Sophie, por un instante se sintió observada y decidió que lo mejor era poner fin a la discusión, miró a su alrededor, pero no vio a nadie, debía ser solo su impresión o el miedo que le daba llegar a ser descubierta. Negó con la cabeza para alejar esos malos pensamientos, evitando la mirada de Thomas, y se adentró en el centro comercial.—Puede vernos alguien aquí, es mejor entrar —dijo Sophie, consciente de que cualquier discusión en público podría atraer miradas indeseadas sobre ellos había demasiada gente ahí si alguien los veía ellos ni siquiera se darían cuenta.Manteniendo una distancia prudente entre ella y Thomas, caminó por los pasillos del centro comercial. Su objetivo era encontrar una tienda de cosas para bebés y sumergirse en la tarea de comprar lo que pudieran necesitar los gemelos o para preparar su habitación. Pero en realidad, esta búsqueda era también una excusa para evadir todos esos pensamientos sobre Michael y Thomas.Thomas , la seguía a unos pasos de distancia,
Laura no tardó en llegar al aparcamiento y subirse a su coche con una sonrisa triunfal en los labios, se sentía como una ganadora ya, sería muy fácil sacarse esa chica del medio, ajustó el retrovisor, se abrochó el cinturón de seguridad y arrancó.Cuando empezó a conducir volvió a escuchar la grabación mientras se dirigía al despacho de Michael. Su sonrisa se ampliaba cada vez más a medida que escuchaba bien todo lo que esos dos decían, en la distancia había logrado captar de qué iba lo que hablaban, pero no del todo, se había dejado mucha información, en ese instante pudo entenderlo todo, el tal Alexander era realmente el prometido de la hija de Marie y no sólo eso, el la grabación ella reconocía que bpreferiria estar con él.— Es perfecta, tengo oro en mis manos — murmuró para sí misma satisfecha — Con esto, voy a destruirte, Sophie.Al llegar al edificio, Laura aparcó en la primera plaza de parking libre que encontró, salio de su coche con prisa y entró rápidamente al edificio.
Sophie se había despejado y ya no estaba tan agobiada después de comprar todos los muebles para la habitación de los bebés y varias bolsas de ropa y otros utensilios en sus manos. Thomas, que la había estado esperando pacientemente, se apresuró a acercarse y se ofreció a llevar las bolsas por ella.—Déjame ayudarte con eso, Sophie — pidió quitándole las bolsas rápidamente para que no cargará peso.—Gracias, Thomas. Realmente aprecio esto —dijo mientras le entregaba las bolsas.— Alex… intenta llamarme Alex o podrías equivocarte de nombre y eso sería fatal para nosotros.Ella asintió y caminaron juntos, hacia el coche, Sophie caminaba un paso detrás de Thomas. A pesar de que la situación entre ellos se sentía tensa por la conversación que habían tenido un par de horas atrás, había algo reconfortante en la familiaridad de su presencia, en saber que seguía vivo y se preocupaba por ella.—Es lo menos que puedo hacer —respondió Thomas, abriendo el maletero del coche y metiendo allí las
Laura estaba visiblemente desconcertada por la presencia de Daniel. Se había quedado parada en la puerta del despacho. Hacía semanas que ese hombre había desaparecido sin dejar rastro, y ahora estaba allí, de pie, en un momento crítico que podría cambiar el curso de su plan contra Sophie.—Daniel, ¿a qué se debe tu desaparición repentina? —preguntó Laura, intentando ocultar su sorpresa.—Tuvimos algunas desavenencias y pensé que era mejor prescindir de sus servicios por un tiempo — respondió Michael intentando adelantarse con una explicación e interrumpiendo la conversación.— Pero lo he reconsiderado y queremos que vuelva a trabajar con nosotros. Justo ahora estábamos firmando su nuevo contrato.Laura estaba visiblemente frustrada, aún intentando asimilar la inesperada aparición de Daniel.—Pero, ¿por qué también desapareciste del hospital? —preguntó incapaz de ocultar su molestia. Sus planes de separar a Michael y Sophie dependían en gran medida de Daniel, y su ausencia sin previo
