Michael estaba fascinado por la forma en que Sophie se entregaba a él siempre intentando mantener la distancia pero era obvio que cuando la tocaba simplemente no podía más que dejarse llevar y acceder a sus deseos, a los que ella misma tenía.La sintió retorcerse bajo su cuerpo cuando llegó al orgasmo y en apenas un par de embestidas más se derramó en su interior, llenándola con su semilla.— Sophie… mi Sophie…Dijo apoyando su peso sobre los codos para no dejar caer su peso sobre ella, dejó un nuevo beso en sus labios y saliendo de ella se dejó caer a un lado de la cama.Sophie gimió una vez más al sentirlo derramarse en su interior, ese calor que la llenaba y alargaba su placer.La atrajo en un abrazo y la pegó a su cuerpo sintiendo como sus respiraciones intentaban acompasarse.— Está bien Sophie…— dijo Michael acariciándole el rostro antes de dejar un suave beso en sus labios — lo dirás cuando estés preparada, todo lo que tenía que saber me lo ha dejado claro tu cuerpo.No tardaro
— ¿Que no vas a permitirlo?Sophie salió del coche, por un momento le parecía estar ahogándose , no sabía qué hacer, estaba muy confundida entre los recuerdos con Thomas de ese amor adolescente, y las esperanzas e ilusiones de un futuro que quiso tener con él y lo que Michael le hacía sentir a pesar de pensar que era un hombre horrible, no podía controlar su corazón por mucho que intentaba razonar.Thomas vaciló un instante, no esperaba que ella se marchara así y lo dejara con la palabra en la boca, pero a los pocos segundos salió del coche y la siguió para detenerla, agarrándola suavemente del brazo.—Sophie, espera —dijo él intentando calmarla — No puedes irte así, necesitamos hablar.Sophie se giró para enfrentarlo observándolo con los ojos abnegados en lágrimas.—¿Hablar? ¿De qué, Thomas? ¿De cómo pretendes controlar mi vida? ¿De cómo te creí muerto, te lloré y me hice a la idea?¿De cómo apareces de repente exigiendo de mí cosas que ni siquiera están en mi poder darte?Thomas susp
Sophie, por un instante se sintió observada y decidió que lo mejor era poner fin a la discusión, miró a su alrededor, pero no vio a nadie, debía ser solo su impresión o el miedo que le daba llegar a ser descubierta. Negó con la cabeza para alejar esos malos pensamientos, evitando la mirada de Thomas, y se adentró en el centro comercial.—Puede vernos alguien aquí, es mejor entrar —dijo Sophie, consciente de que cualquier discusión en público podría atraer miradas indeseadas sobre ellos había demasiada gente ahí si alguien los veía ellos ni siquiera se darían cuenta.Manteniendo una distancia prudente entre ella y Thomas, caminó por los pasillos del centro comercial. Su objetivo era encontrar una tienda de cosas para bebés y sumergirse en la tarea de comprar lo que pudieran necesitar los gemelos o para preparar su habitación. Pero en realidad, esta búsqueda era también una excusa para evadir todos esos pensamientos sobre Michael y Thomas.Thomas , la seguía a unos pasos de distancia,
Laura no tardó en llegar al aparcamiento y subirse a su coche con una sonrisa triunfal en los labios, se sentía como una ganadora ya, sería muy fácil sacarse esa chica del medio, ajustó el retrovisor, se abrochó el cinturón de seguridad y arrancó.Cuando empezó a conducir volvió a escuchar la grabación mientras se dirigía al despacho de Michael. Su sonrisa se ampliaba cada vez más a medida que escuchaba bien todo lo que esos dos decían, en la distancia había logrado captar de qué iba lo que hablaban, pero no del todo, se había dejado mucha información, en ese instante pudo entenderlo todo, el tal Alexander era realmente el prometido de la hija de Marie y no sólo eso, el la grabación ella reconocía que bpreferiria estar con él.— Es perfecta, tengo oro en mis manos — murmuró para sí misma satisfecha — Con esto, voy a destruirte, Sophie.Al llegar al edificio, Laura aparcó en la primera plaza de parking libre que encontró, salio de su coche con prisa y entró rápidamente al edificio.
