Capítulo 126
Ana negó con la cabeza, mirando las puertas cerradas del ascensor y dijo suavemente: —He perdido mi matrimonio, pero no puedo perder también mi carrera. Estoy bien, Víctor... ¡vamos!

La cena privada de esa noche fue sorprendentemente exitosa.

Ana interpretó una famosa pieza de violín frente a los maestros de la industria, y rápidamente se convirtió en la nueva estrella más prometedora de la música clásica.

El maestro Zavala estaba encantado, presentándola a muchas personas influyentes.

Durante el evento, Ana bebió bastante vino tinto.

En el camino de regreso, empezó a sentirse mal.

El chofer la llevó a casa y avisó a las sirvientas que la señora no se sentía bien y que debían cuidarla apropiadamente.

Las sirvientas atendieron bien a Ana.

Pero en el segundo piso, descubrieron que Ana había colapsado en el sofá, con sudor en la frente y agarrándose el vientre.

Una de ellas, asustada, trató de despertar a Ana, preguntando con urgencia: —Señora, ¿dónde le duele? ¿Deberíamos llamar al
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