Capítulo 131
Ana le propinó una bofetada a Mario en el rostro.

Mario se detuvo y, bajando la mirada, observó a Ana.

Ella, jadeante, con su pijama de seda deslizándose por sus hombros y dejando al descubierto no solo estos sino también parte de su busto, emanaba una belleza pálida, delicada y frágil.

—¿Así que ahora aprendiste a golpearme? — preguntó Mario, con una voz suave y apaciguadora. Sujetó la mano de Ana, presionándola firmemente contra la almohada blanca... pero no hizo más.

El rostro de Ana estaba enrojecido. Levantó la vista hacia Mario, su voz temblorosa: —Mario, ¿ahora me vas a obligar a hacer el amor? Si no es así, ¡déjame ir!

Pero Mario no la soltó.

Observó su vulnerabilidad y, después de un largo momento, con voz ronca, dijo: —Cuando dije que empezaríamos una nueva vida, lo decía en serio.

Ana desvió la mirada.

Su cara se hundió profundamente en la almohada, murmurando: —Entre nosotros no habrá hijos, ni otro tipo de amor. Mario... ¡nuestro matrimonio ha terminado!

Tras decir est
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