. Estaba cansado de dormir solo, a pesar de tener una esposa, apenas convivían, cada uno dormían en un lugar distinto.Decidió que era hora de cambiar eso, salió de su habitación y caminó hacia la habitación de Sophie. Sin encender la luz, para no despertarla, se deslizó bajo las sábanas, buscando el calor de su esposa. Pero sus manos encontraron solo un espacio vacío donde debería estar ella. Encendió la luz y confirmó sus sospechas: Sophie no estaba allí. "Otra vez se ha escapado".Michael se vistió rápidamente refunfuñando, no dejaba de pensar en dónde pod
Michael respiró aliviado al escuchar el grito de Hanna, estaba cerca. El sonido de sus pasos resonaba en los pasillos mientras se acercaba rápidamente al lugar de donde provenía la voz de Hanna.Michael irrumpió en la sala con su tan habitual aura de hombre poderoso, Sophie siempre se sentía intimidada y a la vez impresionada, incluso excitada por eso, pero en ese instante ni siquiera se fijó, pasó a segundo plano, le daba más miedo la forma en que Hanna la observaba.—¿Dónde estabas, Sophie? —preguntó Michael, esforzándose por mantener la calma—. ¿Por qué te escondiste así?Sophie se levantó lentamente, luchando por mantener la compostura.—Necesitaba tiempo para pensar, Michael —explicó, su voz temblorosa—. Estaba caminando por la casa, me apoyé en una pared y de repente me encontré en unos pasillos extraños. Luego llegué a esta sala y me quedé dormida.—¿Tiempo para pensar? —repitió Michael, su incredulidad evidente—. ¿Te das cuenta del caos que has causado? ¡Todo el personal te h
Michael no podía creer lo que acababa de escuchar¿Su esposa se atrevía a soñar con ese médico mientras dormía a su lado?Los celos se apoderaron de él y sacó la muralla de cojines que le había permitido hacer entre ellos ¿Poner distancia para que? ¿Para soñar con ese hombre, para traicionarlo?Si no podía ir a sus sueños a evitar que continuara pensando en él, la despertaría, en ese instante era incapaz de razonar solo estaba pensando en lo que sea que su mujer fantaseaba.—Sophie, ¿qué... qué estás diciendo? —preguntó Michael con la voz ronca por el sueño. Se inclinó hacia ella y le acarició el rostro tratando de despertarla.Sophie seguía atrapada en su pesadilla y murmurando palabras incoherentes nombrando nuevamente al médico, haciendo que él perdiera la poca cordura que le quedaba —Sophie, despierta. Es solo un sueño —dijo, mientras la sacudía.Finalmente, Sophie abrió los ojos dándose cuenta de que estaba en su habitación, a pesar de estar a oscuras, reconocía las sombras que
Sophie se ocultaba escuchando la conversación entre Laura y Michael un dolor punzante se instaló en su pecho por las palabras de esa mujer, casi le costaba respirar.“¿Por qué me duele tanto esto si él es un asesino?” Se preguntaba Sophie, con una sensación horrible recorriéndole el cuerpo. Sabía que debía deshacerse de cualquier sentimiento hacia ese hombre y planificar su huida lo antes posible.Permaneció en silencio, su corazón latía desbocado, tanto que tuvo que llevarse la mano al pecho como si así pudiera calmarse mientras aguardaba la respuesta de Michael. Observó cómo dejaba su taza de café a un lado y se preparaba para hablar. Sin embargo, antes de que pudiera pronunciar una sola palabra, el mayordomo se acercó discretamente a ellos.— Señor, disculpe la interrupción, pero el señor Robert requiere su presencia.Michael se levantó de su asiento, listo para seguir al mayordomo. Mientras tanto, Sophie aprovechó la oportunidad para marcharse rápidamente de su escondite, busca
Emma entró en la habitación de Sophie con una sonrisa burlona en su rostro. — Acabo de ver a la mujer esa, Laura irse de la mansión, bastante disgustada —comentó, casi riéndose — Dudo que realmente sea la amante de Michael.Sophie cerró el diario de su madre con un suspiro y lo guardó en el cajón de su mesita de noche. Luego, se sentó para prestar atención a Emma.—¿Estás segura de eso? —preguntó, aunque en el fondo sabía todo lo que había visto y escuchado de ellos y no tenía dudas.—Vi cómo Michael la trataba, y no parecía nada amable —añadió Emma, observando la reacción de Sophie.—No me importa. Michael podría tener mil amantes y me daría igual —respondió Sophie, intentando ocultar su verdadero sentir.Emma la miraba con sospecha, sabía que no era cierto, conocía a su amiga y podía ver qué en realidad ese hombre le importaba.— ¿Por qué no dejas de luchar por lo que sientes e intentas ser feliz con Michael? Van a tener dos bebés y al fin y al cabo es tu esposo.— Emma, tú eres l
Sophie, se vio arrastrada a una habitación de invitados por un desconocido que le tapó la boca, con el corazón desbocado y un mar de lágrimas en sus mejillas.Instintivamente, abrió la boca para morderle la mano, pero se contuvo cuando el hombre se llevó un dedo a los labios, pidiendo silencio, en ese momento lo reconoció, era el guardaespaldas que su esposo le acababa de presentar, el tal Alex.— Soy Thomas, no grites — susurró antes de quitarle la mano de la boca.Instintivamente fue directa a mirar el color verde de sus ojos, había muchos ojos verdes pero los suyos tenían salpicaduras azuladas como si unas gotas de ese color hubieran caído de un pincel inexperto manchandose y dándole un tono inconfundible.Sophie se lanzó a sus brazos al reconocerlo.—Pensé que nunca te volvería a ver —dijo entre lágrimas — especialmente después de cómo te fuiste cuando supiste de mi embarazo.Thomas la abrazó con fuerza intentando transmitirle seguridad. — Me costó aceptarlo al principio, pero
Emma tenía cara de culpabilidad, y Robert no podía evitar sentirse celoso, sobre todo porque ella se mantenía en silencio.No era tampoco tonto, el mismo se sentía atraído por mujeres bellas y entendía que a ella le pudieran atraer otros hombres sin necesidad de estar con ellos, pero no podía evitar tener celos y querer ser el único que captara su atención.La agarró del brazo con firmeza y la guió hasta una habitación vacía, donde la acorraló entre su cuerpo y la pared.—¿Te gusta Alex? —preguntó Robert de nuevo, mirándola a los ojos y a escasos centímetros de sus labios dejando que su aliento le calentara la boca al hablar.Emma titubeó, su corazón estaba desbocado, parecía que se saldría de su cuerpo en un instante teniéndolo tan cerca, no podía pensar en nadie más. La presencia de Robert lo llenaba todo, su calor, el recuerdo de su cuerpo sobre él de ella cuando estuvieron juntos.—Robert, yo... — intentó responder Emma pero le era completamente imposible hacerlo.Él se inclinó m