Capítulo 157
Ana negó con la cabeza y respondió: —No es nada, solo me siento un poco mareada.

Tomó el abrigo que le ofrecía Víctor y añadió: —Me voy a casa.

Víctor asintió y metió las manos en los bolsillos de su chaqueta, sugiriendo: —Te llevo a casa.

Pero Ana, consciente de que Víctor tenía otros compromisos y sabiendo que ambos habían bebido, declinó: —Tú también has bebido, ambos necesitamos tomar un taxi. Estoy bien, lo de los patrocinios...

Víctor le sonrió y la consoló: —No te preocupes, ahí estoy yo, y el maestro Zavala se encargará de eso. Si de verdad estás bien, voy a volver adentro, aún tengo algunos otros compromisos.

Víctor había mantenido su dignidad, no contactando a Mario desde que Cecilia renunció a su sueño musical.

Ana agradeció interiormente a Víctor, se puso el abrigo y se despidió de él.

Al llegar a la planta baja, Ana se encontró con la hora punta para taxis y tuvo que esperar casi media hora. Cuando finalmente subió a uno, su rostro estaba pálido por el frío.

En el estacio
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