El proximo capitulo es... ¡Fuego! Ya sabremos que tal funciona Marcelo con las mujeres. ¡Besos!
NOCHE PARA DOS. La luna brillaba en todo su esplendor mientras, Marcelo y April esperaban las bebidas. A último minuto, él había cambiado de opinión, a pesar de que Layton lo había hecho con las mejores intenciones, de verdad quería tener una cena romántica con su esposa y bueno, también una noche de pasión. April por su parte, estaba maravillada, que iba a imaginar ella que Marcelo la traería a un yate privado, prepararía una cena con velas y que tendrías al mar como acompañante. Era demasiado para alguien que solo buscaba quedar como el marido ideal. ―¿Te gusta? ―le pregunto sacándola de sus pensamientos. ―¡Oh, sí! Todo… es… romántico ―ella balbuceó un poco nerviosa y para colmo se puso más nerviosa cuando él la miró como si fuera todo su mundo. ―Te ves muy hermosa esta noche ―dijo con voz suave. April sonrió tímidamente y bajo la mirada. ―Gracias… tú también estás muy guapo. El camarero llegó a la mesa y les presento el menú. Marcelo eligió los platos para ambos. Mientras es
NOCHE PARA DOS (II)Antes de que ella pudiera reaccionar, Marcelo la llevaba en sus brazos y caminaba hacia el dormitorio. Cuando llegó la dejó en la enorme cama y comenzó a desabrochar su camisa, mientras se inclinaba para besarla. Beso suavemente sus labios, su frente, sus cejas, mejillas y luego se movió dulcemente hasta morder el lóbulo de su oreja.April estaba nerviosa y no podía moverse, así que tartamudeo.―Marce… Marcelo… ¿No crees que… vamos muy rápido?Él levantó la cabeza para revelar su mirada ardiente, y respondió con encanto y una leve sonrisa.―¿Rápido? Hemos estado casados por más de un mes y hasta hoy no hemos consumado nuestro matrimonio, cielo ―dijo mientras se quitaba por completo la camisa y revelaba su fuerte pecho, hecho para pecar, luego se inclinó para continuar besándola.Su cálido aliento bailaba en la suave piel de April y como resultado, su corazón latía cada vez más fuerte y su respiración se volvió más caótica.Ella estaba muy nerviosa, no sabía dónde po
UN DULCE DESPERTAR. Al día siguiente, April despertó en los brazos de Marcelo, tenia todo el cuerpo débil y sí, adolorido. «Todo es su culpa, anoche…» Cuando recordó la noche anterior, su cara se sonrojó sin que pudiera evitarlo, pero su corazón latía como si hubiera ganado un boleto de lotería. Marcelo era mucho más que un premio, significaba su felicidad, y ella no podía creer que todo esto estuviera sucediendo. Miró a su esposo que aún parecía dormido, tenía los labios curvos como en una especie de sonrisa y ella adivinó porque, el hombre parecía haberse desatado, se convirtió en un animal insaciable. Se levantó lentamente con temor a despertarlo. Tomó su camisa que estaba en el suelo y se la puso, y cuando se dio la vuelta se encontró con Marcelo sonriéndole. Por un momento, perdió el habla, le sonrió y dijo. ―Bu… buenos días… El hombre se irguió y la sábana se deslizó descubriendo su escultura pecho, April trago un poco y trato de no mirar allí, por alguna razón, su cosa nu
UNA PEQUEÑA LUNA DE MIEL NEW YORK ―¿Por qué me da esta información? ―Garret miró a la persona frente a él con curiosidad ―¿Qué pretende que haga? Los ojos de la otra persona se entrecerraron, sonrió a medias y bebió su café. ―Te gusta el dinero, ¿verdad? Garret apretó los labios y ahora más que nunca esta persona le pareció peligrosa. ―¿Por qué no va el grano? En pocas palabras, ¿me está pidiendo que destruya el matrimonio de mi hermana? ―Sí. ―dijo tranquilamente ―Hazlo y obtendrás mucho dinero. Garret lo pensó por un momento. Cuando esta persona lo llamó y lo citó aquí diciéndole que tenía información sobre April, creyó que quizás había tenido un accidente, pero para su buena suerte, le habían dado un pase a su futuro. Sin embargo, se quedó de piedra cuando vio quién era el marido de su hermana. «Marcelo Mancini» repitió el nombre en su cabeza y de repente un claro recuerdo se apoderó de su mente. Recordó al chico que era su compañero de cuarto, cabello oscuro y ojos café.
PREPARANDO UN PLAN CHICAGO. La abuela de April abrió los ojos con sorpresa cuando vio a la persona frente a ella, bajó con cuidado de la cama y caminó lentamente. Sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas, puesto que era alguien demasiado importante y querido para ella. Extendió su mano y acunó el rostro del chico que era exactamente igual a su nieta. ―¡Garret! ¡Estás aquí! El hombre sonrió y se acercó para abrazar a su abuela. ―Sí, abuela, finalmente estoy en casa. La anciana sollozó de felicidad, para nadie era un secreto que Garret siempre había sido su preferido. ―Oh, cariño… te he extrañado tanto… ―la anciana miró a su amado nieto con amor, sonrió y tomó su mano y lo guió hacia el gran sillón en su lujosa habitación. ―Siéntate, debes estar cansado. Garret se dejó llevar y obedeció a su abuela, siempre con una sonrisa de niño bueno. ―No te preocupes, abuela. Estoy bien y además, feliz de verte, también te extrañaba mucho. ―Lo sé, lo sé… ―la mujer se sentó junto a él y l
EL AMOR ESTÁ EN EL AIRE. ―¿De verdad vamos a subir allí? ―April miro el aparato que no tenía ni siquiera un motor y su estómago se tensó ―Cielo, te amo… pero, no creo que lo suficiente como para morir. Marcelo entrecerró los ojos y camino hacia ella, rodeo su cintura y la atrajo a su cuerpo para robarle un beso. ―Entonces su amor por mi señora Mancini no es verdadero ―dijo con expresión agraviada ―Se supone que estaremos juntos hasta la muerte y tú huyes a la primera. Marcelo y April estaban en un campo abierto. Él había preparado una sorpresa especial antes de volver a Chicago. ―Pero eso no tiene motor ―se quejó mirando el planeador. ―Nos llevará aquel ―Marcelo señalo la avioneta y al piloto que esperaba por ellos ―Además, tu marido sabe manejarlo. ―le dio un pico en los labios y la llevo hasta el planeador para ayudarla a subir. ―No tengas miedo, yo cuido de ti. Con una sonrisa en su rostro, Marcelo ayudo a April a abrocharse el cinturón de seguridad, mientras le explicaba br
DE VUELTA A CHICAGO. Después de un fin de semana en Miami, April y Marcelo regresaron a Chicago, tomaron un vuelo temprano en la mañana y le prometieron a la abuela que sacarían tiempo para cenar con ella. Los dos regresaron a sus compromisos laborales, y hoy April tenía pautado un almuerzo con un cliente importante. ―¿Quieres que te acompañe? ―pregunto Marcelo negándose a dejarla ir. ―Voy a estar bien, Roger prometió enviarme con su chofer si hace un poco tarde. ―¿Roger? ―pregunto Marcelo frunciendo las cejas. ―Sí, Roger Chapman. El cliente del que te había hablado, ¿Por qué? ¿Qué pasa? ―¿Qué edad tiene? ―¿Ah? ―April estaba desconcertada ―¿Por qué te interesa su edad? ―Quiero saber si es joven y guapo. Ella abrió los ojos y parpadeo sin poder creerlo. ―Es una broma, ¿verdad? Pero la cara seria de su marido le dijo que no. April se levantó de su regazo y se llevó las manos a las caderas, mirándolo desaprobatoriamente. ―¿Estás celoso? El hombre torció los labios, la miro
SOMOS UN MATRIMONIO REAL. ―¿Cómo estás? ―April tomo asiento delante de Owens. ―Te pedí un capuchino, ¿es tu favorito, ¿verdad? Ella sonrió un poco incómoda y asintió. ―Disculpa la tardanza, ya sabes cómo es el tráfico. ―No te preocupes ―Owens le dio una sonrisa dulce ―Sabes que esperaré por ti el tiempo que haga falta. April bajo la cabeza cuando lo escucho decirle eso. No sabía cómo empezar, después de todo no quería romperle el corazón. Pero luego, se dijo que no era su culpa, ella nunca le había dado esperanzas y que, además, tenía derecho a decidir con quien ser feliz. Respiro hondo y lo miro. ―Owens… ―No te preocupes ―la interrumpió y estiro su mano sobre la mesa para tomar las de ella ―No estoy molesto por lo que paso en Miami. No es tu culpa, fue mía por no saber controlar y esconder mis sentimientos. April frunció las cejas y aparto la mano lentamente. ―¿Qué… que quieres decir? ―Sé que querías verme y yo lo arruiné todo ―dijo con una sonrisa ―Debí ser más cauteloso