SOMOS UN MATRIMONIO REAL. ―¿Cómo estás? ―April tomo asiento delante de Owens. ―Te pedí un capuchino, ¿es tu favorito, ¿verdad? Ella sonrió un poco incómoda y asintió. ―Disculpa la tardanza, ya sabes cómo es el tráfico. ―No te preocupes ―Owens le dio una sonrisa dulce ―Sabes que esperaré por ti el tiempo que haga falta. April bajo la cabeza cuando lo escucho decirle eso. No sabía cómo empezar, después de todo no quería romperle el corazón. Pero luego, se dijo que no era su culpa, ella nunca le había dado esperanzas y que, además, tenía derecho a decidir con quien ser feliz. Respiro hondo y lo miro. ―Owens… ―No te preocupes ―la interrumpió y estiro su mano sobre la mesa para tomar las de ella ―No estoy molesto por lo que paso en Miami. No es tu culpa, fue mía por no saber controlar y esconder mis sentimientos. April frunció las cejas y aparto la mano lentamente. ―¿Qué… que quieres decir? ―Sé que querías verme y yo lo arruiné todo ―dijo con una sonrisa ―Debí ser más cauteloso
CELOS. Marcelo ya hace rato que había llegado a casa, se sorprendió cuando entró y no vio a April en el departamento. Cuando no la llamó, supuso que había tomado un taxi a casa, hoy había tenido un día agitado, su videoconferencia había durado más de lo previsto y no pudo llamarla para saber de ella. Se quitó la chaqueta y fue por un vaso de agua, acababa de servirlo cuando su celular sonó, creyó que se trataba de April, pero vio que era un correo electrónico. Tenía un remitente desconocido, sin embargo, lo abrió. Pero cuando vio lo que era, su mandíbula se apretó y sus sienes palpitaban. Dejó el vaso y camino hacia la sala, mientras lo hacía pasó una a una las fotografías, en ella se veía a Owens y a April juntos, pero solo una captó su atención. Era donde él la tenía en sus brazos, rodeándola, y ella se lo permitió. La furia se apoderó de él y salió del correo para llamarla inmediatamente. Estaba a punto de marcar su contacto, cuando la puerta se abrió. Canceló la llamada y tiró
VIAJE INESPERADO. Dos semanas después… ―¿Es necesario? ―Marcelo miró a su asistente con ojos asesinos. ―Lo lamento, señor. Pero esta reunión ya estaba agregada en su agenda.El hombre bajó la cabeza asustado por su jefe, no era un secreto, que era cascarrabias y que nadie duraba más de un mes en el puesto. ―Bien, no tengo otra opción. Compra dos boletos de viaje. Uno para mi esposa y otro para mí. Organiza donde nos quedaremos y, además, averigua qué día está abierta la biblioteca nacional, a mi mujer le gustan los libros de romance histórico. El asistente asintió y se marchó enseguida. Marcelo se dejó caer en la silla de muy mal humor. Había olvidado la conferencia que tendría que dar en Londres, a decir verdad, no quería ir, pero, si April iba con él, todo sería diferente, y además podrían tener unas pequeñas vacaciones. Lo que no imaginó es que media horas después, estaría a punto de jalarse de los cabellos por su díscola esposa. ―Cariño, no puedo. ―dijo April por tercera v
LA ESPOSA DEL JEFE, ES UNA LADRONA. Después de despedir a Marcelo, April regresó al día siguiente a la oficina, reescribió algunos formularios de aprobación y se los envió a la oficina del director financiero. Antes de ir por un café, April fue al baño y estaba a punto de salir cuando escuchó a dos personas hablando, una de ellas parecía la voz de la secretaria del director financiero. ―No sé mucho, pero según el jefe, esa mujer recibió dinero. April frunció el ceño y siguió escuchando. ―¿Qué necesidad podía tener? ―dijo la otra persona ―Aunque no me sorprende, siendo quien es aún no sé qué le vio y por qué el presidente se casó con ella. Cuando escuchó esto último, los ojos de April se abrieron sorprendidos. «¿Están hablando de mí? ¡¿De dónde recibí dinero?!» ―En todo caso, solo es una muerta de hambre que no puede dejar de ser lo que es. Lo que no sabe, es que con esto ¡hizo que nuestro presidente perdiera la cara! Quiero ver cómo se lo va a tomar el jefe cuando regrese, vaya n
