Capítulo 33
Diego era alto, su estatura debía rondar los uno ochenta.

Marina, por su parte, medía tan solo uno con setenta.

Ella alzó las manos, poniéndose de puntillas, y sus delicados brazos se colgaron con suavidad alrededor del cuello de Diego.

Diego levantó una ceja, tal vez porque ver a Marina estirándose de esa manera le pareció un poco lastimoso.

Se inclinó un poco, acercándose a ella para facilitarle el gesto. Sus miradas se encontraron, y los profundos ojos de Diego se clavaron justo en los de Marina.

—Señor Diego, ¿quiere ser mi amante?

El aliento de Marina rozó con suavidad a Diego, aunque sus labios no llegaron a tocarlo. Su mirada irradiaba una ternura infinita, y su voz, suave y seductora, lo envolvía.

Diego sonrió.

De repente, la empujó contra la pared, atrapando con fuerza sus muñecas con ambas manos. Marina pudo sentir al instante el frío en la actitud de Diego, y cómo la energía que emanaba de él era intensa, casi abrumadora.

La luz tenue y amarillenta sobre sus
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo