Pasaron varias semanas, Sophie apenas comía y su sonrisa había desaparecido de su rostro.El CEO Michael se iba muy pronto en la mañana y volvía muy tarde, nunca apareció y toda la villa estaba extremadamente silenciosa.— Sophie, por favor come más, estás demasiado delgada y me estoy preocupando.— Lo siento Emma, si no fuera por mí quizás habrías empezado una nueva vida.Sophie quería volver a llorar mientras hablaba, sentía que últimamente no podía controlar sus emociones y no tenía apetito.— Tranquila, por lo menos yo estoy a tu lado… Mmmm... Hoy hace buen tiempo y vamos a pasear fuera. ¿Qué te parece?Sophie asintió, ella quería olvidar a ese hombre.Mientras paseaban por los extensos jardines de la propiedad, Emma intentó consolar a Sophie, aunque ella misma estaba lidiando con sus propios problemas.Robert las observaba sentado en una de las sillas del jardín, dándoles su espacio y sin sacarles la mirada de encima, el jefe había dejado muy claro que debía vigilarlas todo el t
Sophie no podía creer lo que acababa de escuchar, no podía condenar a un ser inocente a vivir la vida que ella había vivido, no quería darle hijos a un hombre como Michael.—¿Embarazada?En ese momento, la puerta se abrió y un hombre vestido con una bata blanca entró en la habitación. Se acercó a la cama de Sophie mientras leía los informes que la enfermera acababa de darle.—Buenos días. Soy Daniel Jensen, el médico de la empresa. He venido a aclarar cualquier duda que puedan tener — explicó observándolos a los dos.Michael, que aún sostenía la mano de Sophie, miró al doctor Jensen algo incómodo al notar como a penas se había dirigido a él y no dejaba de observar a su esposa con una sonrisa de oreja a oreja, se decía que era normal, que ella era la paciente, aún así sentía sus celos incrementarse a medida que ese hombre no apartaba la mirada de la chic..—Doctor, ¿está completamente seguro de que Sophie está embarazada? —preguntó Michael, intentando llamar la atención del hombre y
Emma, preocupada por la conversación que tuvo el día anterior con Sophie, decidió ir a su habitación temprano aquella mañana. Había estado pensando en las palabras de su amiga, tanto que apenas pudo dormir y, aunque había optado por no decir nada en el momento, esperando que Sophie se calmara, ahora sentía que necesitaba hablar con ella y animarla o hacer algo para que se sintiera mejor.Al entrar en la habitación, el sonido del vómito la guío hasta el baño donde encontró a Sophie arrodillada frente a la taza. El color del rostro de su amiga brillaba por su ausencia, decir que estaba pálida era poco, la pared de baldosas blancas del baño tenía más color que ella. Emma se apresuró a su lado, sosteniéndole el cabello y frotándole suavemente la espalda.— He leído que si comes galletas de jengibre antes de levantarte de la cama, las náuseas son más soportables — dijo Emma preocupada.Sophie se enderezó, limpiándose la boca con una toalla, se remojó la cara frente al espejo y se la se
—Será mejor que te sientes, Sophie —sugirió Daniel guiando a la joven hasta un banco cercano, sin soltarla, no quería que cayera y pudiera sufrir algún daño.El parecido con esa mujer era tan asombroso que parecía haber retrocedido en el tiempo y estar frente a ella.En ese instante ella no podía hacerse la fuerte ni negar la ayuda del hombre así que se dejó llevar por él y se sentó donde le indico, luego levantó la mirada y buscó la de él para intentar encontrar ayuda. —No quiero tener a este bebé, Daniel. No pueden obligarme…Daniel se agachó para estar a su nivel, por dentro estaba saltando de alegría esa mujer le estaba poniendo muy fácil conseguir lo que realmente quería… —Hay formas de manejar esto, opciones que podemos discutir. Estoy aquí para ayudarte con lo que decidas, soy médico y apoyo tú derecho a decidir — le aseguró, pero tenía pensamientos más oscuros en mente.Sophie asintió débilmente, abrió la boca para decir algo más, pero antes de que pudieran continuar la con