LA ESPOSA DEL JEFE ES UNA LADRONA (II)―¿A dónde creen que llevan a mi esposa?La voz enojada de Marcelo resonó en todo el pasillo. Los hombres del departamento de seguridad soltaron April y miraron llenos de miedo al jefe inmediato.―Señor… solo estamos haciendo nuestro trabajo. Actuamos de acuerdo con las reglas y regulaciones. Alguien denunció a la señorita Jones.Marcelo caminó hacia su esposa y le agarró la muñeca.―Vamos a casa.Pero, April inconscientemente se sacudió la mano y se retiró.―No, voy a quedarme, aceptaré la investigación. Quiero saber quién está detrás de todo esto.―¿Investigación? ―Marcelo la miro enojado ―¿No crees que ya has hecho el ridículo suficiente?Las palabras de Marcelo la enojaron y retrocedió un poco más.―¿Me estás llamando ridícula?―April… vayamos a casa, lo hablaremos en privado. ―Marcelo se apretó el puente de la nariz. De hecho, estaba agotado, había tomado el primer vuelo de vuelta, tan pronto se enteró de la situación. Pero lo más gracioso de
ELLA ESTÁ MUERTA. ―Afortunadamente, la señora Mancini está bien. ―dijo el médico al salir de la habitación ―Le coloque un sedante para que descanse. Sin embargo, dada su condición, debe evitar emociones fuertes. Marcelo y Ovidio asintieron. Mientras que April y Vivían esperaban en las sillas del pasillo. ―¿Te das cuenta de lo que has hecho? ―Vivían, gruño, con hostilidad ―Todo esto es tu culpa. Si no fuera por ti y tus problemas, la abuela no estaría así en estos momentos. April que ya se sentía bastante culpable, se sintió peor. De repente, todo el mundo la hacía responsable de sus desgracias. Pero eso no quería decir que iba a permitirle a Vivían que la atacara. ―Todo tu mal humor es por Marcelo, ¿verdad? Te estás consumiendo por el hecho de que él y yo estamos casados. ―afirmo dándole una mirada seria ―No te das cuenta de que es tu primo. ―No de sangre y sobre lo otro, estás equivocada. No es cualquiera la que me pone celosa. April resolplo divertida. ―¿No? Entonces lo que h
EL PAÍS DEL AMOR.La playa estaba realmente animada, April se había puesto un bonito traje de baño color negro, llevaba gafas oscuras y su cabello estaba recogido en una coleta. Marcelo nada más llevaba sus pantalones de playa y unos lentes estilo aviador. Su pecho fuerte y dorado estaba a la vista de todos, pero April sabía que solo ella podía tocarlo.Se sintió victoriosa por eso.―¿Ya está listo el yate? ―pregunto mientras caminaban sobre un pequeño puente.―Sí. Ya podemos irnos.―¿A dónde iremos?―Quiero llevarte a esa pequeña isla ―Marcelo señalo una isla no muy lejos.―¿Tienes alguna obsesión con las islas? ―ella preguntó divertida ―En Miami también me llevaste a una.―Bueno… señora Mancini ―él se detuvo y sus manos acariciaron sus nalgas ―Quizás estoy tratando de que este sea un viaje romántico.―Pero, cielo. Esa isla…―No te preocupes, es una isla turística. ―dijo y continúo caminando ―Por desgracia.Los dos subieron al imponente yate y el capitán que había contratado lo puso
INVITACIÓN A LA EXPOSICIÓN DE ARTE.Esa mañana Marcelo recibió la invitación a una exposición de arte, lo que los obligó a quedarse un día más en el país. April estaba emocionada por la oportunidad de retrasar el viaje, sinceramente no tenía ganas de ver a su hermano. Quizás podría estar siendo egoísta, pero Garret lo había sido con ella durante mucho tiempo.―¿Ya estás lista, cariño? ―Marcelo le preguntó a April mientras le entregaba la pajarita.Ella la acomodó en su cuello y le dio una sonrisa.―Sí. Estoy muy emocionada, nunca he estado en una galería de arte tan prestigiosa. Por cierto, ¿de quién fue la invitación?―Me llamo Henry Cameron, es un importante socio de la empresa. Sin embargo, la sede principal de su empresa se encuentra aquí en París, y la galería de arte es de su hija, Kelly.En ese momento Marcelo se preocupó un poco por la hija de su socio, no era un secreto que Kelly siempre se había interesado en él y que aprovecharía la primera oportunidad para coquetearle.Apr