Capítulo 582
Ana se sentía avergonzada.

A pesar de las provocaciones de Mario, no sentía deseo, y cualquier sensación que surgía era mínima…

Mario, siendo un hombre experimentado, ¿cómo no iba a notarlo?

Al llegar a la villa, la llevó en brazos hasta el dormitorio, colocándola suavemente en el borde de la cama blanda. Ana yacía sin fuerzas, observando al hombre que se encontraba sobre ella.

Mario no encendió la luz.

En la penumbra, comenzó a quitarse la chaqueta lentamente y desabrochó los botones de su camisa y su cinturón, todo mientras mantenía su mirada fija en Ana, captando cada pequeña expresión en su rostro.

Cuando se inclinó sobre ella y la besó cerca del oído, murmuró con voz ronca y poco clara:

—¿Sientes algo ahora?

Se esforzaba por no lastimarla, conteniéndose constantemente.

Ana respondió a sus besos y relajó su cuerpo, una clara invitación…

Mario continuó besándola, su respiración pesada demostraba su gran autocontrol.

Miraba fijamente a su esposa, cuyo rostro delicado y pálido mostrab
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