Capítulo 750
Aunque sus palabras eran rudas, se detuvo.

La miró fijamente.

Observó su rostro sereno, a pesar de estar bajo su cuerpo, con sus facciones delicadas y llenas de una suave melancolía.

Después de un momento, se sentó en el sofá y la levantó para abrazarla. El hombre, que hace un momento era feroz, ahora era increíblemente tierno. Sacó una pequeña caja del bolsillo de sus pantalones y la abrió.

Dentro, había un anillo con un diamante rosa.

Dulcinea se quedó atónita.

Luis le sujetó la mano y deslizó el anillo en su dedo. El valioso diamante brillaba intensamente bajo la luz.

Los ojos oscuros de Luis se clavaron en los de ella. Con la voz ronca, dijo:

—Lo recuperé hace unos días. Quería darte una sorpresa, pero tú me diste una sorpresa primero. Dulci, prométeme que no volverás a verlo.

Dulcinea bajó la mirada y giró el anillo lentamente.

Para otras mujeres, esto sería una joya preciada, pero para ella era un peso que no podía soportar. Aunque temporalmente se había sometido a él, su corazón
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