Michael avanzaba por el pasillo pensativo había tomado una decisión basada en la necesidad de hablar con Sophie, de aclarar las cosas, su mente no paraba de dar vueltas en todo lo que le decía, Laura, los bebés… Sin embargo, se detuvo abruptamente al escuchar unos sonidos que no esperaba.Eran gemidos. La ira se apoderó de él ante la idea de que su esposa estuviera con otro hombre. Empujó con brusquedad la puerta de donde provenían esos sonidos, preparado para lo peor.—¡¿Qué estáis haciendo?! —exclamó al abrir la puerta.Pero la escena que encontró no era la que había imaginado. Era Robert, arrodillado entre las piernas de Emma, y ella, apoyada en la pared, claramente satisfecha, sujetándole el cabello. Ambos se sobresaltaron al ver a Michael.Se acomodaron rápidamente la ropa, claramente avergonzados.—Robert, estás en horario de trabajo. Deja el placer para después — gruñó frunciendo el ceño.Sin esperar respuesta, cerró la puerta y se alejó procesando lo que acababa de ver. Tras u
— Odio quererte — estas palabras resonaban una y otra vez en la mente de Michael mientras avanzaba por los pasillos de la mansión, llevando en brazos a su esposa inconsciente. Se debatía entre el alivio de saber que ella lo quería y la frustración de admitir que odiaba tener esos sentimientos por él. Lo urgente ahora era llevarla al hospital para que recibiera atención médica. Aunque la enfermería de la empresa estaba más cerca, la falta de un médico ahí complicaba las cosas.De repente, Alex, el escolta de Sophie, apareció a su lado, su presencia inesperada en medio de la tensión.— Señor, ¿está todo bien con su esposa? —preguntó Alex, preocupado, observando la figura inerte de Sophie en los brazos de Michael.—Me encargo yo de esto —respondió Michael secamente, su voz reflejando la urgencia de la situación— Solo vigila a Sophie cuando no esté presente.A pesar de su molestia, Michael sabía que no podía estar siempre con Sophie. Recordó con amargura el incidente con Daniel, y cómo
Sophie se sintió incómoda al encontrarse con la mirada de Alex, que en realidad era Thomas, su antiguo prometido. La situación era extrañamente complicada, y solo ella conocía la verdad detrás de esa fachada. En un acto reflejo, retiró su mano de la de Michael.Estaba tan absorta en sus pensamientos que no se percató de que Michael podría haber notado ese gesto. — ¿Por qué me has soltado la mano cuando él ha entrado?— preguntó Michael y se levantó de la cama para mirarla desde arriba — ¿Hay algo que no se de ese hombre?Habla Sophie ¿Qué relación te une a Alex?Sophie se sobresaltó ante la pregunta inesperada de Michael y le sonrió mientras se esforzaba por mantener la calma.—¿Qué relación podría unirme con él? No es más que el escolta que tú me has asignado, lo acabo de conocer —respondió ella, intentando sonar lo más convincente posible.Michael la observó detenidamente, buscando alguna señal en su rostro que delatara una mentira. Sophie se mantuvo firme bajo su mirada, aunque p
Sophie observó a Michael y como se tensaba ante la pregunta del médico, era evidente que le había resultado incómodo.—¿Tan importante es encontrar a Daniel? —preguntó Michael intentando controlar su molestia por la mención de Daniel ¿Es que un hospital entero de médicos no podía apañárselas sin él?—Sí, señor. Este embarazo puede complicarse, especialmente con la tensión arterial alta de Sophie es muy peligrosa en embarazas y puede desembocar en una preeclampsia si no se cuida como es debido. Daniel es muy bueno en ese campo y además conoce los antecedentes de su esposa. —Está bien, doctor. Intentaré contactarlo — respondió Michael frunciendo el ceño.Sophie notó un destello de algo que no podía identificar en su mirada. Ella sabía que no había forma de contactar a Daniel. Había visto con sus propios ojos como Michael ordenaba matar a Daniel.Después de la conversación, Michael empujó la silla de ruedas de Sophie de vuelta a su habitación. La ayudó a acomodarse en la cama con una ge
