Capítulo 152
Al regresar a la ciudad B, Ana condujo directamente desde el aeropuerto hasta el cementerio. El viento frío del inicio del invierno soplaba fuerte.

Vestida con un abrigo negro, llevaba en sus manos un ramo de margaritas, las flores favoritas de su madre. Se mantuvo de pie en medio del frío, mirando la lápida con la sonrisa de su madre grabada en ella.

Su madre había fallecido en un accidente de coche.

Ana recordaba su dulzura y afecto, y el amor que compartía con su padre.

Por las tardes, en la Residencia Torres, el sonido de un coche anunciaba la llegada del padre. Su madre la llevaba en brazos a recibirlo. El padre siempre besaba primero a la madre y luego tomaba a Ana en brazos: —¿Extrañaste a papá, Ana?

—¡Sí, extrañé a papá!

—¿Quieres ir a recoger a tu hermano de la escuela conmigo?

—¡Sí! Así dejamos a mamá pintar tranquila.

Ana, aún niña, se sentaba en el coche negro, mirando a través de la ventana trasera a su madre, que se quedaba de pie en el jardín con un chal sobre los ho
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