Capítulo 445
El rostro de Dulcinea palideció.

Inclinó la cabeza y, con sus dedos delicados, acarició suavemente su vientre. No podía creer que realmente llevara un niño dentro. Su esposo le había preguntado… le había preguntado de quién era el niño.

¿De quién más podría ser?

¿Leandro?

Durante los últimos dos años, Dulcinea había estado perdidamente enamorada de él, casi como si estuviera embrujada. Sin embargo, después de ver una foto de Leandro besando a otra mujer, se dio cuenta de que él no la amaba.

No era tonta; había investigado en secreto.

El secretario de su hermano Alberto había sido evasivo y solo le advirtió que se alejara de Luis, diciéndole que no era buena persona y que tenía problemas con Alberto. A pesar de las advertencias, no solo se había involucrado con Luis, sino que también se había casado con él hacía un año.

Dulcinea no ofreció ninguna explicación.

Se encogió, abrazando su cuerpo delgado como si intentara proteger al pequeño ser dentro de ella y murmuró a Luis:

—¿Quieres a
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