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UN JEFE CELOSO Al medio día, April fue a la cafetería de la empresa. Tan pronto como se sentó, una rosa apareció frente a ella, quiso girarse y ver, pero la rosa seguía sus movimientos. Justo cuando estaba a punto de ponerse de pie, alguien le agarro la muñeca y le puso la rosa en la mano. ―Es solo una flor para ti, ¿Por qué la rechazas? April levanto la mirada y se encontró con la cara sonriente de Owens, quiso retirar la mano, pero él no se lo permitió. Todos los empleados de la empresa comenzaron a murmurar a sus espaldas y April únicamente quería escapar de allí. Podía imaginar la ola de chismes. Sin embargo, Owens no planeaba darse por vencido, la miro con una sonrisa y le pregunto. ―¿Cuándo aceptarás cenar conmigo? April dejo la rosa sobre la mesa y le dio una mirada de complicación, a pesar de que no quería hacer alarde de su relación con Marcelo, considero que Owens necesitaba saberlo. ―Lo lamento, yo… ―apretó los labios ―… yo no puedo aceptar tu invitación. ―¿Por qué?
UN JEFE CELOSO (II) ―Yo… no puedo divorciarme. ―¿Por qué acabas de decir que no lo amas? ―Sí, pero hay un contrato de por medio ―ella murmuró por lo bajo ―Hay cláusulas que debo cumplir. Además, ya Marcelo pago los gastos de mi abuela y el banco, se lo debo. Owen se dio la vuelta y maldijo por lo bajo y sus ojos se llenaron de un brillo feroz. «Tenías que asegurarte de que ella no te dejara, ¿verdad? ¡Eres muy inteligente Marcelo, muy, muy inteligente!» Volvió a mirar a April con calma y tomo asiento delante de ella. ―¿Estás segura? Conozco un buen abogado, de todas maneras… ―Él no me obligo, si es lo que piensas. Yo, firme porque quise, acepté el trato, eso es todo. No debes preocuparte por mí, no voy a enamorarme de él, fue la primera cláusula que puso. Así que… ―Es natural que lo haga, él y Layton han tenido una relación demasiado tiempo. ―¿Cómo lo sabes? Y, ¿no se supone que son amigos? ¿Por qué lo estás echando de cabeza? ―April pregunto con cautela. Owens sonrió y to
UN JEFE CELOSO (III) Los ojos de Vivían se llenaron de tristeza y sus labios temblaron por el dolor que la estaba destruyendo por dentro. Camino unos pasos y se detuvo delante de él. ―Sabes que eso nunca me ha importado Marcelo, lo único que quiero eres tú, no de dónde vienes. Él se conmovió por sus palabras y por un momento, deseo con todo su corazón poder corresponderle. Deseo poder corresponder a todas esas mujeres que de alguna forma u otra lo habían amado, pero no podía, su cuerpo no soportaría estar cerca de una mujer, la única que había podido acercársele, era April. ―Vivían… ―Marcelo suspiro y se apretó el puente de la nariz con cansancio ―Creo que deberías irte, no conoces Chicago y no es bueno que estés tomando taxis sola. Ella se secó las lágrimas y asintió. ―Veo que mis sentimientos no son nada para ti, ¿verdad? Vivían, era la hija menor de su tío Ovidio, quien nunca lo había soportado y siempre lo había considerado un extraño. Con los rumores de que era gay y todas
UN MARIDO CELOSO ―Gracias por traerlo aquí ―April dijo con timidez. Después de que el gatito fuera revisado y tratado, el médico veterinario se ofreció a conseguirle un hogar, eso la tranquilizo y se marchó en paz. ―No te preocupes, aunque… ―Owens tomo una de sus manos y la acaricio tiernamente ―Creo que me merezco una segunda cena. ―¡¿Qué?! No… no, no creo que … ―April. ―el alzo su barbilla e hizo que lo mirara, por un momento se perdió en el azul de sus ojos ―¿Estás enamorada de Marcelo? Su pregunta la puso nerviosa y abrió y cerro los labios sin saber qué decir. ¿Por qué le había hecho la pregunta de nuevo? ―Ya te dije que… que no. Él y yo… ―Entonces, no hay problema que salgas conmigo. Él es gay y no es como si se pusiera celoso. Ella recordó lo que Marcelo le había dicho el día que firmó el contrato. «Puedes tener los amantes que quieras, solo sé discreta y no dañes mi reputación» ―Sí, pero… aun así, soy su esposa, Owens. Yo no podría tener una relación contigo, estand
