— No es así, Sophie luego te lo explico — respondió Michael visiblemente molesto Fulminando a Laura con la mirada por ponerlo en ese aprieto— ven conmigo — le dijo caminando hasta salir de la habitación.Laura le lanzó una última mirada llena de rencor a Sophie antes de marcharse detrás de Michael. Thomas cerró la puerta detrás de ella, asegurándose de que Sophie estuviera bien.Sophie suspiró, y se secó las lágrimas intentando calmarse, sabía que debía hacerlo por sus bebés.—Gracias, Thomas —dijo, mirándolo agradecida.Thomas asintió forzando una sonrisa, estaba celoso de que ella llorara como aquello significaba que ese hombre le importaba y eso no le gustaba nada.—Siempre estaré aquí para ti, Sophie. No permitiré que nadie te haga daño, pero llámame Alex, acostúmbrate o alguien podría escucharte.Sophie se recostó en la cama, sintiéndose un poco más segura con Thomas a su lado. A pesar de las circunstancias complicadas, se sentía afortunada de tenerlo a su lado, él había sido s
Sophie no podía creerse las palabras de Michael, no quería demostrar sus celos y ponerse en evidencia. ¿Cómo se atrevía a decirle que era suya después de que su amante había ido a molestarla al mismísimo hospital?— Yo soy tuya, Laura es tuya y a saber ¿Cuántas más?— Sophie…— Michael negó sin saber muy bien cómo justificarse o que decir, solo pudo dejarse llevar por lo que realmente sentía.Se inclinó y llevó una mano tras la nuca de su esposa para impedir que se separara de él, luego rompió la distancia entre sus labios y la besó a la fuerza, era la única respuesta que podía darle en ese instante.Como siempre que Michael la tocaba, las neuronas se le desconectaron y no pudo más que pasar los brazos tras su cuello y atraerlo contra ella, alzándose levemente mientras correspondía a su beso.Como besaba, era imposible no abandonarse a esa boca, a esas manos que sentía deslizarse por su cuerpo sobre la única tela del camisón que le habían dado en el hospital.Un gemido de queja escapó
Laura, observó desde un lugar oculto cómo el tal Alex, el nuevo escolta de Sophie, se adentraba en uno de los despachos de los médicos con una familiaridad que le resultaba más que sospechosa. Movida por un instinto que le decía que algo no estaba bien, decidió seguirlo con sigilo.Desde su escondite, Laura vio a Alexander sentarse en la silla del despacho con una confianza que le pareció excesiva. El joven tomó el teléfono y marcó un número con rapidez. Laura intentó escuchar la conversación, pero solo logró captar fragmentos de ella.—Todo está saliendo según lo planeado —habló Alexander con una voz baja como si le fuera miedo ser escuchado.Laura frunció el ceño, preguntándose qué trama estaría urdiendo aquel hombre, que podía ocultar. Observó su rostro concentrado mientras escuchaba atentamente a la persona al otro lado de la línea.—Sí, lo entiendo. Mantendré la situación bajo control —añadió Alexander después de una pausa.Al terminar la llamada, colgó y se levantó. Laura, co
Sophie se sentía observada. A través del retrovisor, podía ver a Alexander, su escolta y en realidad su antiguo prometido, mirándola con una expresión que no lograba descifrar. Michael, por su parte, parecía empeñado en provocar alguna reacción en ella, rodeando su hombro con un brazo y llenando su cuello de besos. Sophie sabía que debía mantener la calma para no despertar los celos de Alexander estaba entre la espalda y la pared.Sophie sentía la presión de la mano de Michael en su espalda, un gesto posesivo que no le dejaba espacio para moverse. Al mismo tiempo, notaba la mirada de Alexander en el espejo, llena de celos.Cuando por fin llegaron a la mansión, Sophie pudo sentir la mirada intensa y celosa de Alexander, pero no había oportunidad para hablar y aclarar las cosas. En cierto modo, se sentía aliviada por no tener que enfrentar esa conversación todavía.Lo curioso era que toda aquella tensión la había calentado, esa sensación de querer y no poder de estar entre dos homb
