Capítulo 396
Con el tiempo, ella lo olvidaría.

Mario apretó los puños e intentó sentarse por última vez, pero no tenía fuerzas. Yacía inmóvil en la cama, como un inválido.

Respiraba con dificultad y sus ojos se llenaron de lágrimas…

Lo siento, Ana, ¡lo siento mucho!

*

Un mes después, en la Villa Bosque Dorado.

Ana no había vuelto a empacar sus cosas; estaba demasiado ocupada cuidando de Emma, a veces incluso tenía que llevarla al hospital para revisiones.

Frecuentemente, pasaba por la puerta de la habitación de Mario. No sabía que, mientras le guardaba rencor, Mario yacía inmóvil en su cama, incapaz de cuidarse por sí mismo.

El tiempo volaba.

Emma comenzaba a recuperarse lentamente. Extrañaba mucho a Mario y siempre preguntaba por qué su papá no venía a visitarla. Ana, intentando consolarla, solía llamar a Mario en su nombre.

Pero Ana nunca estaba cerca para oír su voz; eso de alguna manera la reconfortaba, le ayudaba a intentar olvidar esos días, olvidar que aún sentía algo por Mario.

Con el paso
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