Michael recorrió la mansión en busca de Sophie, pero no lograba encontrarla en ningún lado. Abrió puertas, miró debajo de escaleras, cada rincón donde pensó que Sophie podría haber buscado refugio. Pero ni rastro de ella, parecía que se había esfumado.Mientras tanto, la joven permanecía acurrucada en un sillón desgastado de la habitación secreta de la mansión, se abrazaba a sus rodillas y hablaba en voz baja con el retrato de su madre limpiándose a ratos las lágrimas que surcaban su rostro.Era algo vergonzoso que su único lugar seguro fuera frente a un cuadro viejo.—Mamá, apenas te recuerdo —susurró, su voz temblorosa— Eres solo un vago recuerdo en mi mente, tu risa, como te cepillabas el cabello, esos pendientes, te recuerdo muy poco, pero cómo desearía que estuvieras aquí. ¿Qué harías tú en mi lugar? ¿Tuviste que enfrentarte a algo así cuando descubriste que estabas embarazada? ¿Quién era mi padre?Michael, pasó al lado de la biblioteca y algo hizo click en su mente¿Y si Sophie
El corazón de Sophie se aceleró, y un escalofrío recorrió su espalda al sentir a su esposo en peligro.¿Cómo es posible? Debe estar alucinando.Pero cuando entró en la habitación, vio al diablo, ahora hecho un ovillo en medio de la oscuridad.Eso hizo que el corazón le doliera de un modo que tuvo que llevarse la mano al pecho y se quedó inmóvil observándolo.—No me pegues, papá... seré un buen niño — susurraba Michael.Su voz era más suave, como si intentara simular el timbre de un niño, se podía sentir el terror en cada una de sus palabras, mientras su cuerpo se retorcía bajo las sábanas, envuelto en sudor en un intento desesperado por escapar de aquella horrible pesadilla.Sophie, se acercó a la cama sin poder apartar la vista de él, no sabía cómo sentirse. La vulnerabilidad que Michael mostraba en ese momento era sorprendentemente contraria a su habitual arrogancia. Las palabras que escapaban de sus labios estaban llenas de temor, dejándola confundida.En ese instante pudo ver a
—¿Así que los rumores eran ciertos? Estás embarazada, eso fue rápido — dijo Laura visiblemente molesta — Pero debes saber que un embarazo no va a alejarlo de mi, Michael nunca dejará de ser mi amante. Solo está contigo porque te pareces a Marie, eres una sustituta y ahora la incubadora de su heredero, nada más, él nunca amará a nadie que no sea Marie.Sophie estaba sorprendida por el atrevimiento de Laura y herida por sus palabras, pero sin ninguna intención de que la otra mujer lo notara, no pudo evitar sonreír ante la ironía de la situación.—Qué triste que te contentes con ser la otra mientras envejeces — respondió Sophie con un tono de burla y una sonrisa sarcástica dibujada en el rostro — Pronto nadie querrá un compromiso serio contigo, si es que ahora alguien lo quiere. ¿Todavía puedes tener hijos? Te conservas bien — la miró de arriba a abajo con superioridad — debo admitirlo, pero es evidente que te haces mayor.— ¿Cómo te atreves, niña? — Laura frunció el ceño molesta por la
La atención de todos se centró en la pantalla del ultrasonido, mientras Daniel ajustaba los controles una vez más. Su expresión había cambiado de la preocupación a la sorpresa, y se volvió hacia Sophie y Michael con una sonrisa inesperada.—¿No lo escuchan? —preguntó Daniel, con la sonrisa creciendo en su rostro.Michael y Sophie, aún bajo la tensión del momento, lo miraron confundidos, sin saber qué pensar de su cambio de actitud.—¿Qué sucede, Doctor? —inquirió Sophie preocupada.—Aquí, miren —dijo Daniel, señalando hacia la pantalla mientras ajustaba la imagen.En la pantalla, se revelaron dos pequeñas formas, cada una con su propio y distintivo latido del corazón.—Son dos bebés, por eso parecía escuchar un eco en el latido — explicó Daniel, aliviando la tensión de la pareja— Están esperando gemelos.Sophie llevó una mano a su boca, visiblemente asombrada. La idea de tener un bebé ya era difícil de procesar, y la noticia de que serían dos la dejó casi sin palabras. Michael, por