Capítulo 561
Fuera, la lluvia no cesaba.

Dentro de la pequeña habitación, la cama de muelles chirriaba sin descanso, acompañada por los suspiros del hombre y los susurros seductores de la mujer… lo cual provocaba sonrojos y latidos acelerados al escucharlo.

Cuando la pasión alcanzaba su punto máximo, Ana acariciaba suavemente el apuesto rostro del hombre.

Sabía que un hombre como Mario, con su estatus, no la engañaría de manera deshonesta; la información que le proporcionó era genuina. Su estado civil estaba en blanco, no tenía esposo.

Sin embargo, seguía teniendo sus dudas.

Mientras Mario seguía adelante sin descanso, ella lo abrazaba por el cuello para detenerlo. Su voz, leve y ligeramente vacilante, decía:

—Yo… tengo estrías en el abdomen.

Ella seguía preocupada.

En ese momento, Mario estaba tan caliente que no podía detenerse, pero tenía que considerar los sentimientos de ella. Así que acariciaba suavemente su rostro y con voz temblorosa decía:

—¿Puedo ver?

Ana asentía con la cabeza, pero cuand
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