Emma entró en la habitación de Sophie con una sonrisa burlona en su rostro. — Acabo de ver a la mujer esa, Laura irse de la mansión, bastante disgustada —comentó, casi riéndose — Dudo que realmente sea la amante de Michael.Sophie cerró el diario de su madre con un suspiro y lo guardó en el cajón de su mesita de noche. Luego, se sentó para prestar atención a Emma.—¿Estás segura de eso? —preguntó, aunque en el fondo sabía todo lo que había visto y escuchado de ellos y no tenía dudas.—Vi cómo Michael la trataba, y no parecía nada amable —añadió Emma, observando la reacción de Sophie.—No me importa. Michael podría tener mil amantes y me daría igual —respondió Sophie, intentando ocultar su verdadero sentir.Emma la miraba con sospecha, sabía que no era cierto, conocía a su amiga y podía ver qué en realidad ese hombre le importaba.— ¿Por qué no dejas de luchar por lo que sientes e intentas ser feliz con Michael? Van a tener dos bebés y al fin y al cabo es tu esposo.— Emma, tú eres l
Sophie, se vio arrastrada a una habitación de invitados por un desconocido que le tapó la boca, con el corazón desbocado y un mar de lágrimas en sus mejillas.Instintivamente, abrió la boca para morderle la mano, pero se contuvo cuando el hombre se llevó un dedo a los labios, pidiendo silencio, en ese momento lo reconoció, era el guardaespaldas que su esposo le acababa de presentar, el tal Alex.— Soy Thomas, no grites — susurró antes de quitarle la mano de la boca.Instintivamente fue directa a mirar el color verde de sus ojos, había muchos ojos verdes pero los suyos tenían salpicaduras azuladas como si unas gotas de ese color hubieran caído de un pincel inexperto manchandose y dándole un tono inconfundible.Sophie se lanzó a sus brazos al reconocerlo.—Pensé que nunca te volvería a ver —dijo entre lágrimas — especialmente después de cómo te fuiste cuando supiste de mi embarazo.Thomas la abrazó con fuerza intentando transmitirle seguridad. — Me costó aceptarlo al principio, pero
Emma tenía cara de culpabilidad, y Robert no podía evitar sentirse celoso, sobre todo porque ella se mantenía en silencio.No era tampoco tonto, el mismo se sentía atraído por mujeres bellas y entendía que a ella le pudieran atraer otros hombres sin necesidad de estar con ellos, pero no podía evitar tener celos y querer ser el único que captara su atención.La agarró del brazo con firmeza y la guió hasta una habitación vacía, donde la acorraló entre su cuerpo y la pared.—¿Te gusta Alex? —preguntó Robert de nuevo, mirándola a los ojos y a escasos centímetros de sus labios dejando que su aliento le calentara la boca al hablar.Emma titubeó, su corazón estaba desbocado, parecía que se saldría de su cuerpo en un instante teniéndolo tan cerca, no podía pensar en nadie más. La presencia de Robert lo llenaba todo, su calor, el recuerdo de su cuerpo sobre él de ella cuando estuvieron juntos.—Robert, yo... — intentó responder Emma pero le era completamente imposible hacerlo.Él se inclinó m
Michael avanzaba por el pasillo pensativo había tomado una decisión basada en la necesidad de hablar con Sophie, de aclarar las cosas, su mente no paraba de dar vueltas en todo lo que le decía, Laura, los bebés… Sin embargo, se detuvo abruptamente al escuchar unos sonidos que no esperaba.Eran gemidos. La ira se apoderó de él ante la idea de que su esposa estuviera con otro hombre. Empujó con brusquedad la puerta de donde provenían esos sonidos, preparado para lo peor.—¡¿Qué estáis haciendo?! —exclamó al abrir la puerta.Pero la escena que encontró no era la que había imaginado. Era Robert, arrodillado entre las piernas de Emma, y ella, apoyada en la pared, claramente satisfecha, sujetándole el cabello. Ambos se sobresaltaron al ver a Michael.Se acomodaron rápidamente la ropa, claramente avergonzados.—Robert, estás en horario de trabajo. Deja el placer para después — gruñó frunciendo el ceño.Sin esperar respuesta, cerró la puerta y se alejó procesando lo que acababa de ver. Tras u
