Capítulo 794
Ya era noche muy avanzada.

Pero Dulcinea no pudo dormir.

Tuvo un sueño en el que revivió el momento en que su madre se lanzó desde el balcón. El viento levantaba la falda de su madre y ella gritaba con desesperación:

—¡Axel Romero, no he hecho nada malo! ¡Todo esto es una de tus trampas!

—¡Mamá...!

La pequeña Dulcinea, abrazando su muñeca, murmuraba en voz baja.

No se atrevía a acercarse. Temía que si daba un paso más, su mamá realmente se tiraría, y entonces se quedaría sin ella...

Su madre, antes de lanzarse, volteó una última vez. Miró a su pequeña y dijo suavemente:

—¡Tu hermano te cuidará! ¡Dulci, viva bien!

Ese día el viento soplaba fuerte. Al caer, la sangre de su madre se esparció, y su vestido ondeó lejos.

—¡Mamá!

Dulcinea despertó con un grito, sudor frío cubriendo su espalda.

La respiración tranquila de Leonardo a su lado la reconfortó, calmando su angustia.

Dulcinea se recostó lentamente, pero las palabras de Matteo resonaban en su mente:

«Quizás, eso significa que tienen u
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