— No es así, Sophie luego te lo explico — respondió Michael visiblemente molesto Fulminando a Laura con la mirada por ponerlo en ese aprieto— ven conmigo — le dijo caminando hasta salir de la habitación.Laura le lanzó una última mirada llena de rencor a Sophie antes de marcharse detrás de Michael. Thomas cerró la puerta detrás de ella, asegurándose de que Sophie estuviera bien.Sophie suspiró, y se secó las lágrimas intentando calmarse, sabía que debía hacerlo por sus bebés.—Gracias, Thomas —dijo, mirándolo agradecida.Thomas asintió forzando una sonrisa, estaba celoso de que ella llorara como aquello significaba que ese hombre le importaba y eso no le gustaba nada.—Siempre estaré aquí para ti, Sophie. No permitiré que nadie te haga daño, pero llámame Alex, acostúmbrate o alguien podría escucharte.Sophie se recostó en la cama, sintiéndose un poco más segura con Thomas a su lado. A pesar de las circunstancias complicadas, se sentía afortunada de tenerlo a su lado, él había sido s
Sophie no podía creerse las palabras de Michael, no quería demostrar sus celos y ponerse en evidencia. ¿Cómo se atrevía a decirle que era suya después de que su amante había ido a molestarla al mismísimo hospital?— Yo soy tuya, Laura es tuya y a saber ¿Cuántas más?— Sophie…— Michael negó sin saber muy bien cómo justificarse o que decir, solo pudo dejarse llevar por lo que realmente sentía.Se inclinó y llevó una mano tras la nuca de su esposa para impedir que se separara de él, luego rompió la distancia entre sus labios y la besó a la fuerza, era la única respuesta que podía darle en ese instante.Como siempre que Michael la tocaba, las neuronas se le desconectaron y no pudo más que pasar los brazos tras su cuello y atraerlo contra ella, alzándose levemente mientras correspondía a su beso.Como besaba, era imposible no abandonarse a esa boca, a esas manos que sentía deslizarse por su cuerpo sobre la única tela del camisón que le habían dado en el hospital.Un gemido de queja escapó
Laura, observó desde un lugar oculto cómo el tal Alex, el nuevo escolta de Sophie, se adentraba en uno de los despachos de los médicos con una familiaridad que le resultaba más que sospechosa. Movida por un instinto que le decía que algo no estaba bien, decidió seguirlo con sigilo.Desde su escondite, Laura vio a Alexander sentarse en la silla del despacho con una confianza que le pareció excesiva. El joven tomó el teléfono y marcó un número con rapidez. Laura intentó escuchar la conversación, pero solo logró captar fragmentos de ella.—Todo está saliendo según lo planeado —habló Alexander con una voz baja como si le fuera miedo ser escuchado.Laura frunció el ceño, preguntándose qué trama estaría urdiendo aquel hombre, que podía ocultar. Observó su rostro concentrado mientras escuchaba atentamente a la persona al otro lado de la línea.—Sí, lo entiendo. Mantendré la situación bajo control —añadió Alexander después de una pausa.Al terminar la llamada, colgó y se levantó. Laura, co
Sophie se sentía observada. A través del retrovisor, podía ver a Alexander, su escolta y en realidad su antiguo prometido, mirándola con una expresión que no lograba descifrar. Michael, por su parte, parecía empeñado en provocar alguna reacción en ella, rodeando su hombro con un brazo y llenando su cuello de besos. Sophie sabía que debía mantener la calma para no despertar los celos de Alexander estaba entre la espalda y la pared.Sophie sentía la presión de la mano de Michael en su espalda, un gesto posesivo que no le dejaba espacio para moverse. Al mismo tiempo, notaba la mirada de Alexander en el espejo, llena de celos.Cuando por fin llegaron a la mansión, Sophie pudo sentir la mirada intensa y celosa de Alexander, pero no había oportunidad para hablar y aclarar las cosas. En cierto modo, se sentía aliviada por no tener que enfrentar esa conversación todavía.Lo curioso era que toda aquella tensión la había calentado, esa sensación de querer y no poder de estar entre dos homb