Capítulo 230
María solo quería tener a alguien querido a su lado.

Finalmente, María pudo hablar, aunque con una voz fracturada y débil: —Ana, ¿por qué es todo tan difícil para mí? ¿Por qué me tratan así? ¿Por qué ni siquiera puedo tener mis pequeños deseos cumplidos? Amaba tanto a este niño, incluso ya había pensado en su nombre... Florencia Ortega. Quería que fuera feliz, que sonriera desde su nacimiento, que tuviera buena suerte toda su vida.

Su voz se fue apagando hasta quedar en un susurro, mientras más sangre fluía de su cuerpo, manchando todo a su alrededor.

Ana la abrazaba, temblando y con la voz quebrada.

—¡Tonterías! ¡Tonterías! Te llevaré al hospital. María, mantente fuerte, te llevaré al hospital, todo se pondrá bien. ¿Me oyes? ¡La ambulancia... la ambulancia...!

El estacionamiento subterráneo resonaba con los gritos desgarradores de Ana.

De repente, los carteles publicitarios alrededor cambiaron, mostrando fotos de la boda de Pablo y Camila.

Era el 2 del mes, el día de la boda de P
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