Michael estaba fascinado por la forma en que Sophie se entregaba a él siempre intentando mantener la distancia pero era obvio que cuando la tocaba simplemente no podía más que dejarse llevar y acceder a sus deseos, a los que ella misma tenía.La sintió retorcerse bajo su cuerpo cuando llegó al orgasmo y en apenas un par de embestidas más se derramó en su interior, llenándola con su semilla.— Sophie… mi Sophie…Dijo apoyando su peso sobre los codos para no dejar caer su peso sobre ella, dejó un nuevo beso en sus labios y saliendo de ella se dejó caer a un lado de la cama.Sophie gimió una vez más al sentirlo derramarse en su interior, ese calor que la llenaba y alargaba su placer.La atrajo en un abrazo y la pegó a su cuerpo sintiendo como sus respiraciones intentaban acompasarse.— Está bien Sophie…— dijo Michael acariciándole el rostro antes de dejar un suave beso en sus labios — lo dirás cuando estés preparada, todo lo que tenía que saber me lo ha dejado claro tu cuerpo.No tardaro
— ¿Que no vas a permitirlo?Sophie salió del coche, por un momento le parecía estar ahogándose , no sabía qué hacer, estaba muy confundida entre los recuerdos con Thomas de ese amor adolescente, y las esperanzas e ilusiones de un futuro que quiso tener con él y lo que Michael le hacía sentir a pesar de pensar que era un hombre horrible, no podía controlar su corazón por mucho que intentaba razonar.Thomas vaciló un instante, no esperaba que ella se marchara así y lo dejara con la palabra en la boca, pero a los pocos segundos salió del coche y la siguió para detenerla, agarrándola suavemente del brazo.—Sophie, espera —dijo él intentando calmarla — No puedes irte así, necesitamos hablar.Sophie se giró para enfrentarlo observándolo con los ojos abnegados en lágrimas.—¿Hablar? ¿De qué, Thomas? ¿De cómo pretendes controlar mi vida? ¿De cómo te creí muerto, te lloré y me hice a la idea?¿De cómo apareces de repente exigiendo de mí cosas que ni siquiera están en mi poder darte?Thomas susp
Sophie, por un instante se sintió observada y decidió que lo mejor era poner fin a la discusión, miró a su alrededor, pero no vio a nadie, debía ser solo su impresión o el miedo que le daba llegar a ser descubierta. Negó con la cabeza para alejar esos malos pensamientos, evitando la mirada de Thomas, y se adentró en el centro comercial.—Puede vernos alguien aquí, es mejor entrar —dijo Sophie, consciente de que cualquier discusión en público podría atraer miradas indeseadas sobre ellos había demasiada gente ahí si alguien los veía ellos ni siquiera se darían cuenta.Manteniendo una distancia prudente entre ella y Thomas, caminó por los pasillos del centro comercial. Su objetivo era encontrar una tienda de cosas para bebés y sumergirse en la tarea de comprar lo que pudieran necesitar los gemelos o para preparar su habitación. Pero en realidad, esta búsqueda era también una excusa para evadir todos esos pensamientos sobre Michael y Thomas.Thomas , la seguía a unos pasos de distancia,
Laura no tardó en llegar al aparcamiento y subirse a su coche con una sonrisa triunfal en los labios, se sentía como una ganadora ya, sería muy fácil sacarse esa chica del medio, ajustó el retrovisor, se abrochó el cinturón de seguridad y arrancó.Cuando empezó a conducir volvió a escuchar la grabación mientras se dirigía al despacho de Michael. Su sonrisa se ampliaba cada vez más a medida que escuchaba bien todo lo que esos dos decían, en la distancia había logrado captar de qué iba lo que hablaban, pero no del todo, se había dejado mucha información, en ese instante pudo entenderlo todo, el tal Alexander era realmente el prometido de la hija de Marie y no sólo eso, el la grabación ella reconocía que bpreferiria estar con él.— Es perfecta, tengo oro en mis manos — murmuró para sí misma satisfecha — Con esto, voy a destruirte, Sophie.Al llegar al edificio, Laura aparcó en la primera plaza de parking libre que encontró, salio de su coche con prisa y entró rápidamente al edificio.