Capítulo 31
Después de contarle absolutamente todo a Juan y los demás, Marina se subió a otro coche junto a Quiles.

—Marina, ¿estás bien?

Quiles había pensado durante todos estos años que Milo estaba enamorado de Marina, pero las cosas que habían pasado recientemente lo hicieron dudar por un momento de su suposición. Quizás siempre había sido Yadira a quien Milo amaba.

—Estoy bien, de verdad. —Marina esbozó una sonrisa sincera—. Si algún día terminan juntos, les deseo lo mejor.

Quiles se dio cuenta de que Marina hablaba en serio, y eso lo alegró muchísimo por ella.

Sonrió con alegría:

—Qué bueno que lo entiendas, hombres hay por todos lados.

Poco después de las siete de la noche, el coche llegó al hotel.

Marina se despidió con agrado de Quiles, le deseó buenas noches y entró a su habitación tras pasar la tarjeta.

Encendió en ese instante la luz y, de repente, vio a un hombre descansando en el sofá, lo que la hizo pegar un salto y cerrar la puerta de inmediato.

Diego abrió sus profundos ojos y con
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