Sophie se había despejado y ya no estaba tan agobiada después de comprar todos los muebles para la habitación de los bebés y varias bolsas de ropa y otros utensilios en sus manos. Thomas, que la había estado esperando pacientemente, se apresuró a acercarse y se ofreció a llevar las bolsas por ella.—Déjame ayudarte con eso, Sophie — pidió quitándole las bolsas rápidamente para que no cargará peso.—Gracias, Thomas. Realmente aprecio esto —dijo mientras le entregaba las bolsas.— Alex… intenta llamarme Alex o podrías equivocarte de nombre y eso sería fatal para nosotros.Ella asintió y caminaron juntos, hacia el coche, Sophie caminaba un paso detrás de Thomas. A pesar de que la situación entre ellos se sentía tensa por la conversación que habían tenido un par de horas atrás, había algo reconfortante en la familiaridad de su presencia, en saber que seguía vivo y se preocupaba por ella.—Es lo menos que puedo hacer —respondió Thomas, abriendo el maletero del coche y metiendo allí las
Laura estaba visiblemente desconcertada por la presencia de Daniel. Se había quedado parada en la puerta del despacho. Hacía semanas que ese hombre había desaparecido sin dejar rastro, y ahora estaba allí, de pie, en un momento crítico que podría cambiar el curso de su plan contra Sophie.—Daniel, ¿a qué se debe tu desaparición repentina? —preguntó Laura, intentando ocultar su sorpresa.—Tuvimos algunas desavenencias y pensé que era mejor prescindir de sus servicios por un tiempo — respondió Michael intentando adelantarse con una explicación e interrumpiendo la conversación.— Pero lo he reconsiderado y queremos que vuelva a trabajar con nosotros. Justo ahora estábamos firmando su nuevo contrato.Laura estaba visiblemente frustrada, aún intentando asimilar la inesperada aparición de Daniel.—Pero, ¿por qué también desapareciste del hospital? —preguntó incapaz de ocultar su molestia. Sus planes de separar a Michael y Sophie dependían en gran medida de Daniel, y su ausencia sin previo
—¿De verdad estás de mi lado, Daniel? —preguntó Laura mirando a Daniel dubitativa, tratando de entender sus motivos. A pesar de su desconfianza, no pudo evitar sentir esa curiosidad ante su propuesta que sabía no sería satisfecha todavía.—Por supuesto, Laura. — Daniel asintió — Pero debes entender que nuestras acciones tienen que ser cuidadosas. No podemos simplemente destruir a alguien así sin pensarlo, no se puede lanzar una bomba como esa y esperar que no te salpique, te estás poniendo tú en riesgo, a Michael no le importa asesinar al mensajero y no sabes lo literal que estoy siendo con esto.Laura frunció el ceño tratando de entender lo que Daniel le estaba diciendo.—No entiendo... siempre pensé que querías a Sophie para ti. ¿Por qué querrías ayudar a esa pareja?—Mis razones son mías, Laura —respondió Daniel negando, no pensaba informarle de que quería realmente — Pero puedes estar segura de que te ayudaré a conseguir lo que deseas, siempre y cuando actúes como yo te diga, si
Michael estaba realmente feliz de la sonrisa sincera que su esposa le estaba dedicando, solo a él. Hacía mucho que no la había visto mirarlo así, tal vez nunca, ni siquiera podía estar enfadado ya. Había salido a comprar cosas para sus hijos y ahí estaba, hablándole de los planes que tenía para la habitación de los bebés, demostrándole que por fin se había hecho a la idea y que le hacía tanta ilusión como a él. Cuando de repente, el doctor hizo que ese momento terminara demasiado pronto para él.Quería más, necesitaba más de esa sonrisa de su esposa, de verla feliz, de hablar de los bebés que estaban en camino.—Espera, Sophie —dijo Michael deteniéndola y caminando hasta ella—. Cuando termines tu visita con el doctor te llevaré a comer a un buen restaurante, quiero que me sigas explicando todo eso.Sin darle opción alguna a Sophie para responder, pasó un brazo tras su cintura, la atrajo contra su cuerpo y la besó. No fue un beso apasionado, al fin y al cabo sabían que estaban en p