Capítulo 497
Mario se molestó un poco por sus palabras y murmuró con desdén:

—Siempre estoy disponible.

Ana se puso el abrigo y salió del auto.

Apoyando la mano en la puerta, miró el perfil apuesto de Mario y dijo en tono burlón:

—¡Eso es una enfermedad! ¡Deberías tratarla a tiempo!

Terminado eso, llamó al chofer por teléfono.

Durante todo el proceso, no dejó de mirar a Mario, y él no arrancó el auto.

Solo estaba bromeando, pero respetaba su voluntad. Cuando el chofer se acercó, se apartó y le dijo a Ana desde afuera:

—¡Señora Lewis, feliz año nuevo!

Ana lo miró de reojo y se fue.

Pero cuando se dio la vuelta, una pequeña parte suave en su corazón se derrumbó en silencio…

Al entrar, Carmen le preguntó:

—¿Has enviado al chofer?

Ana recordó lo que acababa de suceder y se sintió un poco culpable, solo asintió con la cabeza en silencio.

Carmen también era una mujer experimentada y entendió de inmediato. Se rió y dijo:

—Las mujeres fuertes también tienen sus debilidades.

Mario regresó a casa, ya eran
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