EL CUMPLEAÑOS DE LA ABUELA. Al día siguiente, ninguno de los dos fue a la empresa, cuando April estaba preparándose, Marcelo ya estaba vestido con ropa informal, llevaba jeans y camiseta, que para su mala suerte resaltaba sus trabajados brazos y su definido abdomen. Ella se perdió en sus propias fantasías y recobro el sentido cuando él se aclaró la garganta. ―¿Estás lista? ―Sí, pero ¿A dónde vamos? ―ella no podía quitarle los ojos de encima y esto emociono secretamente a Marcelo. ―¿Me veo bien? Ella entendió de que estaba siendo demasiado evidente y bajo la cabeza avergonzada. ―Responde ―insistió él ―¿Te gusta lo que ves? ―Sí, se ve… bien. ―Genial ―sonrió y agarro las llaves del auto ―Pasaremos el día juntos, hoy es la fiesta de cumpleaños de mi abuela y es la oportunidad perfecta para que conozcas a mi familia. ―¿Hoy? ―ella se puso nerviosa, aunque en el contrato decía que era parte del acuerdo, no olvidaba la clara advertencia de Vivían el día anterior. ―Sí, pero no te p
NO ERES UN MANCINIApril aspiro profundo y se preguntó si él estaría satisfecho con ella, o al menos le importaría. Por un momento le divirtió las palabras de la mujer, si supiera la verdadera inclinación de Marcelo, seguramente no se hubiera esforzado tanto.Él estaba leyendo una revista cuando escucho los pasos y levanto la cabeza. Su corazón se detuvo por un segundo y sus ojos no podían apartarse de la chica que estaba delante de él. Si la primera vez lo había dejado sin palabras, esta vez, lo dejo sin cordura. Era la mujer más hermosa que había visto en toda su vida. Y él había visto muchas, pero ninguna lo trastoco como lo estaba haciendo April en ese momento.―Te lo dije ―susurro la mujer detrás de April con una sonrisa. Y ella sonrió levemente, mientras su corazón latía emocionado, por alguna razón quería gustarle.Marcelo siguió mirándola y se puso de pie lentamente, camino hacia ella y se detuvo.―¿Verdad que está impactante? ―pregunto Malena.―Sí, esta noche tendré que vigila
NO ERES UN MANCINI (II)La abuela se apartó de su nieto y le dio una mirada desaprobatoria a su hijo.―Ovidio, espero no me arruines la fiesta.―Únicamente estoy diciendo la verdad, madre. ―su mirada hostil se clavó en Marcelo ―Él no es parte de esta familia.―Tienes razón, tío ―Marcelo dio un paso adelante y se detuvo frente a él ―Pero te guste o no, llevo el apellido Mancini, lo cual me hace parte de esta familia.Los labios de Ovidio se apretaron en una fina línea y sus manos se volvieron puños.―No sé qué demonios pensaba mi hermano cuando te adopto, pero maldigo el día en que lo hizo. No has hecho más que darnos vergüenza, Marcelo. Tú un …―¡Suficiente! ―la anciana golpeo el suelo con su bastón, camino hacia su hijo y sin previo aviso lo abofeteo ―No tienes ningún derecho a humillar a Marcelo. Te gusté o no es mi nieto, lo vi crecer y lo amo.El hombre tuvo que tragarse su insatisfacción, luego miro a April quien se mantuvo en silencio y soltó una risita burlona.―Veo que te casas
ELLA ME GUSTA.―¿Owens? Tú… ¿Qué haces aquí?El hombre caminó con una sonrisa y las manos en los bolsillos, a su paso la mayoría no podía quitarle los ojos de encima.―Soy amigo de la familia, la abuela me invito.―Oh, es cierto. Olvide que eres amigo de Marcelo, qué tonta ―April bajo la cabeza avergonzada, pero Owens saco su mano y sostuvo su barbilla con suavidad.―¿Qué te he dicho sobre llamarte tonta? ―su y su toque eran demasiado suaves e íntimos a ojos de todos. April fue consciente de esto y se apartó.―Creo que no deberías hacer eso ―susurro.―Sí, entiendo, no hay que avergonzar al gran Marcelo Mancini.―No, es que… ―ella suspiró ―No quiero causar una mala impresión, falsa o no, soy su esposa.―Está bien, lo entiendo. ―volvió a meter las manos en los bolsillos y luego le dio una mirada aprobatoria ―¿Ya te dije que te ves hermosa? Incluso un hombre como Marcelo babearía por ti y lo digo en serio.Su cumplido la sonrojo.―Gracias.[…]Mientras tanto en el estudio…―¿Así qué te ca