Capítulo 40
Marina estaba fuera de la habitación hablando atenta con el doctor sobre la recuperación de César tras la cirugía.

Adentro, Yolanda no dejaba de mirar fijamente al hombre de cabello blanco que se encontraba en la cama.

César suspiró con resignación; en realidad, no era la primera vez que lo observaban de esa manera:

—Señora Yolanda, ¿le gustaría comer fruta?

Yolanda volvió en sí, respondiendo con cierta vergüenza:

—No, gracias.

Marina terminó de hablar con el doctor sobre el estado de César y apresurada regresó a la habitación, diciendo con entusiasmo:

—Cesarito, el doctor dice que pronto podrás salir del hospital.

César le sonrió con ternura y respondió:

—Gracias, Marina.

Su mirada se posó justo en la mano de Marina, que estaba vendada con una férula. César había visto las noticias; sabía muy bien por qué Marina se había lesionado. Y de inmediato recordó los recientes rumores sobre Camilo y Yadira.

—Señora Yolanda, ¿podría dejarnos solos un momento? Me gustaría hablar un poco con Ma
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