—¿De verdad estás de mi lado, Daniel? —preguntó Laura mirando a Daniel dubitativa, tratando de entender sus motivos. A pesar de su desconfianza, no pudo evitar sentir esa curiosidad ante su propuesta que sabía no sería satisfecha todavía.—Por supuesto, Laura. — Daniel asintió — Pero debes entender que nuestras acciones tienen que ser cuidadosas. No podemos simplemente destruir a alguien así sin pensarlo, no se puede lanzar una bomba como esa y esperar que no te salpique, te estás poniendo tú en riesgo, a Michael no le importa asesinar al mensajero y no sabes lo literal que estoy siendo con esto.Laura frunció el ceño tratando de entender lo que Daniel le estaba diciendo.—No entiendo... siempre pensé que querías a Sophie para ti. ¿Por qué querrías ayudar a esa pareja?—Mis razones son mías, Laura —respondió Daniel negando, no pensaba informarle de que quería realmente — Pero puedes estar segura de que te ayudaré a conseguir lo que deseas, siempre y cuando actúes como yo te diga, si
Michael estaba realmente feliz de la sonrisa sincera que su esposa le estaba dedicando, solo a él. Hacía mucho que no la había visto mirarlo así, tal vez nunca, ni siquiera podía estar enfadado ya. Había salido a comprar cosas para sus hijos y ahí estaba, hablándole de los planes que tenía para la habitación de los bebés, demostrándole que por fin se había hecho a la idea y que le hacía tanta ilusión como a él. Cuando de repente, el doctor hizo que ese momento terminara demasiado pronto para él.Quería más, necesitaba más de esa sonrisa de su esposa, de verla feliz, de hablar de los bebés que estaban en camino.—Espera, Sophie —dijo Michael deteniéndola y caminando hasta ella—. Cuando termines tu visita con el doctor te llevaré a comer a un buen restaurante, quiero que me sigas explicando todo eso.Sin darle opción alguna a Sophie para responder, pasó un brazo tras su cintura, la atrajo contra su cuerpo y la besó. No fue un beso apasionado, al fin y al cabo sabían que estaban en p
Sophie parecía una figura de hielo, estaba estática, atónita por las palabras de Daniel ¿Cómo podía decirle algo así? Para ella, Daniel se había convertido en una figura paterna, un guía, nunca alguien con quien consideraría una relación romántica, ni siquiera podía planteárselo, era atractivo pero como mínimo debía doblarle la edad.—Daniel, yo... no puedo verte de esa manera — admitió Sophie desviando la vista al suelo.Él no se daría por vencido tan fácilmente, pasó un brazo tras su cintura y la atrajo hacia él. Sophie sintió una oleada de incomodidad al notar la cercanía física, algo se sentía muy extraño en ese toque, en tenerlo a tan poca distancia de su cuerpo, solo quería apartarse urgentemente de él.—Yo puedo hacer que te enamores de mí —insistió Daniel llevando la otra mano al delicado mentón de la chica y haciéndola mirarla.Sophie se apartó de él, empujándolo lejos de ella con más fuerza de la que pretendía, era como si todo su cuerpo le gritara que lo mantuviera lejos.—
Michael no podía creer lo que escuchaba en ese instante. ¿Qué demonios estaba diciendo Sophie? Pestañeó dos veces, intentando procesar sus palabras, y negó.—Sophie, hace mucho tiempo que no he tocado a Laura. Te lo dije y no sé por qué no me crees.Ella no podía creer que Michael pudiera ser tan cínico de mentirle en su propia cara.Se levantó y se secó las lágrimas con furia, dando dos pasos hasta estar muy cerca de su rostro.—No es algo que me contaron. Yo lo escuché todo: sus gemidos, tu voz ahogada por el esfuerzo y, sobre todo, las palabras que terminaron conmigo.—Pero Sophie… eso no es verdad —intentó explicar él.—Vete, vete, Michael —le cortó Sophie empujándolo para que saliera del baño y la dejara sola.Cuando consiguió que saliera, cerró la puerta y se apoyó en ella para seguir llorando tranquila, quería sacar toda la angustia, todo el dolor que parecía ensuciar su alma.—Sophie... por favor, abre la puerta—rogó Michael desde el otro lado — No he estado con Laura desde mu