Capítulo 235
Ana tenía muy claro en su corazón lo que Mario quería discutir al llamarla en ese momento.

No deseaba que Carmen se enterara de nada.

Por eso, se escabulló de Carmen y salió a contestar la llamada.

Al final del pasillo, el frío de la noche no podía ser detenido por el cristal cerrado de la ventana.

El viento soplaba a través de las rendijas, golpeando su rostro con un dolor punzante...

Sin embargo, todo eso era menos doloroso que lo que Mario estaba a punto de discutir con ella.

Desde el teléfono, Mario habló en voz baja: —Deberías haber adivinado cuál será el próximo movimiento de la familia Morales. ¡Ana, ahora solo yo puedo ayudarte! María solo estará a salvo si se convierte en miembro de la familia Lewis, así el señor Morales no se atreverá a acosarla más.

Ana, con una voz entumecida, le preguntó: —¿Entonces, puedo pedirte que la ayudes?

Mario guardó silencio por un momento, su voz sonaba aún más grave: —Ya te dije, no estoy aquí para hacer caridad. Ana, sabes bien que si no
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