— Odio quererte — estas palabras resonaban una y otra vez en la mente de Michael mientras avanzaba por los pasillos de la mansión, llevando en brazos a su esposa inconsciente. Se debatía entre el alivio de saber que ella lo quería y la frustración de admitir que odiaba tener esos sentimientos por él. Lo urgente ahora era llevarla al hospital para que recibiera atención médica. Aunque la enfermería de la empresa estaba más cerca, la falta de un médico ahí complicaba las cosas.De repente, Alex, el escolta de Sophie, apareció a su lado, su presencia inesperada en medio de la tensión.— Señor, ¿está todo bien con su esposa? —preguntó Alex, preocupado, observando la figura inerte de Sophie en los brazos de Michael.—Me encargo yo de esto —respondió Michael secamente, su voz reflejando la urgencia de la situación— Solo vigila a Sophie cuando no esté presente.A pesar de su molestia, Michael sabía que no podía estar siempre con Sophie. Recordó con amargura el incidente con Daniel, y cómo
Sophie se sintió incómoda al encontrarse con la mirada de Alex, que en realidad era Thomas, su antiguo prometido. La situación era extrañamente complicada, y solo ella conocía la verdad detrás de esa fachada. En un acto reflejo, retiró su mano de la de Michael.Estaba tan absorta en sus pensamientos que no se percató de que Michael podría haber notado ese gesto. — ¿Por qué me has soltado la mano cuando él ha entrado?— preguntó Michael y se levantó de la cama para mirarla desde arriba — ¿Hay algo que no se de ese hombre?Habla Sophie ¿Qué relación te une a Alex?Sophie se sobresaltó ante la pregunta inesperada de Michael y le sonrió mientras se esforzaba por mantener la calma.—¿Qué relación podría unirme con él? No es más que el escolta que tú me has asignado, lo acabo de conocer —respondió ella, intentando sonar lo más convincente posible.Michael la observó detenidamente, buscando alguna señal en su rostro que delatara una mentira. Sophie se mantuvo firme bajo su mirada, aunque p
Sophie observó a Michael y como se tensaba ante la pregunta del médico, era evidente que le había resultado incómodo.—¿Tan importante es encontrar a Daniel? —preguntó Michael intentando controlar su molestia por la mención de Daniel ¿Es que un hospital entero de médicos no podía apañárselas sin él?—Sí, señor. Este embarazo puede complicarse, especialmente con la tensión arterial alta de Sophie es muy peligrosa en embarazas y puede desembocar en una preeclampsia si no se cuida como es debido. Daniel es muy bueno en ese campo y además conoce los antecedentes de su esposa. —Está bien, doctor. Intentaré contactarlo — respondió Michael frunciendo el ceño.Sophie notó un destello de algo que no podía identificar en su mirada. Ella sabía que no había forma de contactar a Daniel. Había visto con sus propios ojos como Michael ordenaba matar a Daniel.Después de la conversación, Michael empujó la silla de ruedas de Sophie de vuelta a su habitación. La ayudó a acomodarse en la cama con una ge
— No es así, Sophie luego te lo explico — respondió Michael visiblemente molesto Fulminando a Laura con la mirada por ponerlo en ese aprieto— ven conmigo — le dijo caminando hasta salir de la habitación.Laura le lanzó una última mirada llena de rencor a Sophie antes de marcharse detrás de Michael. Thomas cerró la puerta detrás de ella, asegurándose de que Sophie estuviera bien.Sophie suspiró, y se secó las lágrimas intentando calmarse, sabía que debía hacerlo por sus bebés.—Gracias, Thomas —dijo, mirándolo agradecida.Thomas asintió forzando una sonrisa, estaba celoso de que ella llorara como aquello significaba que ese hombre le importaba y eso no le gustaba nada.—Siempre estaré aquí para ti, Sophie. No permitiré que nadie te haga daño, pero llámame Alex, acostúmbrate o alguien podría escucharte.Sophie se recostó en la cama, sintiéndose un poco más segura con Thomas a su lado. A pesar de las circunstancias complicadas, se sentía afortunada de tenerlo a su lado, él había sido s