Capítulo 104

—Creo que todo se ha desmadrado. No sé por qué. Pero lo más curioso es que no me importa… Fue una estupidez querer formar parte de todo este tinglado; mi vanidad me pudo. Yo sabía que podía sacar esas oposiciones con facilidad, y lo hice. Necesitaba demostrarme que era capaz. Bien, pues ya me lo he demostrado.

Laura lo escuchaba sin responder. Estaban en el salón, tomando una copa antes de acostarse. Recordó el güisqui que se había tomado la primera vez que había estado allí y se estremeció, anticipando lo que los esperaba. Pero Sergio aún seguía dándole vueltas al dichoso cóctel.

—Déjalo ya —dijo al fin Laura—. Yo creo que le das más importancia de la que tiene. Es cierto que corren rumores, pero no sólo sobre ti. Sabes bien que el cuchicheo está a la orden del día y que también se habla de otros jueces y abogados; olvida tus paranoias, cariño. Yo no he oído a nadie decirte una sola palabra ofensiva, todo lo contrario. Y el juez Robles te ha nombrado en su discurso.

—No son paranoias
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