Capítulo 359
Le debía tanto a esa pequeña. El humo le ahogaba, y una lágrima emergió en sus ojos. No se atrevía a imaginar qué sería de ellos si Emma no superaba esta prueba, qué futuro les esperaría a Emma, a Ana…

Ya no aspiraba al perdón de Ana. Solo anhelaba su felicidad y seguridad…

Al amanecer, Mario buscó consuelo en la iglesia de Santa María de los Ángeles. En aquel recinto, envuelto en la tranquilidad de las montañas, se respiraba una atmósfera de serenidad y pureza. Aunque ajeno a la fe en deidades, se postró ante la efigie de Jesús durante horas, rogando por un amuleto protector para Emma.

Descendiendo la montaña, Mario se topó con un sacerdote que, inmerso en sus lecturas sagradas, lo miró con severidad y pronunció:

—Por más ofrendas que presentes, jamás limpiarás tus pecados. Solo a través del sacrificio, sangre por sangre, una vida a cambio de otra.

Mientras se alejaba, el sacerdote murmuró con desdén:

—La lealtad escasea en los hombres de nuestro tiempo. ¿Quién sacrificaría su existen
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo