Capítulo325
Aunque Eduardo sentía que Marina le resultaba algo familiar, prefirió no darle más vueltas al asunto. En ese momento, toda su atención estaba centrada en Luna.

Con cierta curiosidad, Eduardo le preguntó a Leticia:

—¿Por qué decidieron ir al banquete esta noche?

Era extraño que su esposa no le hubiera dicho nada. Luna jamás había sido aficionada a ese tipo de eventos sociales.

Leticia, con los ojos rojos de tanto llorar, respondió con una voz cargada de culpa:

—Lo siento mucho, fue por mi insistencia. Yo fui quien convencí a Luna de asistir.

Eduardo percibió el nerviosismo de Leticia, pero en ese momento no quiso recriminarle nada.

—Por suerte, todo salió bien. No te tortures, Leticia. Debes estar agotada. Vete a casa y descansa.

—Quiero quedarme aquí con Luna.

—No te preocupes por eso, yo me quedo con ella. Tú necesitas descansar.

Llamó a Matías para que la acompañara.

—Está bien, yo la llevaré —respondió Matías sin dudarlo.

Matías y Leticia salieron del hospital. Apenas se subieron al
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