Capítulo 792
Dulcinea, con lágrimas asomando en sus ojos, respondió:

—Luis, no importa lo que digas ahora, ya es inútil. Todos conocemos la historia del lobo y los tres cerditos, ¿verdad?

Tomó el picaporte de la puerta y continuó:—Déjame salir. Le prometí a Leonardo que le llevaría un pastel. Está esperando en casa y no se dormirá hasta que yo regrese.

Luis tragó saliva, consciente de lo que significaban sus palabras.

Si no la dejaba ir, no solo sería un mal esposo, sino también un mal padre.

Finalmente, la dejó ir.

...

Dulcinea compró un pastel pequeño y regresó al apartamento. Al llegar, Clara la recibió con preocupación:

—Leonardo parece estar enfermo. Tiene un poco de fiebre y no puede dormir bien.

Dulcinea dejó el pastel y corrió a la habitación.

Alegría estaba dormida, pero Leonardo estaba inquieto, acurrucado y abrazando a su hermana. Al ver a su madre, sollozó débilmente:

—Mamá...

Dulcinea lo levantó y sintió que tenía fiebre.

Decidió llevarlo al hospital.

Clara, visiblemente aliviada, le a
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